Páginas Bastardas

martes, 18 de abril de 2017

Girls: Sexta temporada


[AVISO SPOILERS] Hasta hablar definitivamente de “Latching (Cierre)” (6x10) me gustaría mirar hacia atrás y divisar ese pasado lejano en el que “Girls” entró en nuestras vidas. Es cierto que las series de televisión actúan tanto como catalizadores y, a la vez, como gomas elásticas atadas al propio tiempo. Si bien cada espectador puede tensar como aflojar las ficciones a convicción (y discreción), en el caso de la propuesta de Lena Dunham su paso por nuestras pantallas va ligado a la simbiosis que establece el personaje principal con su creadora y la vorágine que puede despertar en la audiencia. Posiblemente la lectura inicial de la comedia de HBO la aportara Shoshanna Shapiro manoseando el influjo (y obsesión) de “Sex and the City (Sexo en Nueva York)” en esos reflejos virginales que confluían en ideales sofisticados. El reverso, no obstante, lo ponía el cuerpo de Dunham y posiblemente el orgasmo y diversión inicial se transformó en dolor de cabeza para muchos telespectadores con el paso del tiempo. La historia de unas niñas que tienen que caminar y enfrentarse a un temido mundo, para convertirse en mujeres, siempre ha tratado de oscilar entre la cruda realidad y los sueños de una generación cosmopolita que descubre, poco a poco, que el futuro puede ser tan crudo y negro como la aterradora gravedad del eje del ombligo de la creadora de la serie. Hannah Horvath, al fin y al cabo, siempre quiso erigirse en la voz de una generación y monopolizó con el descubrimiento sexual y reinvención personal una propuesta que fue haciéndose más previsible temporada a temporada. Consciente de tal condición, Dunham se aferró a la honestidad y la capacidad de su producto para ser amado y odiado a propios y a extraños. La idea siempre fue tratar el crecimiento de sus personajes desde su egocentrismo e inmadurez revelando, al mismo tiempo, un calidoscopio en las voces de Hannah, Marnie, Jessa y Shoshanna… si es que conseguimos entender completamente a esas niñas atrapadas en cuerpos de mujeres narcisistas que siguen creciendo y floreciendo. Dunham utilizó a su álter ego para revelar los temores de todo escritor y el miedo escénico pero, por el contrario, la maternidad siempre estuvo de cuerpo presente en el espectáculo a través de Loreen Horvath e incluso en el parto de Caroline: lo idílico generalmente es destruido por la dura realidad… ¿Y qué nuevos pétreos escenarios han aparecido para despedir “Girls” en su sexta y última temporada? 

Si algo siempre ha salvado los muebles de “Girls” han sido tanto sus sobresalientes episodios como sus polémicas generadas habitualmente por Lena Dunham. Ya en la quinta entrega de la comedia de HBO comprobamos que el viaje hacia la madurez de sus heroínas se estaba trastocando por la sintonía de un ombliguismo favorecido por las pelusillas del narcisismo reinante en los personajes principales y, en especial, en Hannah Horvath. La ficción siempre ha conjugado sabiamente duros contrastes en los que pasábamos de una irradiante felicidad a situaciones extravagantes y dramáticas donde, además, la protagonista trataba de hallar cierta autenticidad y alzar esa voz (su voz) para transformarse en ese soporte para una generación. Partiendo del habitual exhibicionismo y los guiños a la audiencia, “All I Ever Wanted” (6x01) volvió a plantear el enfrentamiento entre la dura realidad y los sueños y aspiraciones de Hannah. Convertirse en ese estandarte generacional y en una autora precisamente llevará a la drama queen a campamento de surf femenino en Hamptons (Montauk) para que Hannah se plantee si ha conseguido todo aquello que deseaba en la vida. Cada vez que parecía que iba a triunfar como escritora se alejó definitivamente del amor, representado inicialmente en la figura de Adam Sackler. Fran Parker fue un simple romance pasajero y vía para poder reinventarse que acabó en una farsa en la que surge un contraplano con su relación y convivencia con Paul-Louis (Riz Ahmed). La autosatisfacción acaba imponiéndose a modo de mentira benévola con fecha de caducidad en la que Hannah Horvath va a regresar a tierra, en un mar de dudas, con una sorpresa y revés del destino. Y es que el embarazo de la protagonista sirve a Lena Dunham tanto como golpe de efecto como recurso de guion para acelerar el viaje de crecimiento de su álter ego. La cuestión es simple y sencilla: ¿podrá Hannah dejar apartado su habitual y recurrente egocentrismo para ser (una buena) madre o está condenada a fallar tal y como apunta Elijah? 


