Páginas Bastardas

domingo, 13 de mayo de 2018

Eurovisión 2018: Trospidvisión 2018


Hagamos un breve repaso de lo ocurrido en Lisboa el pasado 12 de mayo. El Altice Arena reunió supuestamente a lo mejor de un Festival de Eurovisión en horas bajas y que ha bajado el nivel notablmente respecto a la anterior entrega. Precisamente, Salvador Sobral y Caetano Veloso trajeron la música en un duelo de reinas que se producía de fondo. ¿Eleni Foureira o Netta? Ambas eran partes de distintas caras de una misma moneda eurovisiva y, finalmente, ganó el canto a la diferencia y el toque kitsch que muchas veces ha definido el certamen en este siglo. Que Israel triunfara entre cacareos y un manifiesto mensaje antibullying no deja de remarcar esa necesidad de Eurovisión por conseguir cierto impacto mediático e internacional. Analizar lo ocurrido en la LXIII edición del festival, por lo tanto, pasa por reciclar y rememorar memes y tuits o, simplemente, ceñirse a sus anécdotas. El primer premio fue para el espontáneo que trató de sabotear la representante de Reino Unido y, es seguro, que el paso del top 5 de Alfred y Amaia a los infiernos del bottom 5 sea otro chascarrillo para la historia de nuestros representantes. La realidad es que ni siquiera los dos competidores directos —y con una puesta en escena mucho más emotiva— no pudieron tampoco llegar a los diez primeros puestos. Ieva Zasimauskaitė se quedó con la duodécima posición mientras que Ryan O'Shaughnessy descendió a la decimosexta. ¿Y por qué las casas de apuestas incluso predijeron un top 3 para Irlanda? ¿Acertaron en algo?

La cuestión es que este año se ha vivido un nuevo y claro divorcio entre lo que piensa el jurado, el televoto e incluso esas casas de apuestas que ignoraron a Cesár Sampson completamente. El austriaco acabó ocupando el puesto que predijeron para «Together» y su color de piel y su nacionalidad fue motivo de infinitos tuits y chistes. El representante de Austria no sólo ganó el corazón del jurado sino que dio la gran campanada que quedó a expensas de una realidad por confirmarse. Lamentablemente, el televoto parecía más preocupado en la batalla entre Eleni Foureira y Netta y, sobre todo, en dar vía libre a la injusta ascensión de los representantes de Italia, Dinamarca e incluso Moldavia o Ucrania por encima de propuestas superiores y más originales como la de Madame Monsieur. Aunque en el presente año han caído grandes pesos pesados en semifinales, se sigue notando que ciertos países cuentan con una copiosa cantidad de votos independiente de la calidad musical de sus cantantes. ¿Es que nadie sintió vergüenza ajena con DoReDos y su homenaje involuntario a ‘Noche de Fiesta? Quizás en consuelo sea que Mikolas Josef o Benjamin Ingrosso consiguieron llegar al top 10 mientras que Alemania demostró que la moda de los cantautores podría ser clave para la reconciliación del Big 5 con Eurovisión. ¿Habrá tomado nota RTVE o seguirá atrapada en esa montaña de mierda, imprecisión y decepción habitual ya cada año?


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