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miércoles, 17 de octubre de 2012

American Horror Story: 1ª Temporada

Aunque nos encontramos con una antologia de terror y temporadas independientes, es bueno momento recordar las credenciales que marcaron la primera parte de una de las series revelación del pasado año. Sus nominaciones a los Globos de Oro y el reconocimiento alcanzado por Jessica Lange han supuesto los trofeos obvios, brillantes y visibles de la nueva serie de Ryan Murphy. Su finalización en EEUU es todavía reciente y su paseo fantasmal por nuestros televisores en su emisión en España no hace más que dejar, pese a posibles críticas, su vigencia catódica. Es momento de repasar y hacer un contraste entre los logros, virtudes y defectos de “American Horror Story”, uno de los éxitos de público y crítica del 2011.

Para hablar de lo que fue la primera temporada de “American Horror Story”, no es necesario destripar los doce capítulos que la componen aunque sí es obligatorio constatar las claves que la han catapultado entre el Olimpo de muchos seriéfilos:

1) El arte del refrito: Los propios creadores de la serie, Ryan Murphy y Brad Falchuk, querían hacer algo distinto. Murphy escapar del algodón de “Glee” y Falchuk apuntalar el género de terror, aunque la inspiración, homenajes y/o conexiones abarcan desde La semilla del diablo a El resplandor bajo la mirada conductora de “Dark Shadows” en la atmósfera. Pese a sus múltiples referencias, “American Horror Story” ha generado su propio estilo desde los créditos de Kyle Cooper, la banda sonora que acompaña a cada capítulo o sus referencias a la cultura popular, oscura y negra norteamericana de diferentes épocas con asesinatos en serie en institutos de principio de los noventa, Richard Franklin Speck o la Dalia Negra.

2) Sin Competencia: “DexterThe Walking Dead” van por otros derroteros y, ¿se acuerda alguien de “Fear Itself” o “Masters of Horror”?

3) Jessica Lange: Guste o no la serie tanto su papel como su actuación son dignas de admiración. Constance Langdon se mueve entre la malicia, lo sibilino y bipolar y el amor maternal como bandera y ceguera enfermedad crónica.
  
Mis reacciones ante los episodios de American Horror Story y su seguimiento contradicen muchas veces el entusiasta y universal punto de vista de los telespectadores. Esos mismos que la han aupado a ser una de las series fijas para cualquier seriéfilo que se precie. Pero un objeto del deseo es la audiencia y otro (del terror para el creador) es convencer a todo aquel que se interesa, bien por el género en el que está encuadrada la serie de FX o por ficciones televisivas que apuestan por otro tipo de llamativas presentaciones. Guste o no, hay que reconocer a Ryan Murphy su capacidad de marketing absoluta ya que ha conseguido realizar uno de los mejores productos del género de terror y con impecable acabado que puede generar la televisión de cable actual. El creador de la serie ha guardado un as secreto en la manga que ha desvelado al finalizar la primera temporada y no es otro que el de aumentar la vigencia de la serie e incluso de compensar la compra de temporadas sueltas de la misma. “American Horror Story”, con ese as desvelado, se ha convertido en una serie de cambios y renovaciones constantes de cara a su desenlace definitivo. Tal vez un arma demasiado potente escondida convenientemente para afianzar el efecto de una longevidad pretendida… salvo que el terror de la segunda temporada espante espectadores…


“American Horror Story” ha sido una serie de recursos, clichés y licencias inverosímiles (hasta para los fantasmas) durante su primera temporada para convertirse finalmente en una antología donde cada temporada tendrá un inicio un desarrollo y un final y supuestamente un elenco renovado. Todo lo anterior quiere indicarnos claramente que con el éxito que tiene actualmente la serie veremos desfilar seguramente a la plana mayor catódica y seguramente alguna estrella de Hollywood será seducida por este movimiento del creador de “Glee” y “Nip/Tuck”, a golpe de bisturí. Un muy buen invento, desde luego. Pero con todo lo anterior es necesario repasar en qué ha consistido realmente esta temporada, ver sus méritos y sus desmedidos recursos en algunas ocasiones.


El retrato en sí de esta primera temporada ha sido la reconciliación de la familia Harmon tras un aborto de la mujer, una infidelidad del marido con una alumna y una hija autodestructiva y suicida. Esa reconciliación es inviable en el mundo de los vivos y aparece el elemento que produce la catarsis: una casa encantada y asesina, que como curiosidad… ¡ha estado a la venta en nuestro mundo mortal al otro lado de la pantalla! Se llega al génesis fantasmal pero no se explica pese a contener numerosos flashbacks reveladores del pasado de los vivos y muertos. La maldición es quién muere en la casa se convierte un alma errante en la misma por toda la eternidad. No es válido con ciertos espectadores que nos hemos quedado patidifusos al ver en la batidora las siguientes referencias en un popurrí del terror: “House, una casa alucinante”, “The Amityville Horror”, “La semilla del diablo”, “El resplandor”, “Poltergeist”, “Entre fantasmas” y para colmo “Beetlejuice”. ¿Funciona? ¡Desde luego que sí! ¿A qué precio? Al de creerte que los fantasmas sea etéreos o asesinos a voluntad del guión, claro. En resumen, como la cobertura de los móviles en la gran y pequeña pantalla, que no depende del operador sino del guionista.

Esta noche comienza la emisión en EEUU de la segunda temporada y se confirmará el regreso de Jessica Lange y el éxito de una propuesta que recientemente la ineficaz, inocua y al borde de la cancelación 666 Park Avenueha fortalecido. La ración de gore y terror con la que juega regularmente The Walking Dead”, que resulta inviable en cadenas que no sean de cable, ha propulsado que las series de género tengan un campo libre de exploración moral, ético e incluso estético sobre viejas formulaciones. La originalidad no manda, pero la nueva forma y carne ha dado un nuevo rumbo y sentido a proyectos que empiezan a expandirse de forma vírica. Nos quedamos a la espera de las sorpresas que nos deparará lo nuevo de “American Horror Story”. Pero eso ya es, claro, otra ‘Story’.

2 comentarios:

  1. A mi me parece uno de los grande timos de la televisión actual, como casi todo lo que hace Murphy, que me parece un populista de mucho cuidado. La serie no tiene sentido ni coherencia interna la mitad de las veces.

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    1. Hola David!

      Es un refrito con muchos contras pero algo a favor: el popurrí de terror ha creado un monstruo mutante. El fiasco de "666 Park Avenue" deja claro que AHS nos guste o no o nos parezca incoherente (que lo suele ser a patadas fantasmales) se haya quedado sin posibilidad de competencia... Inflando obviamente más el hype.

      Saludos y gracias por el comentario!

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