True Blood (4x02) You Smell Like Dinner: Hueles tan… pero tan… bien

Sangre Fresca. “True Blood” vuelve a tener la sangre fresca y en su punto en esta cuarta temporada y su segundo episodio, “You Smell Like Dinner”, nos deja un buen sanguinolento de boca. Parece que todas las tramas (múltiples) comienzan a interesar mucho más que en su anterior entrega del 2010. Esta cosecha parece mejor conservada en la bodega y su regusto inicial deja clara que la serie de Alan Ball desea ser fresca, auténtica y con un 100% de True en sus venas. Veremos cómo avanzan las numerosas vías (y viales) que nos ofrecen una vuelta de Sookie Stackhouse mucho más madura y con menos picor y furor uterino adolescente y los numerosos vampiros que ondean alrededor de su deliciosa fragancia de hada. La cena está lista y su olor delata que vamos no sólo a comer sino a devorar hasta el último suspiro de las próximas horas de esta nueva temporada. Toquen la campana porque llega el nuevo episodio, la nueva dosis de comida semanal. Sírvanse pues… pero antes afilen sus colmillos.

Esta es la temporada de las brujas como ‘villanas’ y del acercamiento entre la relación de Sookie y Eric. Los dos primeros episodios acaban con una secuencia entre ambos que ponen en claro peligro a la camarera descendiente de las hadas. Peligro de que se la ‘claven’, claro… aunque no sabemos si la encía o la estaca. “She's Not There” finalizaba con el milenario vampiro vikingo como propietario de la casa de Sookie y reclamando lo que es suyo: todo el interior incluido ella. No es de extrañar que ante tanto movimiento inmobiliario y reforma con picadero Sookie no tenga tiempo de preocuparse de su hermano Jason, que ha sido secuestrado por Felton Norris con oscuras intenciones. Ni siquiera su compañero Andy Bellefleur puede conseguir algo claro al detectar Felton su adicción por el V y darle una dosis para que se esfume. ¿Pero para qué quieren a Jason atado? Crystal le da la respuesta: quiere un bebé, su marido es estéril y debe ser pantera… así que la suma de respuestas da como resultado a dos panteras y Jason maniatado en una cama como en los mejores tiempos del Stackhouse. Parece que tenemos chico nuevo en la fauna de especies de “True Blood”.

Skinwalkers al poder

Tara regresa a la vida de Sookie pero lo hace en forma de sobresalto y visión de peligros inminentes de ese mundo de hadas-trolls. Parte de razón tiene la camarera porque Tara va como invitada a la sesión de magia por parte de Jesus y Lafayette pero se van a enfrentar todos a demonios conjuntos y de su pasado: Eric ha sido enviado por Bill para cerrar el ‘garito’ por temor a que puedan utilizar la magia negra que controla muertos en su contra. Eric intimida y muerde a Marnie e incluso Tara intenta matarlo inútilmente. Ante el peligro Holly Cleary hace que se forme un grupo que invoque la magia y Lafayette al ver el peligro que corre Tara se une inmediatamente a él. No es momento de dudar y parece que el chico-para-todo tiene más poder como observamos en el episodio anterior. A Marnie llega el poder y vemos que su rostro se torna en el de otra persona. ¿Otra bruja del pasado? Eric habla que ya estuvo en La Inquisición pero parece que forma parte de los innumerables misterios de la serie y, sobre todo, de esta temporada. Borrón y cuenta nueva.

Marnie, la ladrona de mentes

El resto de tramas secundarias interesan todas por igual esta vez: Jessica no tiene clara su relación con Hoyt y empieza a picotear fuera de la cocina conyugal; Arlene sigue dudando del potencial asesino de su bebé Mickey con alma antigua y poderes telequinéticos en el pack; y Sam Merlotte conoce a chica nueva, Luna, en su nuevo club de cambiaformas. ¿Skinwalkers? ¿Qué son los skinwalkers? Al parecer si un cambiaformas mata a otro de su familia se puede convertir en otra persona. La madre de Luna murió en el parto y se puede convertir en ella. ¿O ella es ella? ¡Qué lío! Unan piezas señores y verán que Tommy Mickens debe tener interés general en aquello que ha escuchado. También observamos que Sam tiene pleno dominio de sus poderes y nada que envidiar a su hermano pequeño: la sesión en grupo funciona.

De regreso y en plan okupa

Los colmillos de Eric eran un cliché y truco para crear una tensión que realmente no existe. El vikingo quiere proteger a su nueva diosa de cualquier amenaza que desee su preciada sangre pero a cambio de que la camarera sea suya. Ella no quiero otro vampiro en su vida ni en pintura. Da lo mismo que sea de Tintanlux, látex o esmalte… ella lo que quiere es tranquilidad en este momento de su vida… aunque haya cambiado tanto sin apenas percatarse. Sookie Stackhouse descubre para su asombro que Bill es el nuevo Rey y que su alcoba (de su reformada mansión) está rellenada por carne y sangre de Katerina, la infiltrada en el grupo de magia. Es lo de menos (aunque haya que cumplir con las cuotas de sexo de cada episodio) porque realmente Sookie busca ayuda para quitarse del pesado de Eric con los nuevos poderes de su ex. No es oro todo lo que reluce y la imagen de Bill como punk en London no tiene desperdicio. ¿El motivo? Dar más hondura a ese personaje tan secundario que hemos visto en todas las temporadas y que ahora cobra más protagonismo: Nan Flanagan y la creación del V con copyright de un vampirizado Louis Pasteur entre otras mentes vampíricas brillantes. La relación entre ambos y conspiración monárquica por medio: ¿tendrán que ver el punk y Margaret Thatcher? En la muerte de Sophie-Anne Leclerq desde luego sí. Balas de madera y plata, lo mejor para una Reina… God Save the Queen. Sí observamos que Bill esconde la verdadera razón del interés de la Reina a Nan y que será destruido si se descubre que miente sobre el origen de Sookie. La camarera regresa a ‘su’ casa tras el plantón de Eric en Fangtasia para encontrarse con el mismo… con su torso al aire y con la memoria perdida. El chico no es tonto y huele algo que es delicioso… pero, ¿con qué fin? ¿Sacará sus instintos y colmillos y devorará a Sookie o se verá aceptado por fin como nuevo animal de compañía? Dentro de poco lo sabremos…