Páginas Bastardas

jueves, 16 de julio de 2015

Wolf Hall: En la corte del lobo

Miniserie de TV
“Wolf Hall”
Reino Unido
2015

Sinopsis (Página Oficial):

Drama histórico que narra el ascenso de Thomas Cromwell, el hijo de un humilde herrero que se convirtió en primer ministro del rey Enrique VIII mientras navegaba por los pasillos llenos de poder en la corte de los Tudor.

Crítica Bastarda:

Basada en las dos novelas publicadas de la trilogía de Thomas Cromwell escritas por Hilary Mantel‘En la corte del lobo’ (2009) y ‘Una reina en el estrado’ (2012) , “Wolf Hall” llega para confeccionar una miniserie bastante inusual en este actual reino televisivo donde “Los Tudor”, Los Borgia e incluso Vikings han impuesto conceptos estéticos y mecánicas rítmicas como composición del entretenimiento más certero para todo tipo de públicos. Esta miniserie de BBC, por el contrario, puede espantar a la audiencia que espere locos giros de guión, violaciones, conspiraciones y asesinatos, siguiendo el manual de tramas de palacio de Juego de Tronos, e incluso pudiera ser calificada por esos telespectadores afines a la inmediatez como una propuesta aburrida y sin acción. La miniserie dirigida por Peter Kosminsky —y escrita por Peter Straughan y la propia Hilary Mantel— nos transporta a la Inglaterra de 1520 para mostrarnos otro tipo de percepción respecto a los intentos de divorcio de Enrique VIII para poder casarse con Ana Bolena. Allí aparece el cardenal Thomas Wolsey y, por lo tanto, Thomas Cromwell para unir el destino de todos los implicados. En estos seis episodios que componen “Wolf Hall” vamos a adentrarnos en la mitología de los Tudor y la caída de Bolena, en la ascensión de Cromwell y la descripción de ese temible rey león interpretado por Damian Lewis. También existe un gusto realista y sobrio por afrontar la ficción histórica, marcando ese completo alejamiento a los conceptos y mecánicas de la televisión anglosajona actual. 


Creo que es un error comparar a Thomas Cromwell con Francis Underwood o de hablar de las vías de ese ser ‘implacable y manipulador’ y conseguir sus objetivos. Vivimos en tiempos en los que la televisión ha quedado plagada de antihéroes y “Wolf Hall”, a priori, pudiera ceder para construir a su personaje principal con una variación de Tony Soprano o el mencionado Underwood como ese gran monstruo y villano que designó la historia. La miniserie de BBC quiere ir más lejos retratando a Cromwell como un fiel sirviente que desea ganarse el favor del rey y obtener el divorcio de la reina Catalina de Aragón, para poder casarse con su amante Ana Bolena, se antoja fundamental. El problema y gran conflicto que plantea la propuesta es el precio de convertirse en el brazo ejecutor de un rey retratado como una figura inestable e incluso bipolar, como ese gran león que describe Cromwell. «¿Recordáis cómo comparabais al rey como a un león domesticado? Podéis acariciarle, podéis tirarle de las orejas si queréis. Pero todo el tiempo estaréis pensando en vos mismo… Esas garras, mirad esas garras». Efectivamente nada ni nadie está a salvo de esos zarpazos, incluido el propio Thomas Cromwell, que finalmente fue acusado de traición, herejía e incluso corrupción por muchos de esos enemigos que fue labrándose a lo largo de los años en esa selva repleta de silenciosos y educados depredadores. Su ejecución en la Torre de Londres fue parte de un punto final de una decisión que cuentan que Enrique VIII lamentó más adelante. Ciertamente esa historia es el material del volumen final que le queda por escribir a Hilary Mantel y bien pudiera dar continuación a “Wolf Hall”… aunque sea ya parte de ese contexto de la proposición de BBC.


La miniserie tiene muchos méritos, como ofrecer un gran cambio de perspectiva para hablar de la corte de los Tudor y desligarse completamente de cualquier referencia actual al adentrarse en un relato histórico articulado desde la psicología y la sagacidad. Esa ausencia de acción también queda atada a la falta de movimientos de los personajes, como si el conjunto pictórico fuera el de personajes atrapados en el cuadro de un maestro de la época. Dentro de esa textura se halla la gran sutileza y poder interpretativo de Mark Rylance en sus gestos y miradas. Thomas Cromwell es retratado muchas veces como un pasajero del tiempo, como una estatua… imperturbable, observador e inexpresivo… sin práctica agresividad en sus gestos y frases, como si la propia miniserie fuera, en definitiva y resumen, un molde más sobre su protagonista. La propuesta también quiere esculpir a Cromwell desde su pasado y la tragedia que envolvió su propia vida. El gran protagonista de “Wolf Hall” consiguió reinventarse y regresar a su patria para hacer que su nombre figurara en las páginas de la historia pero se enfrentó a la oscuridad en sus decisiones para agradar a su rey. Incluso nos dejan caer que Cromwell amaba en secreto a Ana Bolena como un reverso romántico jamás contado. Todas esas tinieblas que el protagonista ha ido cosechando se conjugan en el último episodio, en el que sigue siendo esa estatua que presencia el adiós de aquella mujer que él mismo encumbró como la más poderosa de su nación, como si encontrara parte de ese otro reverso del destino que le aguarda en el momento en el que tropezara y osara hacer rugir a la bestia. A Cromwell simplemente le quedaba el abrazo de ese león domesticado y seguir pensando en esas garras. Mirad esas garras…

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1 comentario:

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