Páginas Bastardas

domingo, 25 de diciembre de 2016

Anomalisa: Anomalías y marionetas

“Anomalisa”
Directores: Charlie Kaufman y Duke Johnson
EEUU
2015

Sinopsis (Oficial):

Michael Stone, marido, padre, y respetado autor de ‘Permítame ayudarle a ayudarles’ es un hombre mermado-atormentado-deprimido por su banal existencia. De viaje de negocios en Cincinnati, donde dará una conferencia en una convención para profesionales de la atención al cliente, llega al Hotel Fregoli. Una vez allí, le asombra descubrir un posible escape a su desesperación ―una tímida comercial de una panadería en Akron llamada Lisa, quien bien podría ser el amor de su vida o no―.  Una preciosa, tierna, absurda y graciosa fantasía de las brillantes mentes de Charlie Kaufman (“¡Olvídate de mí!”, “Cómo ser John Malkovich”) y Duke Johnson (“Beforel Orel: Trust”, “Mary Shelley's Frankenhole”). Esta joya de la animación stop-motion pone de relieve el gran doblaje de Jennifer Jason Leigh, Tom Noonan y David Thewlis, así como una conmovedora banda sonora basada en instrumentos de viento de Carter Burwell. Este recorrido stop-motion por la noche oscura del alma de un hombre en clave de comedia negra y surrealista ―“Anomalisa”― confirma el lugar de Charlie Kaufman entre los más importantes realizadores norteamericanos, y anuncia la llegada de una gran fuerza creativa: Duke Johnson.

Crítica Bastarda:

Contiene spoilers, aunque los spoilers no existen en las películas de Charlie Kaufman.

“Anomalisa” pudiera ser uno de esos mundos teatrales dentro de la mente de Caden Cotard (Philip Seymour Hoffman) en “Synecdoche, New York”, aunque la jugada más certera y pulida de Charlie Kaufman pasa por utilizar la animación (y el stop-motion) como una arcilla para explorar el espectro de una distorsionada sociedad y sus implícitos problemas de comunicación que pasan por las atormentadas existencias individuales de sus habitantes como ejes. ¿Y cómo es posible encajar en el mundo si estamos diametralmente alejados de esa sociedad que nos empequeñece y que ha acabado fundido en una misma masa a nuestra alrededor? El conflicto de Michael Stone es que es, por ironías del destino, un experto en servicio al cliente pero para el que todos a su alrededor (incluida su propia familia) tiene la misma e idéntica voz y cara. Su epifanía llega en un viaje a un hotel en el que tiene que publicitar su último libro en una convención, ya que en tal lugar trata de aferrarse al pasado y a sus sentimientos, hallando que cada vez sigue más desconectado de esa sociedad que lo ha aislado a todos los niveles, incluido los psicológicos. Y ahí surge la presencia de Lisa, una anomalía tanto en su rostro como en su voz, capaz desvelar a Michael que todavía existe esperanza en ese mundo gris en el que el universo se ha fundido sobre una misma presencia. Nuestro protagonista anima a la joven a cantar 'Girls Just Want to Have Fun' como parte de su catarsis y proceso personal de tratar de aferrarse a esa mínima posibilidad de seguir adelante. Pero, ¿existe o Michael está atado como una marioneta a su propio problema y destino?


El ser humano está condenado a lidiar con sus pesadillas y temores respecto a la sociedad y existe un toque pesadillesco sobre el que se articula el punto de giro en el que Michael Stone se ve atrapado ese universo kafkiano en que infinitas personas idénticas lo persiguen argumentando que lo aman y que, por lo tanto, no puede estar junto con Lisa. Evidentemente ese sueño torsiona la psique del protagonista y lo invita a pedir a Lisa que ambos huyan juntos y comiencen de nuevo. Pero, sobre tal planteamiento, llega la decepción como respuesta y que Lisa acaba inspirando el gran miedo de Michael a que esa ‘anomalía’ se normalice en ese mundo alrededor en el que nada ni nadie tienen otra voz o rostro discordante. Lo nuevo siempre tiene fecha de caducidad una vez es asimilado y ya nadie es reconocible pero la jugada final siempre viene desde la perspectiva propia, ya que esa distorsión, tal y como vemos en los rostros de Lisa y su amiga alejados del punto de vista del protagonista, eran propiciados por Michael. Pensemos en que “Anomalisa” también nos habla sobre que lo corriente muchas veces puede ser extraordinario en un mundo plagado de monotonía y copias; un extraño cosmos en el que el protagonista al salir de una ducha y hallarse completamente desnudo se percata de su condición de ser una simple marioneta atrapada en su naturaleza. Y aquí pudiéramos enlazar con los créditos y arranque de “Cómo ser John Malkovich”, donde ese titiritero que interpretaba John Cusack busca ciertas respuestas a su existencia. Tal vez no podamos escapar al destino impuesto y en el caso de Michael Stone su exploración sobre algo o alguien que dote de sentido su vida le hace toparse tanto con Lisa como esa figura japonesa, objetos y entidades que remarcan que su punto de vista está ligado a su problema. No existen las anomalías... al menos como algo establece más allá de un hechizo de una noche... de una pequeña y gran película.


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