(2012)
EEUU
Director: Lawrence
Kasdan
Título
original: “Darling Companion”
Sinopsis (Página Oficial):
“¡Por fin solos!” es
la historia de Joseph y Beth, un
cirujano y su mujer que llevan muchos años casados y tienen dos hijas mayores, Grace y Ellie. Un
día de invierno en Denver (Colorado), Beth y Grace
rescatan a un perro callejero de la autopista.
Al poco tiempo, Beth,
quien está lidiando con el síndrome del nido vacío y con un marido absorbido
por su trabajo como cirujano, conecta de una manera muy especial con el perro.
Pero cuando Joseph lo
pierde tras la boda de su hija Grace en
su residencia vacacional en las Montañas Rocosas, se pone en marcha una
búsqueda frenética. Beth, consternada,
recurre a la ayuda de los pocos invitados que quedan y de la misteriosa joven
que cuida la casa. De un modo u otro, todos los miembros de la batida
resultarán afectados por esta aventura, que los conducirá por caminos
inesperados, a veces divertidos, a veces angustiosos, y en ocasiones
profundamente emotivos.
Uno siente simpatía por el perro protagonista: huye
en cuanto tiene la más mínima oportunidad. La vida perruna que llevaba junto a Diane
Keaton y un señor cirujano que pasaba por allí muy de vez
en cuando era, al parecer, un infierno. “¡Por fin solos!”
esconde una terrible historia que se encuentra en los tortuosos conflictos
existenciales de Freeway.
¡Pobre perro! Es rescatado por una familia que le da todo lo que desea en la
vida pero está condenado, como los espectadores, al más absoluto aburrimiento.
Sus dudas sobre si fugarse o asesinar a su familia adoptiva yacen en el
subtexto de su trágica historia. Freeway, una
vez que ve que lo único interesante que había que ver en la familia (Elisabeth
Moss), sale con sus cuatro patas con la lección bien aprendida de
“Prison Break” y la filmografía de Lassie.
Obviamente el mundo se paraliza para la familia que
se encargó de protegerle y encima cuentan con la ayuda de una gitana médium
experta en canes a los que detecta con su tercer ojo. Entiendo que el plural de
“¡Por
fin solos!” (una de las peores traducciones del año y sin nada
que ver con la película de Antonio del Real) se
refiere a Freeway y sus pulgas o puede que el chucho sufra trastornos
caninos de personalidad y hable ladre consigo mismo como Gollum. Mientras
esa terrible historia peluda sucede (mejor solo o compartiendo territorio con
osos, lobos y rednecks malolientes que mal acompañado), por otro lado los
actores intentan creerse sus papeles. Aunque lo que deberían hacer
Diane Keaton y Kevin Kline es replantearse
sus papeles a estas alturas de sus carreras. Nadie se fiaba de Lawrence
Kasdan después “El cazador de sueños” y
ahora con “¡Por fin solos!” le
ladrarán si le ven por la calle. ¡Pobre hombre, qué vida más perra! Si, al menos, hubiera intentado hacer una
versión canina y ‘en cuadrupedia’ de “La aventura” de Michelangelo
Antonioni… Parece como si el director quisiera volver con
algo completamente opuesto a la película que ‘hundió’ su carrera y donde la
única secuencia oscura y trágica se represente de manera onírica y utilizando
la animación. Eso sí, el título correcto de esta soporífera y aburrida película
tendría que ser “Free Freeway”.
[Spoiler] Al
final de la película Freeway
tendría que ladrar y aparecer uno subtítulo desgarrador afín a su terrible
historia: «Mierda, ¡me han encontrado una anciana desde la ventana de un avión
en pleno vuelo! ¡Qué vida más perra!». Espero que seamos muchos los ansiosos
por su segunda parte y que Freeway haga
honor a su nombre. Por favor, no te mueras mientras tanto de aburrimiento.
¡Aguanta!
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