Páginas Bastardas

lunes, 17 de marzo de 2014

The Walking Dead (4x14) The Grove: La cabaña en el bosque

“The Walking Dead” sigue sobreviviendo y acechando cual caminante temporada a temporada, capítulo a capítulo, tumbo a tumbo, independientemente sea apuñalada, descuartizada, machacada o enterrada para siempre. Ya sea porque todos estamos infectados por ese terrible virus que nos contaminó desde su piloto o por la curiosidad de la adaptación televisiva de los cómics de Robert Kirkman, el público sigue creciendo y el éxito confirma a la serie más vista de cable ¿de todos los tiempos? Ahora es momento de apuñalar, machacar y supuestamente enterrar esta temporada, concebida posiblemente como un anexo de la saga de la prisión y transición para dirigir el drama post-apocalíptico hacia nuevos horizontes. ¿Nos presentarán convenientemente a Abraham Ford, Eugene Porter y Rosita Espinosa o tendremos que esperar a 2015? TWD sigue organizándose y la fragmentación y esparcimiento de sus personajes en busca de ese Santuario llamado ‘Terminus’ va a generar una cadena de capítulos que nos llevan a repasar “The Grove”, decimocuarto capítulo de su cuarta temporada. 

Se puede analizar la primera parte de la cuarta temporada como aquello que pudiera haber ofrecido la recta final de la tercera. Tuvimos tensión con una infección y cuarentena en la prisión y, sobre todo, capítulos que encantaron a los fans como Internment” (4x05) y ese mid-season-finale titulado Too Far Gone” (4x08) que bien pudiera acabar en el top 5 de mejores capítulos de “The Walking Dead”. ¿Nos convenció el desarrollo de la historia de El Gobernador en esos dos episodios en clave de flashback? ¿Han acertado los guionistas con dividir el grupo en pequeñas historias buscando la unión de los mismos en ese Santuario y presentando a un posible villano motero llamado Joe? Sea como fuera, llegamos a “The Grove” (4x14) para iniciar la recta final de esta cuarta temporada y evidentemente tenemos que ver cómo ha funcionado la mecánica de los supervivientes y su separación bajo la sombra de ese Santuario llamado ‘Terminus’. La posibilidad del reencuentro de los amantes de Teruel (tonta ella, Maggie, tonto él, Glenn) como drama romántico post-apocalíptico, la extraña desaparición de Beth, la unión de Daryl (y sus lloros) con los ¿villanos? moteros, la sanación de Rick y, por supuesto, las aventuras de Carol y sus pequeñas psicópatas con el culebrón fatal a desarrollar con Tyreese y ese pintxo para caminantes llamado Judith. Pocas cosas han funcionado ante la diseminación y la presentación (y misión) de Abraham Ford, Eugene Porter y Rosita Espinosa se ha llevado las rosas… aunque “The Grove” confirma que se han dejado lo mejor para el final. 


De esta manera, vamos a seguir el desarrollo de las aventuras de Carol, Lizzie (la psicópata en potencia), Mika, Tyreese y el bebé bastardo de Rick que se dirigían a ‘Terminus’. Descubriremos que Lizzie está como una cabra y escucha (o eso dice ella) a los caminantes. ¿Y qué dicen listilla? La transformación en muerto viviente es observada como un cambio para la niña y desde el arranque del capítulo, ya divisado en un sneak peek, no ve como un peligro a esos caminantes sino como compañeros de juegos y seres humanos. Es normal que un mundo donde la muerte camina los más pequeños puedan ver a la defunción como un tránsito y estado de cambio pero evidentemente “The Grove” quiere seguir las cardinales de la serie y desarrollar a esa Mika incapaz de matar a un caminante o el secreto que puede dinamitar la relación de Carol y Tyreese. Esa oscura articulación que yace en la sombra de todos los diálogos de esa peculiar familia va a alcanzar una extraña y walkingdeadiana catarsis en unos fusilamientos sobre unos mordedores churrascados que unen un extraño humo divisado en la distancia. 


