Páginas Bastardas

jueves, 17 de marzo de 2011

Los Soprano: Made in America

«Lo que va a leer a continuación puede contener spoilers sobre el final de la serie… aunque si no ha visto nada de “Los Soprano” debería plantearse remediarlo en este mismo instante»

Añadir y escribir algo sobre una gran serie como “Los Soprano”, pensada inicialmente como película y con el temor simultaneo de su estreno en formato serie al son de “Una terapia peligrosa”, se me antoja una tarea no imposible sino repetitiva. Poco se puede ampliar la opinión generalizada de público y crítica a una serie que lo es todo y supuso un nuevo punto de partida y reflexión a las series de televisión contemporáneas. Sus guiones, con tramas abiertas como heridas de bala, la convirtieron en un artefacto de culto y terrible adicción desde su arranque y serán recordados dentro de lo mejor que ha generado la televisión. Sí, hay un antes y después de la serie que protagoniza y monopoliza Tony Soprano y su estirpe. Queda, únicamente mostrar las sensaciones que uno retiene sobre sus innumerables crímenes y peripecias familiares. Narrar en primera persona aquel terrible poso que supone un corte abrupto hacía ese terrible ‘negro’. 


En el final, polémico y genial, de “Los Soprano” planea la eterna duda existencial que se traslada hacía el espectador: ¿es el fin? Efectivamente es el final, pero a nivel ficcional. David Chase parece recodárnoslo a través de ese corte y esa mirada perdida del protagonista, al ritmo del tintineo de la puerta del destino, que nos ha acompañado durante numerosos y copiosos años de talento y devoción. Queda poco más que reflexionar y analizar por parte de los vivos el legado que nos ha dejado el muerto. Sí, Tony Soprano muere, al menos, a un nivel extra-dramático y diegético como personaje de ficción porque ya no formará parte de nuestras vidas y no podremos compartir sus nuevas peripecias; sólo podremos revivirlas como recuerdo de esas seis magníficas temporadas.

ENTRADA A NUESTRA ÚLTIMA PARADA
SALTO SOBRE LA UBICUIDAD: COMIENZA EL FIN
Es curioso que el montaje siempre ha sido el motor de la serie: a veces discutible y otra veces curioso. Como curioso resulta comprobar que el habitual fundido a negro, tradicional y arraigado dentro de toda la serie, se convierta en cortes a negro en sus últimos episodios. Como si fueran latidos finales de una serie que muere. Pero después de la polémica generada con numerosos espectadores que pensaban en una avería del cable o de sus televisiones y otros a los que les hirió de muerte un final abierto. ¿Está vivo o está muerto? Muchos se aferran a los episodios “Members Only” y “Stage 5” para ‘fusilar’ la cabeza de Tony Soprano. ‘Es probable que ni lo oigas cuando pase’ o ese ‘granizado en spray’ de sangre que salpica la cara de Silvio al no enterarse del asesinato de su comensal. Ese corte cerebral al ‘negro’ y al ‘silencio’ parece el fin y justificar la teoría, aunque como dicen sus creadores: ¿tanto quiere muerto el público a Tony? ¿Desean que su familia vea como es ejecutado con todos los sesos desparramados en aros de cebolla? O algo mejor: ¿Qué les maten a todos en ese mismo instante? ¿Qué sen tiroteados y masacrados a lo final de temporada de ‘Dinastía’ en una masacre de Moldavia? Digamos que el final nos sugiere e impone a nivel psicológico la filosofía de la vida Tony Soprano: piensa mal de todo el mundo y acertarás.

EL FINAL CON LA MEJOR SELECCIÓN MUSICAL Y PISTAS
Dudo que David Chase y Terence Winter deseasen un final así, incluso en algún extra de la recopilación de temporadas se mofan de un final en las escaleras de una catedral herido de muerte o de ese final alternativo de Tony pasando un rastrillo por las hojas. Creo que nada va de eso aunque muchos enfocaron directamente a una de las vías que tiene el personaje para finalizar sus crímenes: encarcelado o muerto por asesinato o enfermedad mortal.

