Páginas Bastardas

viernes, 5 de junio de 2015

Comienza la tercera temporada de ‘Hannibal’


—Dante escribió que el miedo es casi tan amargo como la muerte.
×Dante no estaba muerto cuando lo escribió.

Con “Antipasto” (3x01) ha dado comienzo la tercera temporada de “Hannibal”, uno de los shows más brillantes, sugerentes y arriesgados que se producen en la actualidad. Pese a sus nefastas audiencias y el injusto ninguneo al que ha sido sometida en prestigiosos premios, la apuesta de NBC quiere seguir creciendo, seduciendo y ‘condenando’ a seriéfilos a ese infernal e irrefrenable deseo para observar al mal directamente a sus ojos. Que su segunda temporada fuera una de las tres mejores series de 2014 para este bastardo blog y el favorito para medios como A.V. Club, IGN, TV Guide o Vulture no deja de remarcar su condición de irremediable culto. Al fin y al cabo, los seriéfilos somos los caníbales que nos alimentamos de series y este nuevo Dr. Lecter interpretado por Mads Mikkelsen desea constituirse como carne del adictivo pecado. “Hannibal” retrata la belleza del mal mediante una sofisticada composición en la puesta en escena y una atmósfera onírica, entre el sueño y la pesadilla, a través del recital de terrores (y cadáveres) que va desplegando su protagonista tras su paso. Mizumono” (2x13) fue un auténtico baño de sangre pero la intención es recordarnos que poco o nada importa ahora mismo qué ocurrió con Will Graham, Alana Bloom, Jack Crawford o Abigail Hobbs. Incluso con la irritante Freddie Lounds. Esta es la serie del Dr. Lecter y él es el rey absoluto de la narración. ¿Qué nos ha ofrecido “Antipasto”, primer capítulo de la tercera temporada de “Hannibal”?

El Dr. Hannibal Lecter es la personificación del mal, el mismísimo Lucifer en persona. “Antipasto” (3x01) se sintetiza en ciertas imágenes que enmarcan esa perversidad reencarnada, ese asesino en serie que subraya en un «Bonsoir» y una sonrisa las atrocidades que va cometer. De nuevo, nos hallamos ante ese territorio atmosférico, ante esa sobredosis de símbolos, parábolas y metáforas, como si las imágenes fueran versos de una macabra poesía. Ante la estilizada recreación en la introducción de la caza entre la presa y su depredador, aparece la figura del observador y su curiosidad… Nos introducen a Antony Dimmond (Tom Wisdom) y la nueva identidad de Hannibal (Boris Jakov). Su objetivo es el Dr. Roman Fell y su esposa… La poesía es dura… como el arte de matar y el Dr. Lecter es el artista y maestro del crimen. No hace falta la sangre más allá de la tétrica belleza que puede desplegar a cámara lenta, en pequeñas esferas de explosionan en el aire. Lo importante aquí siempre fue la imaginación del espectador, encargado de rellenar los huecos ante la poderosa dirección de Vincenzo Natali. Por cierto, ¿no se parece demasiado Antony a Will Graham o esa versión sofisticada con la que soñaba Hannibal para su transformación y fuga juntos?


Vamos a recuperar al Dr. Abel Gideon en flashbacks marcados por el blanco y negro para quitar la máscara al Diablo, que ve a cada ser humano con un sabor particular y peculiar… Gideon está presente allí (en el cerebro del incansable mal) no solamente para ver cómo desparecen sus miembros y son dispuestos en ornamentales platos sino para ser una voz de la conciencia del asesino y sus actos. El canibalismo era un comportamiento estándar de los antepasados de la raza humana y la víctima de Lecter incluso ironiza con la desaparición del eslabón perdido siendo la comida de sus descendientes. Ese horripilante cuento de hadas nos lleva al discurso que quiere introducir Bryan Fuller poco a poco, a fuego lento, a miembro y miembro cocinado para dejar el ‘tronco’… y corazón. Lecter aborrece la soledad, siendo un depredador que al igual que esos caracoles sometidos a un desagradable proceso en el que han sido engordados gracias al brazo amputado de Gideon y adobados con el más sabroso vino tinto. Abel desea utilizar sus palabras como la mayor condena ante su captor y verdugo: él no es nadie ni nada especial sino otro caracol que ignora cuándo será comido… Precisamente esa perspectiva de soledad de Hannibal cierra “Antipasto”, como si Gideon o Bedelia Du Maurier fueran sustitutos de esa pareja con la que siempre soñó: Will Graham. Tampoco Antony encajaba a tal fin, siendo una copia imperfecta de aquello que le proporcionaba su pasada pareja de cortejo y mind-games.


