Páginas Bastardas

lunes, 23 de enero de 2017

Amy (La chica detrás del nombre): Persiguiendo a Amy

“Amy (La chica detrás del nombre)”
Título original: “Amy”
Director: Asif Kapadia
Reino Unido / EEUU
2015

Sinopsis (Página Oficial):

Del director ganador del premio BAFTA, Asif Kapadia (Senna), “Amy (La chica detrás del nombre)” narra la increíble historia de Amy Winehouse contada con sus propias palabras. A través de imágenes íntimas y canciones inéditas, esta película sorprendentemente moderna, ágil y vital nos muestra lo duro que es el mundo en el que vivimos de una manera que muy pocas películas han conseguido transmitir. Amy fue uno de esos talentos únicos que surge en cada generación y una artista de jazz en el sentido más puro del género. Escribió y cantó desde el corazón usando sus dotes musicales para analizar sus propios problemas. La combinación de su cruda honestidad y su increíble talento la llevaron a ganar seis Grammy, y a componer algunas de las canciones más originales y adoradas del siglo XXI. Su gran éxito, sin embargo, dio lugar a una exposición mediática implacable e intrusiva que, unida a las relaciones conflictivas de Amy y a su trepidante estilo de vida hizo que su vida trágicamente comenzara a desmoronarse, hasta su muerte en julio de 2011 a la edad de 27 años, debido a una intoxicación etílica.

Crítica Bastarda:
Si de verdad pensara que soy famosa iría y me pegaría un tiro en la cabeza porque da mucho miedo. Da miedo, da mucho miedo.
He aquí el documental que sirve tanto de homenaje como de lavado de cara un personaje y nueva reformulación del biopic, que trata de desprender a Amy Winehouse de una imagen predispuesta a ser una chica vaga y problemática. Considerada un icono y condenada a ser una de las mayores cantautoras británicas del presente siglo, su fugaz paso queda sintetizado en el material de archivo inédito que utiliza Asif Kapadia para narrar la crónica del ascenso meteórico de una cantante que desnuda su alma en la pantalla y ofrece un extraño concepto del autorretrato. “Amy (La chica detrás del nombre)” se sirve de la premisa anterior para plasmar sus intenciones, haciendo que el realizador desee ser fiel a su propio título y revelarnos al ser humano que no desentonaba demasiado del retrato de una chica de los suburbios al noroeste de Londres con sus sueños, amigos y aspiraciones. Pese a revelar ese lado frágil y cercano al espectador, la artista siempre acaba filtrándose en todas esas secuencias, planos, confesiones ―y testimonios―, como si realmente estuviéramos ante la historia de una quebradiza y rebelde heroína que acabó atrapada en sus sueños, engullidos por las fantasías de la propia industria y maquinaria social. El premiado documental de Kapadia trata, en realidad, sobre la historia de un fantasma que nos habla desde otro lado y nos revela cómo acabó siendo un juguete roto que no tardó demasiado tiempo en desintegrarse. 
El médico nos llevó a otra sala y nos dijo. Con la cantidad de cocaína, heroína, alcohol y crack que hay en su sangre nos sorprende mucho que no esté en coma. Esta vez se ha librado pero es una chica muy joven, su cuerpo no puede seguir ese ritmo.

“Amy (La chica detrás del nombre)” establece un flujo continuo entre el pasado y nuestro presente, sobre esas réplicas y consecuencias de la fama y que Amy Winehouse acabe dividida entre los espectrales entidades que dialogan entre esos tiempos que ahora chocan en la pantalla. Pero la dura realidad es descubrir que Amy siempre fue Amy, incluso cuando acabó encumbrada y seguía viendo a sus iconos (como Tony Bennett y Natalie Cole) tan lejanos como la percepción de la propia audiencia sobre ella misma. ¿Y qué percepción tenía Amy Winehouse sobre Amy Winehouse? Antes de unirse al Club de los 27, “Amy (La chica detrás del nombre)” nos introduce y mantiene ese tono íntimo entre las propias imprudencias de la artista errática y el oportunismo de la gente que rodeaba a la cantante. La música trata de ser ese catalizador que una a ambos mundos, que nos transporte al espectador al propio arte al que se aferraba la artista. El mérito de Asif Kapadia ha sido acceder a todas esas personas que rodearon a Amy y junto a todo el material que facilitaron plantear algunas dudas sobre si pudieron cambiar el destino o si conocían que éste había sido impuesto. Al fin y al cabo, Amy Winehouse era un juguete roto que vivía entre la propia contradicción de la fama y su propia percepción de la misma: «(ser famosa) no significa una mierda». Pero, en realidad, el testimonio que mejor sintetiza el documental es aquel que nos remite a ver a Amy como «alguien que quería desaparecer», presenciando a ese fantasma que quería trascender a la eternidad dejando su cuerpo y parte de su alma atrás junto al resto de mortales.

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