American Horror Story (1x12) Afterbirth: Pesadilla antes de Navidad

Con el último y duodécimo episodio de “American Horror Story”, “Afterbirth”, la serie de Ryan Murphy ha quedado confirmada como un objeto polémico de deseo. La merecida nominación a los premios del sindicato de actores para Jessica Lange y las otras dos que tiene para los Globos de Oro (Lange para actriz secundaria y el premio gordo a Mejor Serie Dramática) hacen que la serie divague en esa perfecta combinación que gusta tanto a público como crítica. El éxito de la serie de FX radica simplemente en que su suma de elementos, aunque muy vistos, proporciona una ficción identificable, nada desdeñable y única en su especie catódica. No hay otra serie como “American Horror Story”, eso es una realidad. Pero eso tampoco descarta que la serie sea criticable y que el descenso a los infiernos de “Dexter” puede proporcionar a este nuevo invento, por suma de clichés, un trasvase de audiencia para seguir las aventuras aterradoras y fantasmales de una casa que, al parecer, ya es leyenda televisiva.

Nueve meses antes de los aterradores hechos protagonizados en la Casa de los Asesinatos, vemos como lo vivido queda intercalado por esa última oportunidad que ofrece Ben a Vivien antes de que le abandone. Esa esperanza de volver a ser felices. El destino a veces es un poco irónico pero es cierto que la familia Harmon llega a ser feliz en el desenlace final de la temporada. Y es que nos encontramos a un final tan cerrado que Ryan Murphy ha confirmado que la segunda temporada de “American Horror Story” no se desarrollará en esa casa maldita ni tendrá los mismos protagonistas, aunque podría haber cameos o apariciones de los actores en diferentes papeles. ¿Tratará sobre una aterradora gira de Falete por EEUU? Lo sabremos el año que viene pero este señor quiere hacer una antología...

¡Vuelven los ochenta!

Para dejar todo cerrado vemos que Ben se encuentra solo con un bebé que sabe que no es suyo y que cuida Constance. La hermana de Vivien se va a ocupar del pequeño superviviente y Ben descubre que Tate está muerto y es hijo de Constance. Ella le advierte de que no tiene que volver a esa casa ya que hay fuerzas que quieren apoderarse del pequeño. Y es así. Tras un intento de suicidio de Ben, impedido por su mujer e hija ectoplásmicas, es asesinado por Hayden y sus nuevos amigos. El asesinato fantasmal es por ahorcamiento en plan vodevil y parece un suicidio. Constance, gracias a su ex, le roba el bebé a Hayden y se encargará de criarlo indicando a la policía que fue Violet quién cogió al niño, y huyó.

Eternamente bebé

El nuevo destino fantasmal de la familia Harmon es copiar a “Beetlejuice” y echar a los nuevos inquilinos por un tour de sustos a la familia Ramos. Se hacen amigos de los fantasmas buenos que les ayudan para tal fin y Moira y Vivien se hacen amigas. La segunda recupera su bebé de manos de Nora quién se da cuenta de que finalmente no quiere ser mamá  y la primera se convierte en madrina. ¡Qué felicidad es estar muerto en esa casa! Con una celebración navideña y Tate al margen finaliza la historia. Sí, Tate es un sociópata, mentiroso y violador que  nunca encontrará  el perdón por sus acciones. Siempre ha fingido el papel de adolescente inadaptado para salirse con la suya. Ben le tiene calado aunque parece que la eternidad, para él, pueda hacer acercarle a Violet. Y colorín, colorado, el cuerpo fantasmal sobre la felicidad de la familia Harmon se ha acabado. Desde luego, nos ha dejado muertos. Cada uno que se coloque en la posición de ataúd correcta, claro. 
Epílogo: tres años después vemos que  Constance va a la pelu y el pequeño hijo robado, Michael, es un poco pillín: se carga a la niñera para que veamos que es muy malo, malo.