The Green Lantern: ¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¡No! ¡Es la Lechuga Gusiluz!

Estoy muy indignado con la Lechuga Gusiluz porque me lo encontré el otro día en un restaurante vegaytariano y al verle el joyón que tenía puesto en el dedo le tuve que preguntar:

—¿Es de Tous, verdad?—se me notaba hasta ‘la ansia’ por averiguarlo.
—No, es de Tous-puta-madre.—me respondió la cacho perra lechugina

Me pareció ofensivo, vejatorio e insultante que un súper-héroe-súper-star de la talla de Lechuga Gusiluz me faltase el respeto de esa manera. ¿Será por ser el ex de Scarlett Johansson? No lo sé ni me importa pero desde esa noche dejé de comer lechuga y me pasé a la pechuga.

Esta es la Triste Historia de la Lechuga Gusiluz. La pobre llevaba tiempo esperando una película digna a sus aventuras espaciales. Mucho tiempo. Dos aventuras animadas de la talla (de micropene) como “Green Lantern: Caballeros Esmeralda” y “Green Lantern: First Flight” daban señales de futura magnificencia ‘crespus-culo-ar’. Una serie prevista para ese año por el tema del matrimonio homosexual, “Green Lantern: The Animated Series”, culminaba todas las expectativas para el estreno de una de las películas vegetarianas de superhéroes más esperadas del año: “The Green Lantern”. Como todos sabrán ‘Green Lantern’ en español significa ‘Lechuga Gusiluz’ y para este grandísimo proyecto contrataron a una lechuga con ojos. No es que actúe muy bien porque realmente las lechugas no son grandes actores ni actrices pero al ser lechuga era perfecto para meterse en la piel verde y acetosa de Lechuga Gusiluz. Como en el cine porno, la iluminación (incluido After Effects) hace el resto.

El origen de ese superhéroe desconocido para el gran público pero existente desde 1385 (y antes de Cristo) se debe a la caída del cielo del primer anillo de Tous. Nadie sabía de dónde provenía tan preciada joya pero no había dinero (ni cabras) en el mundo para pagarla. Un alienígena llegó en su nave lechugil y se la quitó a su propietaria fashion-trogolidticm alegando que no había pagado los 400 € (con la inflación de hace más de dos mil años eso era la tira…) que valía en el mercadillo espacial. Para evitar polémicas se la cambió por unas bragas de los chinos interestelares alegando que el producto era chino, no de los chinos. Tampoco la fashion-trogolidticm le entendió mucho y cedió por las bragas porque precisamente el único ojo rasgado que conocía lo iba a tapar las bragas. Por supuesto nada de esto se cuenta en la película de Martin  Campbell, habitual director de películas tan desiguales como “Escape de Absolut Vodka” o “La leyenda de la Zorra”. ¡Nada! ¡Vaya basura lechugil de adaptación!

El joyón de Tous de la Polémica intergaláctica

En “The Green Lantern” (“Lechuga Gusiluz” en español) se hablan de los traumas plañideros de un piloto de aviones miedoso al que le encomiendan el anillo de Tous para salvar el universo de una amenaza bananera (por lo del amarillo) llamada Para-Ya-X. Para-Ya-X no para, ¡es un pesado! Pero el nuevo Lechuga Gusiluz que se incorpora a la Patrulleros Gusiluz Lechugiles lo hace bajo el racismo del resto de razas: ¡¿un humano?! ¡Vaya truño! ¿¡Ryan Reynolds!? ¡Que lo entierren vivo! Al final los clichés hacen que gane la partida a todos: a un cabezón con tele-poderes, al pesado de Para-Ya-X y a todos los chupatintas de los Gusiluz Lechugiles que  no creían en él. Lo raro es que con todas las lechugas que salen y se han gastado para recrear el universo DC Comics (Dos Cojones Comics) la película no está recaudando demasiados ‘lechugines verdes’. Costó 200 millones y lleva la mitad de lechugines pero, pese a todo, la lechuga y el pepino mandan en este mundo y ya han anunciado la segunda parte. No sé qué contarán porque ya no habían contado nada esta que no supiéramos.  ¿Por qué Lechuga Gusiluz no podía ser el primer superhéroe homosexual vegetariano? ¿Por qué siempre tiene que haber una chica en la que se fija el villano? ¿Por qué no salen tomates para dar un toque de color? ¿Por qué tanto verde-moco si ya teníamos a Hulk?

Gusiluces, Lechugas Voladoras no identificadas... difícil adaptación