LLEGA LA MATRIARCA
Vivo o muerto, vivo y muerto a la vez. ¿No recuerda al gato de Schrödinger? A esa paradoja y teoría a la que también se referencia en el hospital por el ‘vecino’ de habitación físico al que extirpan la laringe en “The Fleshy Part of the Thigh”. En los episodios con los que arranca la última temporada se establece una realidad alternativa mediante un coma inducido y un guiño simbólico a esa metáfora de las ramas como pasaje y metáfora de la muerte.

LLEGA EL HIJO PERO TAPADO POR UN MAFIOSO
El punto de partida de la secuencia final fue planificada desde el desenlace de “2001: Una odisea del espacio” con esa digresión sobre la ubicuidad en la entrada de Dave Bowman en la cuarta dimensión. Como si el futuro se proyectase en las narices de Tony Soprano aunque aquí no existe ‘evolución’. Si hay algo que caracteriza a “Los Soprano” es que durante todas las temporadas e incluso hasta su desenlace no contemplamos ningún tipo de evolución en ninguno de sus protagonistas tal y como marca el paradigma: Tony será un criminal que ama a su familia y a su mujer pese a engañarla, Carmela se engañará a sí misma para mantener enterrados sus conflictos morales y religiosos y la imagen de A.J. y Meadow sigue imperturbable desde el piloto. La cena familiar era un elemento común de cierre de temporada. De hecho el cierre de la primera parte de la sexta temporada se cierra con una cena navideña y el final de la serie quiere repetir esos pasos: comida y familia, crimen y castigo. 

POR FIN LLEGA MEADOW... ¿PERO LLEGARÁ?
Los elementos confluyen en esa secuencia final como si fuera el interior mente del protagonista. ¿Es eso lo que nos quieren contar? ¿Esa asimilación de la ‘muerte’ en toda la última temporada? ¿De todos los miedos e inquietudes introducidos en la misma habitación? ‘¡Ya lo entiendo!’, exclamaría Tony Soprano puesto de peyote. Porque realmente todo es más sencillo: los invitados llegan uno a uno a la mesa antes de caer el telón. La campana y su sonido indicativo al abrir la puerta del Holsten’s es la clave. Primero el patriarca, después la matriarca, posteriormente el ‘heredero’ y ‘legado generacional’ (sí, el crimen organizado es machista) y, finalmente,… ¿Meadow? A la pobre le cuesta aparcar y es causante del suspense y clímax dramático. Ella realmente fue la que provocó ‘indirectamente’ y debido al acoso de un matón de Phil Leotardo la venganza de Tony y la guerra entre Nueva Jersey y Nueva York. ¿Podría ser asesinada? Un coche que pasa detrás suyo al cruzar la calle aumenta la tensión y… suena la campana… y Tony mira a la puerta. Están todos y están bien… por el momento… y ya no queda más que contar. Corte a negro y silencio sepulcral: Don't Stop (Believin).

SUENA LA CAMPANA, LA FAMILIA REUNIDA POR Y EN EL FIN
Posiblemente el cuento moral que nos plantea “Los Soprano” sea que nadie cambia con el paso del tiempo y menos con ayuda de un psiquiatra si es un criminal. Ese cierre de puerta de la Dra. Jennifer Melfi a su paciente al descubrir que la terapia únicamente le ayudará a ‘mejorar’ como criminal parece el salto definitivo a la red. Muerta la terapia se acabó la rabia, y la serie, claro. Parece ser que ella es el único personaje que evoluciona de la serie: realmente ella nunca perteneció a ese mundo y ni siquiera denunció a su violador a Tony para un ajusticiamiento made in cosa nostra, made in America. Parafraseando al protagonista en la última temporada: cada día es un regalo y una serie como “Los Soprano” la perpetua calidad elevada al talento. Como un gran tiro a nuestra cabeza y repentina bala atravesando nuestro cerebro por la sobredosis de genialidad. 

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  2. Una pena que tan magnifico analisis no sea mas conocido, acabo de ver el final de Los sopranos hace unas horas y debo decir que me dejo impactado.

    Pocas series dejan una huella tan grande como esta en los espectadores, para mi se ha vuelto todo una serie de culto.

    ResponderEliminar

Lea antes los Mandamientos de este blog.