Páginas Bastardas

miércoles, 29 de junio de 2011

Wilfred (1x01) Happiness: Wilfred no se quiere suicidar

 La cordura y la felicidad son una combinación imposible. 
Mark Twain 
Por una vez en tu vida, ¡sé un hombre y caga en aquella bota! 
Wilfred 
“Wilfred” era uno de esos proyectos que habitaba entre la noticia televisiva alternativa. Desde el 2010 la cadena FX trabajaba para estrenar a finales de junio del 2011 una de sus apuestas peculiares y particulares. De sobra es conocido el potencial de FX para zanjarse una reputación a base de series como “Nip/Tuck”, “The Shield”, “Damages”, “Hijos de la anarquía”… pero tal vez ansiaba una sitcom más llamativa de cara al aficionado más sibarita y especial. La serie no es original ya que procede de un previo australiano, con mucho éxito de crítica y público, y se mantiene fiel al original fichando al Wilfred que conquistó premios a ladridos (Jason Gann) y a una estrella de renombre como Elijah Wood para el papel protagonista de Ryan. El argumento es bastante bizarro y parece sacado de clip de Michel Gondry, Charlie Kaufman o Spike Jonze. De hecho la fuente utilizada, color, fondo y diseño del logo de “Wilfred” nos remite a la utilizada en “Donde viven los monstruos”. Pero el monstruo aquí es el mejor amigo del hombre y protagonista y también puede convertirse en su mayor enemigo. Bienvenidos a la comedia absurda donde la locura va ligafa a la felicidad, ¿a nuestra felicidad?
El piloto de “Wilfred” ha comenzado con buen pie y estupendos datos de audiencia. Supongo que ante el desconocimiento general de la serie australiana por parte del espectador europeo y norteamericano el boca a boca hará el resto. El hecho es que la serie se ha convertido en la mejor sitcom que se ha estreno en la historia de la cadena de pago. Más extraño que la ficción que normalmente envuelve la sitcom tradicional “Wilfred” da paso al exterior y se mete dentro de la mente de un joven y fracasado abogado al que su hermana ha conseguido un trabajo en el hospital donde trabaja. Ryan ha decidido que no acudirá a trabajar en su primer día de trabajo ya que se suicidará la noche de antes con unas pastillas que le ha recetado su hermana. Pero nada pasa como debería suceder y Ryan sigue vivo en un mundo en el que desea morir y ya está harto de remodelar su carta de suicidio. Una sobredosis de enjuague bucal tampoco acaba con él y se da cuenta que ya es de día y tiene una inesperada visita: su nueva vecina, Jenna, le pide el favor de cuidar de su perro Wilfred

¿Estoy muerto?
Wilfred no es normal a los ojos de Ryan ya que le ve como una persona disfrazada de perro cutremente y encima puede interactuar completamente con el mismo. Wilfred huele mucho y bien y raja por doquier mientras fuma marihuana y el pobre Ryan no sabe si está muerto o sufre alucinaciones por esas pastillas con las que se intentó suicidar. Pero el canino llega como una catarsis emocional al mundo de ese suicida fracasado para hacerle ver que la vida puede ser maravillosa y más en compañía de un perro que, como todos, orina en público (a través de su disfraz), le encanta hacer agujeros (con una pala), intenta cepillarse a cualquier cosa con falda (sobre todo a camareras con pechonalidad aunque esté realmente enamorado de su dueña) y odia a su vecino motero (no dudará en perseguirle e insultarle). Para colmo de males de Ryan no se presenta a su puesto de trabajo y pasa todo el día junto con Wilfred mientras toman cervezas juntos y éste le hace ver lo importante que es vivir el momento y dejarse llevar por sus instintos. Sobre todo cuando descubre uno que las pastillas que le recetó su hermana son simples placebos incapaces de producir el desparrame mental. 

Jugar o no Jugar con Wilfred, esa es la cuestión
Con semejante argumento se construye una comedia de situación que funciona más llevando al extremo el choque de situaciones absurdas y estrambóticas que por el diálogo y chiste rimbombante. No es que sea desopilante pero es distinta (aunque sea una versión del original) y entre mofetas, robo de plantas de marihuana al vecino motero y atentado a base de defecación Ryan descubre un nuevo amigo y también un gran enemigo que deposita su cartera en el escenario del crimen. Ha nacido una gran amistad… incluyendo la serie con el espectador. Veremos si le salen pulgas, parásitos o “Wilfred” enferma y tenemos que sacrificarle… de nuestro mando a distancia. De momento se ha ganado que le lancemos su pelota de tenis favorita esta misma semana: el 30 de junio se emite su segundo capítulo. 


Atención: las siguientes fotos contienen material que puede considerar pornográfico. 


2 comentarios:

  1. Visto el primero, vamos a por el segundo...25 de julio de 2011, 0:13

    No sé, no sé, tanto hablarme de ella Mr. Bastardo y me ha dejado un sabor a no sé qué...creo que el actor que hace de Wilfred me cae mal...veo importante un cambio de registro para Elijah Wood demasiado enquistado (por desgracia para su carrera como actor) en "El señor de los anillos", y hay momentos, o más bien situaciones, que permite atisbar algo más.

    Le daremos más oportunidades.

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  2. Hola Visto el primero, vamos a por el segundo!

    Es una serie veraniega para pasar el rato. Es una cerveza con limón en formato sitcom. No le pida más a un chucho disfrazado de hombre. ¿O era al revés?

    Saludos bastardos y gracias por las nuevas oportunidades. Wilfred se lo agradecerá... aunque ya sabe cómo.

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