Páginas Bastardas

lunes, 17 de febrero de 2014

La Verdadera Historia de Flappy Bird


No se engañen ni se dejan camelar por todas las noticias que escucharán sobre la leyenda de Flappy Bird y los motivos de su creador, Dong Nguyen, para dar cierre a uno de los videojuegos más exitosos desde Angry Birds o Candy Crush. Olvídense la presión de los medios y usuarios y de esos motivos legales por sus parecidos más que razonables a Piou Piou vs. Cactus y las tuberías de Super Mario Bros de Nintendo y céntrese en los impulsos reales: ¿por qué era un juego tan adictivo, difícil y desesperante? ¿Por qué algo tan simple y, al mismo tiempo, frustrante fue un éxito y una de las APPs gratuitas y juegos más descargados de los últimos meses? ¿Por qué todo el universo gritó sobre ese estúpido pájaro que no sabía volar y que ningún dedo ágil del mundo podía ayudar lo suficiente? Pero, sobre todo, ¿por qué fue retirado de App Store y Google Play por su propio desarrollador? He aquí La Verdadera Historia de Flappy Bird (y no la copie y pegue sin citar la fuente bastarda original), que cambiará por completo las ideas preconcebidas sobre ese pájaro con unos morros que ya quisieran Carmen de Mairena o Esther Cañadas. He aquí la oscura historia que nadie quiso conocer y que hace palidecer a cualquier creepypasta o arruina infancias. Esto es real… o no. Ustedes eligen, pero todas las piezas encajan en esos simples pixels que hicieron al planeta entero gritar a una pantalla las palabras «PÁJARO ESTÚPIDO, HIJO DE FRUTA».

Dong Nguyen explicó que quería diseñar un juego para disfrutar de unos pocos minutos cuando se estuviera relajado pero Flappy Bird transformó a la gente en adictos al drama y tragedia y mantener con vida a un animal con un visible retraso mental. ¿Qué pájaro en el mundo necesita que alguien le ayude a volar? ¿Qué ave (al parecer con alergia al plomo) se dedica su vida a atravesar tuberías? Nos tenemos que remontar a la vida de Nguyen antes de diseñar el popular juego. El joven vietnamita que no llegaba a 30 años tenía una vida normal repleta de sueños y aspiraciones y sus deseos de convertirse en un programador de juegos de éxito hasta que una noche a finales de 2012, mientras se encontraba delante de su ordenador a altas horas de la madrugada, sintió que no estaba solo en su habitación. Allí no había nadie… ni nada, pero sentía una sensación interior que le indicaba lo contrario y la simple idea le perturbaba. Una idea que empezó a tomar en serio cuando se quedó paralizado completamente al sentir un susurro en su oído que, cada vez, se convertía en una voz tan afilada que le hacía creer que sus tímpanos iban a estallar. Después, llegó el sobresalto al escuchar claramente que esa voz le indicaba que no tuviera miedo de su presencia. Estaba allí para ayudarle como tiempo atrás había hecho con sus antepasados. Dong seguía inmóvil e incluso temblaba hasta que pasado un tiempo, que nunca conseguirá recordar, la voz le tranquilizó. Podía ver en el reflejo de su pantalla y fondo alado y unos prominentes labios desde donde se proyectaban esas palabras que exteriorizaban calma pero producían un terrible desasosiego. Finalmente, Dong se atrevió a responder a la voz: «Estoy diseñando y programando un juego, ¿quieres ayudarme?». Y la voz contestó: «Por supuesto. Estoy precisamente aquí para eso...».