Vayamos a rememorar parte de ese pasado de “Girls” en el que Hannah Horvath y, por extensión, Lena Dunham se echaron sobre sus espaldas aquello de creer poder a llegar ser la voz de su generación… o de alguna generación. La idea, según su creadora, fue hacer un espectáculo sobre gente neurótica, con ansiedad, que no siempre está en su sitio, inmoral o rara. Sus personajes siempre han vivido atrapados entre la infancia y la madurez imposibilitando su paso definitivo al crecimiento y, tras “Latching (Cierre)” (6x10), quedan muchas preguntas pendientes al respecto. Aunque daba la impresión que los nueve anteriores episodios posicionaron a los protagonistas hacia un paso directo a la lucidez, la cruda y dura realidad siempre puede sorprender a todos y vamos a ver cómo cada uno de los satélites alrededor de Hannah van encontrando su sitio. Olvídese de un series finale para la reunión, el jolgorio y el autohomenaje porque Dunham ha ideado una bofetada a la cara de lo previsible pagando un precio ya conocido para los haters y decepcionados con las aventuras y desventuras de la protagonista de la comedia de HBO. La idea de ese bebé en camino y en el interior de Hannah no era una simple metáfora del nacimiento de una vida que representara su lugar en el mundo sino que, por el contrario, la cuestión ha sido alejarla de todos aquellos que han ocupado alguna vez algún espacio en su vida y que la heroína se enfrente a ella misma y a su egoísmo. En “Latching” (6x10) asistimos al nacimiento de Grover desde la elipsis y desprendiendo al espectáculo de todos los habituales adornos de “Girls”. Adiós Nueva York y bienvenido Bard College en las ‘afueras’ de la gran metrópolis… Adiós a todos los personajes menos a Marnie y Loreen… Dunham está claro que desea aislar a su creación y enfrentarla tanto a su maternidad como a la soledad que ha ido marcando a lo largo de la temporada. Con un padre que no quiere saber nada de su hijo (aunque Hannah nunca contó con su apoyo), nuestra heroína consiguió reconciliarse con Jessa y darse cuenta de que no había nada (ni nadie) que la hiciera conectar con el mundo. La dura realidad para Hannah pasa por la vuelta de tuerca y bofetada del destino en el que recoge todo aquello que ha estado sembrando temporada a temporada. Su egocentrismo fue impregnado en su círculo vital, familiar y social y todos los protagonistas tomaron su propio camino sin pensar en el resto. Tal vez nos alegremos que Ray encuentre a su media naranja (tras superar la muerte repentina de Hermie) aunque, no obstante, tal acto define la sintonía revelada por Dunham para despedir su creación: nada va a ser resulto por una vía estereotipada (¿quién no pensó que Shoshanna y Ray volverían?) y el egoísmo va a enmarcar el destino de cada protagonista. De este modo, Marnie finaliza su carrera musical y su divorcio con Desi se confirman mientras que Hannah y Adam no necesitan las palabras (ni obras cinematográficas) para darse cuenta de que sus caminos van a ir por separado. 


