Páginas Bastardas

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Fading of the Cries: El desvanecimiento de los gritos… ¡de la audiencia!

“Fading of the Cries
Director: Brian A. Metcalf
EEUU
2011

Sinopsis (Oficial):

Cuenta la historia de un joven hombre que defiende a su ciudad de las fuerzas del mal con la ayuda de una espada mágica. Salva a una chica llamada Sarah de un malévolo mal, que ha comenzado una plaga en las calles como si fueran tierras de cultivo, que está buscando un amuleto que había pertenecido al tío de Sarah. La pareja se propone llegar a casa de Sarah para permanecer a salvo, mientras viajan a través de calles, campos, iglesias y túneles subterráneos, y son perseguidos mientras tanto por hordas de criaturas demoníacas.

Crítica Bastarda:

Desconozco si películas como “Fading of the Cries” fueron defecadas para que el insulto fuera el verbo de la crítica y la bilis el complemento directo. Abominación cinematográfica que parece el mockbuster cutre-salchichero de Legiónpasado por el escroto deSilent Hilly otros innombrables BODRIOS, nos encontramos ante un atentando fílmico en plenitud con una misión neuronal imposible: ¿cómo han engañado a Thomas Ian Nicholas (el Kevin Myers de la saga American Pie) para salir en esta indecencia con efectos de rastrillo y argumento de chascarrillo? El premio aquí se lo tiene que llevar el público por soportar esta sodomización retinal y aguantar sin pestañear entre absurdos, demonios para nada comparables al pianista de ‘Cine de Barrio’ o personajes que incitan al homicidio asistido. Si se encuentra con una persona llorando que le pide que le extraiga los ojos rápidamente es que ha empezado a ver esta película. Por favor, ¡ayúdele!


La moraleja de la historia es una tortura para toda la eternidad y el significado de la obra empapa en vómito de cloaca la misma. Imaginarse una lectura de ese guión sí que debe dar miedo. ¡Qué horror! ¡Qué caras que pondrían los actores! ¿Cuántas veces irían a vomitar? Da la impresión que “Fading of the Cries” ha agarrado por el matojo lo peor y más deleznable lectura de “El cuervo” yCrepúsculo con las peores actuaciones de cara-cartón que ya quisiera la spoof movie de turno. Insoportable de principio a fin, Brian A. Metcalf ha defecado un pestilente mojón pesadillesco digital con magia de cloaca y alcántara de opereta. Un pueblo invadido por muertos vivientes endemoniados y un nigromante vengativo podrían originar ciertos elementos llamativos con artes marciales, efectos especiales y varias líneas narrativas. Pero todo el cúmulo de supuesto entretenimiento, ya sea por el low-cost o por su lado mierder, acaba en un empacho de “Dragones y mazmorras” meets “La noche de los muertos vivientes” en su reverso de Serie Z.


Que los diálogos sean pésimos y que la química entre los protagonistas sea inexistente, es técnicamente lo de menos… porque lo de más es que estamos ante la estupidez hecha película. Que la idea pueda ser llamativa en tiempos de escasa originalidad no exonera que el resultado sea tróspido de memoles. Que ese emo en plena jornadas manga con una espada digital se llame Jacob no deja de ser un acto oportunista con uno de los finales más patéticos y absurdos vistos en el cine amorfo con chroma-key. Si muchas veces la sensación era de estar ante una película incompleta el desenlace con ese ‘desvanecimiento de los gritos’… ¡en la propia audiencia! es para, contradictoriamente, no parar de chillar. Que esta película te haga no parar de gritar y aullar es evidente, algo de lo que tenían haber tomado nota para ese plano aéreo-cenital que hará temblar el esfínter de un demonio por toda una eternidad. ¿BODRIO? NO, lo siguiente. 

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