No le llevó más de unos pocos días hacer un juego que llamó Flap Flap y que era aquello que siempre había deseado: un pasatiempo para los ratos muertos. Desconocía si esa voz, que le indica e incluso retaba a hacer cambios y modificaciones, a veces tomaba el control de su cuerpo. Dong pensaba que era un ángel protector pero algo en su interior le hacía dudar de esa voz estridente que hacía estremecer todo el interior de su cuerpo. El juego estaba realizado y la voz dejó de hablar… como si no hubiera existiendo nunca. ¿Cómo podía contar a alguien aquello que había ocurrido sin que le tomaran por un loco? Llegó el 24 de mayo y el juego finalmente fue publicado con el nombre Flappy Bird. Nadie se dio cuenta de que estaba ahí y el tiempo pasó tan en silencio como esa ya inexistente voz que muchas veces Dong pensaba había sido producto de su imaginación o tal vez estrés. Pero en diciembre de 2013 la dificultad del juego era equiparable a la frustración y adicción que representaba. Poco a poco, todo el mundo empezaba a hablar del juego ya sea para alabarlo o simplemente odiarlo. Tras su éxito por App Store tuvo que ser desarrollado para Android y había algo en el interior de Dong que le decía que el vuelo atrofiado de ese pájaro no estaba bien. Dentro de esa ave idiota había algo que le recordaba a la extraña y llamativa voz que originó el propio juego. Ese extraño pico le confirmó sus sospechas. Era como si esa entidad ahora viviera allí, en cada pantalla donde el popular juego era descargado generando ingresos y, al mismo tiempo, odio y adicción. Dong no podía dormir y se encontraba más nervioso que de costumbre. No podía parar de pensar en todo lo ocurrido, fumaba más que nunca y a unos extremos en los que le dolía sus cada vez más temblorosas manos y, finalmente, decidió investigar. Tenía que hacerlo. No podía dejar al mundo a merced de un peligro que él mismo había creado, pero para ello sabía que tenía que confesar la verdad… y asumir las consecuencias.


Al hablar con sus familiares más provectos sobre si conocían un espíritu o ángel de la guarda que les hubiera ayudado en algún punto de su vida o sabían que sus antepasados les hablaran del mismo, todos confirmaron que no tenían constancia de tal hecho. Pensaron que a Dong se le había subido el éxito a la cabeza y todos le notaron distinto, más nervioso y aterrado. Por suerte para Dong, los ingresos de Flappy Bird le ayudaron a contratar a un eficiente y discreto investigador de asuntos paranormales que localizó en pocos días un extraño, ancestral y oscuro culto, alejado de internet y de cualquier biblioteca, sobre una divinidad alada con unos distintivos y sobresalientes labios. Dong se sintió de alguna manera aliviado al confirmar que no estaba loco. Por fin, podía gritar al mundo que no no estaba loco. Por fin. Pero el investigador golpeó duramente su alma cuando le reveló que ese supuesto ente era demoníaco y utilizaba su voz para seducir y perturbar a los mortales, buscando siempre un modo de regresar a la vida para alimentarse de todas las almas que pudieran caer en su hechizo. Vivía de la frustración y del odio. De la incapacidad de asumir el fin de algo y volver a repetir los mismos errores. Dong entendió todo y, al mismo tiempo, se preocupó alarmantemente: había dado vida a esa presencia demoníaca dentro de la red y el propio juego. Comprendía ese vacío en su propia alma y toda la intranquilidad y el agobio que le había producido el éxito del juego. Nada había sido casualidad, ese demonio alado siempre había planificado su conquista a través de un inocente juego en apariencia, que produjera una tremenda adicción y que vinculaba al jugador con el propio pájaro y extensión demoníaca. Cada vez que atravesaba una tubería, una pequeña porción del alma del jugador quedaba amarrada a ese ser maligno. Y tanto el pájaro como el jugador querían más... sin saber hasta donde podía llegar el límite. Dong solicitó borrar el juego y eliminarlo completamente para poder, por fin, respirar tranquilo… La noticia asaltó a los medios y se habló de temas legales e incluso amenazas de muerte recibidas. Dong pensó que con el fin de la APP el problema se había solucionado pero sabemos que no es así. Muchos inocentes se desquician todavía con ese juego que, poco a poco, les está robando el alma y que ya comercian con la venta de iPhones con la APP instalada. Dong afirmar sentirse más seguro pero, ¿podremos sentirnos nosotros con esa presencia demoníaca circulando cual virulento y potente enfermedad repleta de copias todavía por la red? ¿Llegará un momento en la que nuestra adicción haga que esa voz que escuchó Dong salga de nuestra pantalla para decirnos a nuestro oídos que nuestra alma ya le pertenece? De momento, nos quedamos con la solución que ofrecen en este vídeo para acabar definitivamente con el maligno y pernicioso Flappy Bird. ¡¡¡POR FAVOR, NO PIERDA SU ALMA Y MATE DEFINITIVAMENTE A ESE PÁJARO!!!






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