En el capítulo que abre la tercera temporada de “Hannibal” no vamos a tener ni un solo plano del personaje que interpreta Hugh Dancy. No importa salvo ese conocimiento del recuerdo y pasado. Siguiendo con toda la retórica del diablo y el infierno nos vamos al primer soneto de Dante, de ese comer del corazón como imagen poderosa. “Antipasto” (3x01) se recrea en la composición extrasensorial, característica de la serie, así como en esos afilados diálogos repletos de códigos y alegorías. Toda la enigmática relación entre Hannibal Lecter y Bedelia Du Maurier va a ser desmigajada entre capas de compleja ambigüedad. Regresamos a ese flashback que la audiencia se imaginaba, cuando Bedelia tuvo que asesinar al paciente (¡interpretado por Zachary Quinto!) que la atacó y su destino con el Dr. Lecter quedó ligado para siempre… Ese extraño concepto de matrimonio entre los protagonistas nos devuelve a una excepcional y bellísima Gillian Anderson, que enmarca numerosas secuencias en las que la vaguedad en el significado está amplificada por las metáforas y códigos del contexto. ¿Es la víctima o ella es otra clase de asesina en serie? ¿Por qué no asesinó a Hannibal cuando tuvo la oportunidad? ¿Qué gana o qué pierde siendo la esposa del demonio? Digamos que “Hannibal” lanza ese discurso a la propia hambrienta audiencia como una carne jugosa, sangrante y acaramelada. Los conceptos abarcan desde la ética a la estética o de la moralidad a la moral. Es difícil trazar un punto de conexión entre el Dr. Lecter y Du Maurier que no retrate ese juego de ‘agitación terminal’ que el villano indicó a Gideon. El cuerpo de Bedelia se va a llenar de adrenalina, viendo su caída en el infierno en su propia autodestrucción, siendo alimentada con ostras, bellotas y Marsala por su ‘captor’ para mejorar su sabor si alguna vez Hannibal quisiera hincarla el diente. Precisamente Hannibal sabe que su ‘esposa’ será aquella que le traicione, su Judas… y lanza la soga a su cuello en ese sentido conceptual y habitualmente alegórico en su relación. Siempre se han comunicado mediante códigos y, ahora, Bedelia sabe que está en peligro… aunque el objetivo final de Lecter no sea otro que acabar con Anthony Dimmond con un busto de Aristóteles, tras aparecer en Florencia y poner en peligro su tapadera. Ciertamente Hannibal ya tenía a su ‘curioso observador’ en la propia psiquiatra que le trató. Ese juego de observación o participación nos lleva a aquello que plante Lecter a Du Maurier: ella siempre fue consciente de los pensamientos de ese diablo que la tortura, ella es tan sutilmente culpable de sus actos como el propio Hannibal, ella es en cierto modo parte de él. 


Toda esa elegancia formal nos lleva plantearnos qué pasó con la Dr. Bedelia Du Maurier, tras exhibirse públicamente ante una cámara que atraiga al F.B.I. como a la Interpol. Destruyendo esa última tapadera de Lecter en Florencia —para conseguir el reconocimiento del Palazzo Vecchio (muy en la onda del film de Ridley Scott) tras hacerse pasar por su víctima de París— desconocemos el futuro que nos espera y si el plan del villano (y su esposa) tiene mayor alcance. El cuerpo de Anthony finaliza ese simbolismo sobre el primer verso de Dante siendo Hannibal el demonio capaz de doblar el destino a su convicción y riesgo. Es su reclamo para llamar la atención de nuevo de ese mundo que dejó atrás, su modo de exhibir su maldad para atraer a esa perfecta pareja llamada Will Graham: su corazón… “Antipasto” hace honor a su propio nombre siendo ese plato previo antes de la comida, un entrante para dejar los planteamientos del menú que nos irán sirviendo a lo largo de esta tercera temporada que se antoja completamente nueva y, por supuesto, demoníaca y servida por el más perverso maestro de ceremonias. Disfrutemos pues y que la sangre manche y corra por el mantel.