Mientras que Tyreese ve la posibilidad de protagonizar la versión interracial de “La casa de la pradera” al encontrar el grupo una cabaña en el bosque, Carol va a tener más tiempo para educar a sus hijas en el arte de matar (a caminantes). La extraña familia se replanteará sus posibilidades de no ir a ‘Terminus’ y quedarse allí pero la maldad de esos diálogos comienza a florecer cuando Tyreese recuerda a Karen, apareciendo los posicionamientos filosóficos de los personajes. Tyreese lo tiene claro:
Los vivos son perseguidos por los muertos. Somos lo que somos. Y hacemos lo que hacemos porque ellos siguen aquí. En nuestras mentes. En el bosque. El mundo entero está cazando ahora. Y ya no hay forma de salir de eso. No hasta que estemos muertos.

Pero Carol piensa que tal vez no les están cazando sino enseñando y ayudándolos a recordar para que podamos vivir con aquello que tienen que hacer. Como esto es “The Walking Dead” y hemos tenido ya nuestra ración de caminantes veremos que la tranquilidad (ante la no confesión de Carol) se va a romper al encontrarse los padres una ‘situación’ que ha desatado una de las niñas. Lizzie ha matado a su hermana pequeña con un chuchillo para facilitar su regreso y la tensión aumenta cuando apunta con una pistola a Carol. Judith se salva por los pelos y Carol sigue el juego a la perturbada asesina para evitar una funesta situación. El escenario macabro lleva a Tyreese a descubrir que Lizzie era aquella que daba de comer ratas a los caminantes y dejó hecho un cromo, cual Dexter Morgan, a un conejo. La serie lo había dejado más remarcado con las imágenes de la mocosa dando de comer un ratón a un caminante que se quedó atascado en las vías. Tyreese piensa que también mató a Karen y David. Oh, wait. ¿Cómo arrastró los cadáveres si es tan pequeña? Tyreese no ganaría mucho como un detective privado pero sí como comediante con frases del tipo «Asegúrate que no tenga un cuchillo ni nada por el estilo». Ambos saben que no puede dormir con una psicópata y llega el momento de la despedida de madre e hija… nuevamente. Los traumas se repiten en la serie, el fuego está apagado, el ciervo vive y pasta en ese mundo terrible repleto de muerte y cadávares. Lizzie mirará las flores antes de que Carol apriete el gatillo y tengamos el punto de vista de esa ventana que tanto ha marcado las distancias. Es momento de enterrar los cuerpos de esas niñas juntos, como hermanas… pero nos queda pendiente una pieza de todo el puzle dramático que compone “The Grove”, el mejor capítulo de momento de esta segunda parte de la cuarta temporada de TWD. Por la noche y precisamente uniendo las piezas de un puzle sobre una mesa, Carol cede su pistola a Tyreese y confiesa sus asesinatos sobre Karen y David para evitar la propagación del virus en la prisión. Haz lo que tengas que hacer. Tyreese se aferra a esa pistola pero también a su filosofía y sentimientos: los vivos no cazan a otros vivos y el remordimiento de Carol es suficiente para alcanzar el perdón… aunque nunca el olvido. Al día siguiente ellos abandonarán esa cabaña en el bosque —y posible referencia metaficcional a Sam Raimi, como medio de exorcizar los demonios interiores— para buscar en esas vías juntos hacia ‘Terminus’. El caminante que se quedó atascado en los carriles yacerá allí, como parte de esos ecos, voces y fantasmas que quedarán atrapados eternamente en esa cabaña que ya forma parte del (gran) pasado (y legado) de esta serie.

1 comentario:

  1. Gran critica Bastardo, sin duda el mejor episodio de la serie desde “Too Far Gone” joder como me caía mal la niña psicópata, a mi no me hubiese dado lastima meterle en un tiro en la cabeza. Madre mía, que loca, Judith estuvo a punto de ser una little monster x'D

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