(2012)
EEUU
Director: Julie Anne Robinson
Título original: “One for the Money”
Sinopsis (Página
oficial):
Stephanie Plum
es una orgullosa chica de Jersey a quien no le falta carácter, a pesar de que
lleva seis meses sin trabajo y de que las deudas le han hecho perder hasta su
coche. Necesitada de dinero rápido, Stephanie toma una medida
desesperada: recurrir al indeseable de su primo Vinnie para que le haga
un hueco en su agencia de fianzas. Su nuevo trabajo, de cazarrecompensas,
consistirá en encontrar y llevar ante la justicia a clientes que no comparezcan
en los juicios después de haber sido puestos en libertad bajo fianza. Aunque
nunca ha visto unas esposas de cerca y la única arma que conoce es el spray de
autodefensa, eso no le impide asumir la caza y captura del fugitivo más
escurridizo de la empresa: el ex policía antivicio y sospechoso de asesinato Joe
Morelli (sí, el sexy e irresistible Joe Morelli que la sedujo y la
dejó tirada en el instituto).
Los fans de la serie
de libros de Janet Evanovich están de enhorabuena, aunque no sé si
alguno/a se llevaría las manos a la cabeza cuando se enteró de ‘la índole’ del
proyecto: una cinta para lucimiento de Katherine Heigl. La realidad es
que “La Cazarrecompensas” (“One for the Money” en su
título original) ha recibido las peores críticas al otro lado del charco en lo
que llevábamos de año. No se ha salvado nadie de los dardos envenados. Ni Katherine
Heigl, ni Jason O'Mara y ni mucho menos su directora Julie Anne
Robinson. Ninguno ha salido bien
parado de un aluvión de insultantes comentarios. Por el contrario y en mi
opinión, la película me parece más inocua y plana que dañina y mediocre. ¿Me
estaré enamorando de la Heigl? ¿Será ella mi musa dentro de los bodrios,
inconsecuentemente comerciales, que nos llegan del otro lado del Atlántico? ¿Es
“La Cazarrecompensas” uno de esos bodrios? ¿De verdad?
Juntos, café para dos |
Sus títulos de
crédito pueden ser lo mejor de la función y lo poco que tenga crédito. Vemos un
collage de tacones y pintalabios que actúan como balas. No he tenido la
oportunidad de leer los libros de Janet Evanovich pero creo que esta
película funcionaría mejor con Paris Hilton o una Caroline de “Dos
chicas sin blanca”, que por cuestiones del destino (y venganza personal)
tiene que convertirse en una cazarrecompensas como agente de fianzas. Me
explico, el contraste me parece más efectivo sobre personajes allenianos
como Linda Ash en “Poderosa Afrodita” o Charmaine en “Conocerás
al hombre de tus sueños”, por ejemplo. Prostitutas y fashion victims de pocas
luces que tienen que sobrevivir poniendo su actividad cerebral en marcha. Por
el contrario, el filme de Julie Anne Robinson nos sumerge en la historia
de una vendedora de lencería que se queda sin trabajo y en la ruina y acaba
metida en el peligroso mundo de los agentes de fianzas con un firme propósito:
entregar a un policía corrupto que rompió su corazón y pastelito en su
adolescencia. “La Cazarrecompensas” busca el esquema clásico de un
thriller en el que todo no es lo que parece mientras la protagonista tiene que
tantear con los sentimientos de amor / odio hacía su objetivo.
Vender bragas era más fácil... |
No falta una amiga
telefónica siempre a disposición, informantes prostitutas, familia y un experto
colaborador con nombre de geyperman. No es lo mismo ser Melissa McCarthy
que Katherine Heigl, claro. Por supuesto los enemigos y los peligros
surgen a discreción pero el enfoque, más que sobre una posible serie, parece
querer cerrar todas las tramas narrativas, sentimentales y dramáticas cuando
aparezcan los títulos de crédito finales. Precisamente “La Cazarrecompensas”
para ir enfocada a ese ‘cine de marujas’ más que a los fans masculinos de Katherine
Heigl. No nos encontramos con un thriller de acción violento hormonado de
virilidad sino de una especie de comedia de investigación en la que lo serio,
lo trágico y lo ridículo convivan y conjuntos como bragas, ligero y sujetador.
No sólo no lo consigue aunque lo intenta como película ‘marujil’: un provecto
nudista con un culo de pieles caídas, un redneck pecho-lobo, un
psicópata maltratador y violador musculado y, por supuesto, los primeros planos
de cuello para arriba (y para abajo) de Jason O'Mara. El target marujil
queda encuadrado desde milfs hasta abuelas con permiso en el geriátrico… El
problema es el metabolismo del personaje que interpreta Katherine Heigl.
Es una adicta a la comida basura, tiene kilos de bolitas de queso, se mete
entre pecho y espalda patatas fritas con kétchup a espuertas y… ¡ no engorda!
Ella dice que es su metabolismo pero al otro lado de la pantalla la envidia se
convierte en odio… y precisamente de su entregado público de marujas. Ese
detalle manda al traste la propuesta junto el momento ‘cena sana’ que le
prepara Jason O'Mara con dos huevos y la comida de su hámster. Es una
tortilla francesa cutre y de toda la vida pero parece que el personaje que
encarna Jason es un chef venido de París… ¡Y encima Katherine Heigl
no se come ni la puntita! Esta niña lo que necesita es un buen cocido.
Buscando un cocido |
Pero lo que me llama
soberanamente la atención son los 40 millones de su presupuesto. No sé si me
equivoco o mi obnubilamiento por la Heigl hizo que no me fijara
correctamente… pero “La Cazarrecompensas” tiene un acabado de
telefilme de toda la vida. Cutre.
Teniendo en cuenta que “The Artist” costó 15 millones de dólares
que “El discurso del Rey” tuvo un presupuesto similar y que, llevando mi
dedo de ruta, hacía terreno americano el sleeper del 2011, “Criadas y
señoras” se engendró con 25 millones… Las tres anteriores son
películas de época… Tienen ambientación y se gastaron dinero en vestuario pero
la película de Julie Anne Robinson está rodada en la poca glamurosa
periferia de Pittsburgh y el look de la Heigh parece sacado de las
rebajas del Bershka. Teniendo en cuenta que casi todo el reparto
masculino van con el torso desnudo o con uniformes de policía del venta al por
mayor… no entiendo nada. ¿De verdad que “La Cazarrecompensas” ha costado
40 millones?
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