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9 comentarios:

  1. La serie te la pone dura y te flipas mucho. Cosa que me gusta.

    Me la pone dura al ver que la tienes dura.
    Homoerotismo voyeur

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  2. ¡¡al fin llego Hannibal!! ya quiero saber que paso con los otros

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    1. Yo creo, que después de tanto apuñalamiento, defenestracción y sangre, viven todos... menos Abigail. :D

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    2. ¡hay no ojala que mi abbi no!. pero tienes razón los mas probable es que ella sea la única que murió esa noche.

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  3. por fin la serie más esperada del año!
    leeré tu crónica cuando vea el capítulo
    gracias

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  4. Es el primer episodio en el que me pareció que las imágenes en blanco y negro no pierden la elegancia de la narración al mostrar el pasado, antes me parecia un tanto forzado. Exquisito episodio.

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  5. Soy yo o ¿Has eliminado comentarios? Entre ellos los míos. No encuentro mi seudónimo con el que nos escribíamos...
    Por si no me recuerdas, yo solía darte mis pensamientos demasiado extensos sobre Hannibal. Te prometí que volvería para la siguiente temporada, y aquí estoy. Por el momento soy una chica anónima hasta que o encuentre un comentario mío, o... recuerde como me hacía llamar. Espero que me contestes. Ah, y no tengo mucho más que añadir respecto al capitulo con excepción quizás, de que el inicio ha sido bastante obvio, Bedelia estaba preciosa por cierto. Especialmente en el baile. Quizás te faltó hacer alusión al conejo, y el hecho de que Bedelia siempre pide lo mismo para llevar. Bedelia como dices, luce asustada, parece que la escena de la cámara, hace casi pensar al espectador que aquella farsa en el avión sobre cuan tranquila estaba era solo eso. Comienzo a sospechar también que Hannibal tuvo que ver con la muerte del paciente de Bedelia. (Sin mis comentarios y especulaciones anteriores estoy perdida.) Asi mismo pienso que Bedelia pudo haber sido secuestrada de forma casi literal por Hannibal. Amo la forma en que Mads dice que la moralidad no existe. Solo la moral. La escena de Zachary Quinto fue impactante para mí, tanto que no recuerdo con claridad su rostro. Tuve que fijarme durante todo el capitulo, y es que los mensajes van mas allá de todo, en la comida, en los diálogos, hasta en el tacto, las miradas. o por ejemplo el hecho de que Bedelia ve un conejo muerto goteando sangre, o en que el enfoque de las cámaras dejando que los vidrios de la tienda se reflejen, dando así a entender por tercera vez(La primera fue en la bañera), que la tienen muy vigilada. ¿Quien? Hannibal por supuesto.
    Por ultimo y sin lugar a dudas, Mads y Gillian tienen una química increíble aparte de ser unos endiablados maestros de las miradas y la actuación no verbal. Los amo. Después de decir todo esto, ¿Ya me recuerdas?

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    Respuestas
    1. Hola 'chica anónima hasta que encuentre un comentario mío',

      He mirado en SPAM y no hay nada allí.

      Tampoco he visto nada tuyo en anteriores comentarios ni se ha eliminado nada de "Hannibal". Palabrita de niño bastardo.

      EXPLICACIONES:

      - Lo mismo te has equivocado de blog. :P

      - La cuenta con la que lo escribiste se fue al garete (fue eliminada) y se perdieron...

      - Eres un fantasma...


      No obstante, gracias por el comentario y saludos bastardos.

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