Páginas Bastardas

lunes, 11 de julio de 2011

True Blood (4x03) If You Love Me, Why Am I Dyin'?: Si me amas, ¿por qué me estoy muriendo?

No sé si ha vuelto “True Blood” o son los efectos de un sucedáneo genérico de V. Específico: ese “True Blood” de la segunda temporada que fue lo mejor que ha deparado la serie de Alan Ball. Y la receta ahí funcionó mucho mejor que en su primer lametón en forma de temporada inicial y con un regusto superior a los sinsabores de la tercera. “If You Love Me, Why Am I Dyin'?” es el tercer episodio de esta cuarta temporada y en el mismo quedan patentes las marcas de sangre y colmillos características de la serie que protagoniza Sookie Stackhouse. Recuerdo personalmente el carácter burlón y satírico de esa segunda temporada en la que sabía perfectamente reírse del género y de sí misma mientras narraba las vicisitudes tan profundas en la vida de una camarera con poderes telepáticos y seducida por vampiros. Digamos que “True Blood” era el cine exploitation en formato serie por la vía de la HBO: sangre, sexo y tacos. Era esa versión unrated cómico-trágica que se vanagloriaba de ser una serie de vampiros sin importarle conseguir el chiste y la gracia aunque fuera protagonista del mismo. Esos momentos han vuelto en el cierre de este tercer episodio. Pero antes que corra los ríos de tinta pixelizada y sangre…

Es curioso que detalles anteriores cobren ahora cierto protagonismo y se unan a otras tramas con misterios y respuestas sin resolver. Por ejemplo, nos encontramos de nuevo con esa muñeca debajo de una cama que vimos en el plano de despedida de la trama de la tercera temporada de Jessica y Hoyt. Ahora ha vuelto y pese a los intentos de Jessica por deshacerse de ella vuelve a casa… Parece el juguete paranormal perfecto para otro de los misterios de esta temporada: Mickey, el hijo de Arlene. Obviamente las tramas secundarias como la infidelidad de Jessica y su manipulación hipnótica sobre Hoyt o esa tensión sexual bien utilizada entre Sam y Tara pasan a un segundo plano: lo que importa en “True Blood” es la chicha (y, por supuesto, con sangre). Poco menos el gas que habita en los infiernos de la casa de Maxine y del timo que pretende realizar Tommy sin el beneplácito de su hermano. De momento, seguimos sin resolver uno de los grandes misterios de la serie de Alan Ball: el planning de trabajo de Merlotte’s. Ahora nos enteramos que Jessica sigue trabajando... allí.

Uno de los grandes misterios de la serie y del mundo laboral
Las intenciones de Crystal y Felton sobre Jason Stackhouse parecen para todos muy claras menos para él. Al semental de Bon Temps le quieren hasta las panteras… y tendrá que convertirlo para llegar a buen fin. Esperemos que se convierta ya en chico pantera y mejore características básicas como la inteligencia. Pero que lo haga ya porque la trama comienza a cansar… a cansar tanto como esas sesiones colectivas reproductivas. “If You Love Me, Why Am I Dyin'?” al menos sirve para que sepamos algo sobre la historia de los hombres y mujeres pantera…

No soy pantera, soy vampira
El resto de tramas principales quedan focalizadas hacía la figura de Eric Northman (con permiso de las nuevas leyes que impone Bill a sus súbditos vampiros y su nueva amante Portia Bellefleur) y sus nuevos designios y peleas por recobrar la memoria perdida. Sookie se lo tiene que quedar como nuevo animal de compañía con pacto y tolerancia cero a los bocados en la yugular. Pam le advierte de los peligros que corre ya que Bill se lo quiere quitar del medio y ésta sería una buena oportunidad. De hecho piensa que lo de llevarle al aquelarre con los nigromantes fue una idea y trampa del nuevo Rey para deshacerse su creador vikingo. Pero esos nigromantes parecen integrantes de “Pequeña Miss Sunshine” por su carácter perdedor (atención al momento ‘brujo’ con una asustadiza y siempre utilizada Ginger). Las heridas pasadas afloran para todos y es un buen cauce para unificarlas, tal y como sucedía en la segunda temporada con esa ménade adicta a las macro-orgías con rednecks. Lafayette quiere pactar con Eric una tregua y entregar a Marnie pero no cuenta con el apoyo de su novio Jesus y de su prima Tara. Pese a todo llegan a un pacto con Pam para deshacer el hechizo que borró la memoria de Eric. Eso si llegan a tiempo de que Marnie entregue su cuerpo a esa presencia que comenzamos a ver en forma de una harapienta Paola Turbay (si es que es la ex miss Colombia porque sin maquillaje lo mismo…).

Otro ligue pasado ocupado
Esta cuarta temporada se contradice con la anterior para la pobre Sookie: si en la tercera le sobraban pretendientes aquí se le esfuman o no quiere saber nada de ellos. Ese es el caso de Alcide ya que ha vuelto con una reformada loba llamada Debbie. Creo que Sookie está más dolida con aquello de que desde que ha vuelto del mundo de hadas no ha podido echar un polvo que esta chica intentara matarla y comerla viva. Alcide no se puede hacer cargo de Eric (sobre todo con una ex adicta con Debbie al V) pero ayudará… Esperemos que la ayude de verdad a Sookie porque está que se sube por las paredes. Más con la pesada de su hada madrina Claudine que vuelve con más lámparas y mano extendida para convencerla de abandonar el plano mortal y ser prota de un fake de “Sexo en Hada York”. Menos mal que Eric estaba por allí y se quita el mono de hada con una larga succión pero no si una reprimenda (desopilante para el espectador) de su nueva amiga y esperemos futura amante. 

NO a la mendicidad 

2 comentarios:

  1. Eric sigue siendo él...12 de julio de 2011, 20:04

    Ay, ay, solo comentar tres cosas:

    - Qué mono está mi Eric amnésico. Da ganas de achucharle como un osito amoroso.
    - ¿Viagra+pantera+Jason=un tamagochi?
    - "Has matado a mi Hada Madrina", "Lo siento" (Con esa carita de bueno), jajaja, de lo mejor de la serie.

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  2. Hola Eric sigue siendo!

    Gracias por sus estimables y meritorias aportaciones y comentarios. Son los mejores momentos del episodio y nos hacen volver a esa "True Blood" de la segunda temporada (sobre todo con las tramas de Jason en la Comunidad del Sol).

    Saludos bastardos.

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