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martes, 17 de diciembre de 2013

Qué esperar cuando estás esperando: ¿¡Qué bodrio esperar cuándo lo estás esperando!?

“Qué esperar cuando estás esperando”
Título original: “What to Expect When You're Expecting”
Director: Kirk Jones
EEUU
2012

Sinopsis (Oficial):

Inspirada en el bestseller del New York Times del mismo título, “Qué esperar cuando estás esperando”, es una original y divertida comedia que describe las vidas entrelazadas de cinco parejas que se ven trastocadas por los desafíos de su inminente paternidad. Está protagonizada por Cameron Diaz, Jennifer Lopez, Elizabeth Banks y Chris Rock.

Crítica Bastarda:

Belén Esteban confesió que en “¡Mira quién baila!” se metía antes de salir al escenario y el comienzo de “Qué esperar cuando estás esperando” con Cameron Diaz, con arcada interior, bien pudiera ser un homenaje involuntario y en paralelo al universo más telebasuril. Pero llega la náusea y comprobamos que comparte a Rebel Wilson, Anna Kendrick y una vomitona sobre un escenario, como paralelismo de Dando la nota… aunque la cinta de Kirk Jones se encuentra en las antípodas de la de Jason Moore: sin gracia ni encanto en una interminable suma de clichés. Por mucho homenaje a “Dirty Dancing” y Patrick Swayze todo acaba en un mal polvo y encima con bombo. Que tuviera dos nominaciones a los Razzies en las figuras de sus secundarias (Brooklyn Decker y Jennifer Lopez) y fuera considerada una de las peores películas de 2012 para público y crítica no extraña a nada ni a nadie. 


Con un recital de frases del tipo «No conoces el verdadero amor hasta que limpias un culito» y la suma de tópicos sobre embarazos, abortos y decepciones se reduce a unas simples moraleja: al final el cerdo y el queso pueden vivir juntos… junto con un mojón en un pañal, los niños son de goma y Joe Manganiello hace las niñas cejijuntas más feas del planeta. “Qué esperar cuando estás esperando” habla de un legado vital y de la sensación de la maternidad en un juego de historias cruzadas y superficialidad para mear y no echar gota en plan Noche de fin de año o “Historias de San Valentín” pero con preñadas y bebés. La amargada amalgama quiere ser completamente amplia incluyendo todo tipo de posibilidades en el trascurso de un embarazo y la responsabilidad de ser padre y madre. Que el engendro esté inspirado en un libro de autoayuda no deja de dotar al conjunto del propio contexto actual cómico con humor fuera de tono y popurrí uterino y traumas de los protagonistas que están interrelacionados. 


Entre tanta trama, trauma, drama y personaje tróspido es normal que algo pueda resultar gracioso o dramáticamente aceptable pero ni es tan divertida y, por supuesto, tan emocional como pretende con tantos argumentos y tramas secundarias cercanas muchas veces a la telenovela con traumas equiparables a los deambulares de famosas, famosos, fotógrafas y demasiado ombligo para tan poco giro. Todo es bastante inverosímil y cuando la película intenta ‘censurarse’ a si misma tratando el tema del aborto o hablando de vaginas provoca vergüenza ajena. Parejas, dudas, decisiones, club de padres deprimidos y una historia que se convierte en sí en un propio embarazo para el espectador. Contracciones, cambios de humor, micciones constantes, aumento de pechonalidad y, para finalizar, una rotura de aguas (craneoencefálicas) entre inenarrables dolores. Entre tanta manipulación y retoque efectivamente no esperes mucho de aquello que estés esperando. O sea, espera el BODRIO que estabas esperando. ¡Bienvenido al mundo, bebé del cine cutre!

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