Páginas Bastardas

jueves, 17 de julio de 2014

Finding Carter: Encontrando… ¿un mojón?

Serie de TV
“Finding Carter”
EEUU
2014

Sinopsis (Página Oficial):

“Finding Carter” se centra en Carter, una adolescente que piensa que tiene una vida perfecta hasta que una noche después de una redada de la policía en una fiesta de la escuela secundaria descubre que aquella mujer que decía ser su madre la secuestró cuando era una niña de tres años.

Crítica Bastarda:

Me da miedo pensar en que la positiva recepción de “Finding Carter”, nuevo drama de MTV, por parte de los medios estadounidenses comience a generar una revisión de viejos culebrones y dramas —relegados habitualmente a los telefilms con/para/por marujas— bajo el protagonismo y rol de los adolescentes. La serie que monopoliza Kathryn Prescott (“Skins”) nos traslada a las esencias un tanto seniles y casposas de las películas para televisión de sobremesa con ‘robo de niños’. Carter Stevens descubre que su nombre es Linden Wilson y que su madre la secuestró cuando apenas era niña sin conciencia ejerciendo a partir de ese momento como tal (y bastante bien, por lo que parece). La vuelta de tuerca y premisa sobre la que comienza la serie se produce al tener que integrarse con una familia biológica que desconocía, descubrir que tiene una hermana y un hermano y que su ‘nueva’ (y original) madre ejerce realmente una abducción sobre una vida que no quería cambiar y donde era feliz. 


“Finding Carter” utiliza ‘lo cool’ y/o ‘el selfie’ como herramienta de guión, como un nuevo lenguaje que también se recrea en su fórmula con/para/por adolescentes perfilando el culebrón con esa división de la protagonista entre dos madres. En realidad, en esos livianos y superficiales flashbacks se nos devela que su madre ‘secuestradora’ ejercía como amiga y su reverso biológico desempeña el rol de matriarca-de-toda-la-vida con la que va a discutir y chocar (y mucho). Que su madre ‘de verdad’ sea una detective de policía o tenga un supuesto affaire con el padre del su futuro novio y del ‘chairo’ que ponía cachonda a su hermana ¿gemela?, no deja de marcar esa horrible sintonía a embutirse en un engranaje dramático y un tanto mecánico para defecar secretos (su ‘secuestradora’ tuvo motivos para sus acciones y conocía a su madre) de cara a la evolución de la serie. ¿Acabaremos en la tópica-típica evolución de drama criminal/judicial/carcelario a medida que avance la narración? ¿A un secreto mucho mayor sobre las causas de su doble abducción?


El conjunto es bastante superficial, todo se enreda por malentendidos, todo huele a secretos de cuarto de baño. Y es que “Finding Carter” da la impresión de oler a rosas pero a mí me huele a mojón desde la distancia. Me conozco que voy a encontrar cuando levante la tapa de la taza del cuarto de baño… y me sorprende que algunos medios norteamericanos ya hayan definido el producto como «un drama estelar». Sinceramente me preocupa, aunque me interesan detalles como que la previsible emotividad sea sustituida por el conflicto y el trauma para la protagonista. Carter nunca podrá recuperar su pasado por fingido que fuera e incluso su falso nombre es el único remanente que le queda para potenciar su propia persona y existencia. Planteemos que la serie de MTV va a jugar mucho con esa relación emocional a la mujer que la secuestró que ahora huye del FBI y que acaba siendo ‘más madre’ que su afín y biológica. Se trata de volver a nacer y reescribir su nueva existencia y vida al mismo tiempo que los guionistas juegan con todos esos terrenos dramáticos, de conectar con ese pasado que yace en su subconsciente como el reencuentro con sus abuelos. El problema de “Finding Carter” es que se le ve demasiado el plumero y el adorno; se nota el olor a cuarto de baño después del abandono del sufrido mojón. Se detecta el cliché y el olor a rancio y a urgente evacuación. Digamos que el mejor halago que puedo decir de esta serie es que podía ser ABC Family sin despeinarse, aunque aquello que nos propone MTV sea una reformulación del sensacionalismo marujil readaptado a su target, de un autoconsciente cinismo sobre las mentiras del american-way-of-life y sus estructuras familiares. ¿El mayor de los infiernos y secuestradores puede ser la familia? Del ADN y la sangre somos incapaces de renegar… aunque “Finding Carter” evidentemente no puede ponerse demasiado profunda y/o existencialista que toca selfie (y mojón con banda sonora actual y de acorde a la cadena) en 3,2,1…

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