Páginas Bastardas

jueves, 11 de septiembre de 2014

Jonah from Tonga: Jonah Takalua quiere hacerse un hombre

Serie de TV
“Jonah from Tonga”
Australia
2014

Sinopsis (Página Canal+ Series):

La nueva serie del cómico Chris Lilley se centra en otro de los personajes surgidos de su primera comedia “Summer Heights High”. Chris Lilley recurre de nuevo al formato ‘mockumentary’ y al peculiar humor incómodo del que ya hacía gala en “Angry Boys” y “Ja'mie Private School Girl”, para ponerse esta vez en la piel de Jonah Takalua, probablemente el adolescente más insoportable y descarado de Australia, al que envían a vivir de nuevo con su tío en Tonga con la intención de que se reforme. Desde allí, Jonah relata su particular intento de dar un nuevo comienzo a su vida mientras trata de integrarse en el instituto y ser un adolescente completo en una familia de lo más frustrante.

Crítica Bastarda:

Chris Lilley ha ido ganando atención internacional con sus personajes en “We Can Be Heroes”, “Angry Boys”, “Ja'mie: Private School Girl” y ahora con otra de las perlas de “Summer Heights High” en “Jonah from Tonga”. El mockumentary le ha servido al humorista —del mismo modo que a Sacha Baron Cohen— para dar forma a sus personajes y un entorno propicio cargado, en esta ocasión, de polémica. Definida como espeluznante, terrible y, sobre todo, racista, las juventudes de Tonga no están en absoluto de acuerdo con el retrato propiciado por Lilley en una caricatura que tampoco sentó nada bien en EEUU. ¿Falta sentido del humor en el mundo o esta vez el humorista se ha pasado pintándose la piel y quitándose 25 años de encima para transformarse en un joven agresivo con la boca llena de vocabulario sexual y un prometedor futuro criminal? Sea como fuera, la polémica y su propia popularidad le han servido a Chris Lilley para conseguir una distribución internacional de su serie gracias a HBO en Estados Unidos y Canadá, en Reino Unido por parte de BBC3 y en España de la mano de Canal+ Series. Por el contrario, las audiencias en Australia cayeron en picado en comparación de “Summer Heights High”, dejando entrever que tanto a “Ja'mie: Private School Girl” como a “Jonah from Tonga” no les ha sentando nada bien centrarse en único personaje. 


La realidad es otra más dura si despojamos de la pulpa de polémica al invento: Jonah Takalua no da el suficiente juego para tener una serie a su disposición de seis episodios. Chris Lilley repite las mismas bromas, genitales sketches y acaba cansando por falta de ideas, generando alguna carcajada demasiado esporádica. Su dick-vocabulario también extenúa a la audiencia como la reiteración de ese inicialmente desopilante y veraniega estribillo de canción: «Pretty young girl, I want to touch your boobie… Island girl, let me touch your boobie». El estilo mockumentary respalda la propuesta por momentos y su interacción con diferentes personajes ocasiona todo tipo de situaciones encajadas finalmente sobre la monotonía y sin dejar sudar algún tipo de crítica sobre la violencia engendrada y transmitida a través de la descendencia. Verdaderamente, “Jonah from Tonga” promueve que la violencia, intimidación e incluso la tensión sexual son las únicas formas de diálogo de los más jóvenes entre ellos mismos y los adultos. No es que la exploración que realiza Chris Lilley le permita ser profundo pero se dirige hacia un anticlímax, gracias a su personaje encerrado en un reformatorio durante un par de episodios, para alcanzar la catarsis con su familia, profesores y amigos y compañeros de instituto en el capítulo final. 


La realidad siempre supera a la ficción y cualquier reality patrio del tipo “Generación Ni-Ni” y “Hermano Mayor” revela un mejor y más jugoso material que el infantilmente ofensivo con el que juega Lilley. ¡Incluso algunos capítulos de ‘Supernanny’ son más ‘destroyers’ y políticamente incorrectos que “Jonah from Tonga”! La cuestión es lanzar un mensaje positivo sobre la hipocresía y la transformación de unos matones de colegio en una plataforma ‘anti-bullying’ gracias a un socorrido y habitual concurso de talentos. Esa joven facción de la sociedad es el futuro y Lilley es consciente de que parte de esa generación está perdida y necesita madurar. De este modo, la serie australiana cede a su vertiente sentimental y dramática pero siempre sin perder la mirada a su socarronería y mala baba. Jonah Takalua quiere hacerse un hombre y va a conseguir finalizar su tatuaje para darse cuenta de que ser un adulto conlleva una gran responsabilidad: llevar el dibujo de una ‘polla’ en la piel de por vida. ¿Uno recibe lo que da? Moralejas ácidas y de mal gusto aparte, ciertamente “Jonah from Tonga” nos enseña que no hay nada como el Paint (que no Photoshop) para hacer que los adultos se sientan orgullosos de sus descendientes. He ahí la gran lección moral que da Lilley a esos adolescentes que utilizan inútilmente las redes sociales y la tecnología. ¿El resto? Aburrido y pobre por momentos y sobre todo, acaba sobrando... que para eso ya teníamos las violentas y viscerales peleas de Homer y Bart Simpson, a los que se les notan menos las arrugas y no necesitan un dick-vocabulario para hacerse notar.

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