Wilfred (1x02) Trust: Confianza

“Trust” es lo nuevo de “Wilfred” que también arranca una cita de Thomas Fuller (no sé si está traducida en otro ‘viejo proverbio chino’):

“Deposita en ti mismo la confianza y el otro no te traicionará.

Queda borrado todo hasta dejar este ‘trust’ que motiva todo el clímax del segundo episodio de la primera temporada. Y parece que tendremos una ración de frases célebres de pensadores universales que darán el previo de cada capítulo. “Wilfred” no es que sea la panacea que nos va a resolver el verano en cuánto carcajada se refiere… pero sí nos va a curar las heridas producidas por la ausencia de una nueva ración y dosis de “The IT Crowd”. Mientras Graham Linehan perfila con un equipo reclutado de guionistas lo que será la quinta y posiblemente última temporada ¡para el 2012! me quedo con el surrealismo y ganas de armarla de la serie que protagoniza Elijah Wood. Pese a parecerme bastante interesante no ha despertado, tal vez por ser un remake de una serie australiana poco conocida, el interés de la crítica americana: ese 66 sobre 100 que luce en metacritic (la fallida “Falling Skies” tiene un 71) contrasta con ese 8,1 de imdb. ¿Malas pulgas de la prensa?

En “Trust” la relación Wilfred - Ryan se afianza al igual que vemos que esa vecina, Jenna, es un objeto de deseo compartido. Frodo esta vez quiere otro anillo (y joya) que llevarse al dedo. ¿O era al revés? Ryan revela a Wilfred que está traumatizado con los ‘fingers’ y dedidillos que le pueda meter su pareja (¡y novia!). Ese acto violento y de sodomización podría evocar al ‘finger’ que Janice, hermana de Tony Soprano, metía a su amante ‘temporal’ y brazo derecho del sociópata: Ralph Cifaretto. Aquí también hay una pérdida de cabeza pero esta vez por parte del espectador ante de los delirios canino-esquizofrénicos de su protagonista. Ryan no es de ese tipo de hombres: el de los que se dejan meter un dedo por el recto en los que posteriormente debería poner un anillo de boda. Jenna podría ser la chica de su vida pero tendrá que ganarse la confianza de su mayor guardián de armas tomar: Wilfred.

Confianza y Venganza Canina

Y así se inicia un juego de confianza y puesta a prueba. Wilfred, pese a dejar la identificación de Ryan en el lugar del crimen, trata a su nuevo amigo con todo el cariño del mundo en su lealtad. Incluso más si cabe en una visita a la playa e incompatibilidad canina. También de los traumas que comparten ambos y de esas ganas caninas de vivir que quiere trasladar Wilfred a Ryan. Pero llega la dicotomía y el conflicto: Jenna pide a Ryan que lo lleve al veterinario para que le limpien las encías… sin que se entere Wilfred, claro. Eso genera, con la trampa puesta, que Wilfred revele ante la sedación una realidad sobre Jenna desconocida: ‘ella tiene pito…’. 

Objeto del deseo y ¿pito?

Tal trauma de penetración para Ryan genera una situación complicada cuando Jenna va a su casa con Wilfred y genera una serie de momentos basados en la testosterona genital. Por supuesto nada es lo que parece y vemos que Wilfred es sibilino y vengativo: había pito… pero era el de Chris Klein. Habemus novio de Jenna y parece que tenemos sitcom veraniega.