De este modo, que Shoshanna perpetre otra fiesta sorpresa de compromiso sintetiza esas autoreferencias de la propia serie conjugadas con esos elementos en los que los personajes ya no necesitan la aceptación de los otros para seguir adelante. Cada uno ya tiene claro lo que quiere y las aspiraciones de Elijah para conseguir un papel en un musical de Broadway (¿tendremos spin-off titulado “Boys”?) encajan en ese sentimiento en el que Jessa pudiera ser esa eterna bala perdida. En realidad, el desenlace de “Girls” bien pudiera ser “Goodbye Tour” (6x09) al tener todo aquello que todo fan de la comedia de HBO ha aplaudido a lo largo de estos seis años. “Latching (Cierre)” (6x10) da la impresión de ser un epílogo centrado en Hannah Horvath y esa necesidad de la protagonista de conectar con el mundo como eje del inicio de la edad adulta. Es interesante que tanto la puesta en escena como el color de piel de Grover nos planteen tanto la soledad del personaje principal como esa negación a aceptar ayuda para alcanzar la conexión soñada. Marnie y Loreen aterrizan en la nueva casa de Hannah para tratar de voltear el narcisismo de la heroína y ayuda en la crianza de ese bebé que simboliza la desunión absoluta con todo a su alrededor. A Lena Dunham también conjugar elementos polémicos como sus habituales desnudos con recursos simples y escuetos como la necesidad de amamantar a su hijo por una de sus recurrentes probabilidades e ideas absurdas. El rechazo de Grover es un reflejo de su propio egocentrismo y es sugerente que esta vez veamos el sexo como algo realista y con forma carnal a modo de consecuencia directa. Es obvio que Marnie había sido uno de los personajes que habían quedado a la deriva pero tampoco el series finale plantea algo definitivo. Aquí solamente importa Hannah. Hannah, Hannah… siempre Hannah. Y Hannah no quiere quedarse a solas con Grover y enfrentarse a esa dura realidad que condena todas y cada una de sus decisiones. “Latching (Cierre)” (6x10) es la historia de los intentos de las dos mujeres más cercanas en la vida de esa ‘girl’ que se niega a aceptar a ayuda. Ésta deberá adentrarse en la madurez a través de una conexión en el mundo con lo único que ha surgido dentro de ella misma: su propio hijo. Así de simple y sencillo. Hannah se dará cuenta de esa realidad que la ha puesto en situación para convertirse en un ser adulto… muy a su pesar. “Girls” siempre ha funcionado sobre reflejos y un encuentro de Hannah con una chica que se escapó de su casa, porque no quería hacer sus deberes, condiciona a la heroína a descubrir tanto su sentimiento maternal como sus propios actos egoístas y generalmente estúpidos. Del mismo modo que no vimos el parto de Hannah, el primer alimento que toma su hijo también estará fuera de plano… como si “Girls” encontrará una extraña conexión de su protagonista con el mundo pero, al mismo tiempo, sintetizará ese torrente de egolatría habitual. Ese contraste permite a la comedia de HBO despedirse utilizando algunas de sus credenciales y centrando un primer plano del objeto y eje que devoró todo. Todo giró, gira y girará alrededor de Hannah/Lena. Es posible que muchos recuerden esta conclusiva temporada por el pene prostético de Matthew Rhys en el sobresaliente “American Bitch” (6x03), las vivencias artísticas de Elijah o los planos más desgarradores de la serie (sin usar diálogos) en “What Will We Do This Time About Adam?” (6x08). Tal vez imaginemos que el final perfecto y broche final hubiera sido la boda de Shoshanna aunque, no obstante, “Latching (Cierre)” (6x10) define esa sensación de contrariedad y narcisismo, con tintes discordantes, que tan habitualmente han surgido en la ficción. Al fin y al cabo, todo estaba condicionado a que Hannah Horvath pensara más en otra persona que en ella misma y, de este modo, conectara con el mundo. Grover aportó esa respuesta aunque echemos en falta los restantes epílogos de esas niñas que deseaban también convertirse en mujeres. Esperaremos al previsible (?) telefilm.


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1 comentario:

  1. Tengo muchas cosas que decir de la serie, estoy enojado y contento a la vez.
    Pero hay algo que me saca y molesta, porque Grover es negro? No tiene sentido ninguno, el instructor de surf (que dicho sea de paso fue el mejor personaje de rogue one) NO ES NEGRO.
    No podia dejar en sex and the city con ese "detalle".

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