“Sierra Burgess es una perdedora”
Título original: “Sierra Burgess Is a Loser”
Director: Ian Samuels
EEUU
2018
Sinopsis (Página Oficial):
Un mensaje enviado por error desata un romance virtual entre una chica lista pero no muy popular y un adorable atleta, que cree que del otro lado hay una bella porrista.
Netflix parece obsesionada por la década de los 80 y ha utilizado a esa secundaria de la primera temporada de “Stranger Things”. Todo el universo echó de menos a Barb… Shannon Purser da la impresión de ser el ingrediente perfecto para confeccionar su homenaje a las comedias románticas de la década nostálgica. En cierta medida, estamos ante una réplica que utiliza el clasicismo y las credenciales de esos clásicos el subgénero, que introduce todos esos elementos en nuestro actual cosmos de móviles, redes sociales y la tecnología. En el fondo, todo en la obra siempre se redirige hacia las posibilidades de los servicios de mensajería y mantener una relación en la distancia sin establecer un contacto físico. Pivotando sobre una libre versión contemporánea de “Cyrano de Bergerac”, “Sierra Burgess es una perdedora” se centra en una inteligente chica que no es agraciada físicamente y soporta los habituales ataques de sus acosadoras. Veronica (Kristine Froseth) es todo un diablo de ojos azules y pelo rubio que será el producto de un romance entre su antagonista y un quarterback con un corazón de oro. Las apariencias engañan y vamos a ir viendo el exterior e interior de todos esos personajes entre dosis de popularidad, perdedores y currículos universitarios. Tal vez aquello que se plantea es que ser una persona lista y supuestamente íntegra no sirve demasiado en estos tiempos en los que se exige ser algo más para y por la sociedad. ¿La era del postureo? En cierta medida, ese leitmotiv sirve para arrastrarnos a una réplica de esos films ochenteros donde se establecen temas tan superficiales, filosóficos y trascendentes como ese choque de la belleza interior y exterior. Tal articulación da la impresión de ser necesaria para dar sentido a una previsible mirada nostalgia a una década que ya es pasado.
La cinta de Ian Samuels no se puede decir que tenga valores positivos al utilizar el catfish como moneda de cambio e incluso realizar una serie de acciones y toma de decisiones amorales. En realidad, el mensaje del largometraje de Netflix trata de ser positivo: los errores son errores y nos sirven para aprender y mejorar como personas. Así lo van a hacer nuestras dos protagonistas y, en realidad, el fin justifica esos medios. ¿De verdad? Posiblemente la justificación del film sea que vivimos en una era superficial de selfies y seguidores de Instagram y que hay algo más que tratar de salir con un chico popular como desempolvar libros de filosofía. También pudiera existir una clara búsqueda de conexión con la audiencia gracias a muchos momentos incómodos que se viven en la película de Samuels. Ciertamente, “Sierra Burgess es una perdedora” no una desdeñable propuesta sobre el romance adolescente formalizando un chiste repleto de ironía y ciencia ficción. ¿De verdad que existen en el mundo chicos como Jamey capaz de ver más lejos que una imagen y enamorarse de una mente y unas palabras?
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