Título original: “Promised Land”
Director: Gus Van Sant
EEUU
2012
Sinopsis (Oficial):
En “Tierra prometida”, Steve Butler es un vendedor que ha recorrido un largo camino desde su granja natal hasta la empresa en la que trabaja. Pero su trayectoria cambia de rumbo cuando llega a un pueblo donde encuentra muchos corazones abiertos y también muchas puertas cerradas. Steve y su compañera de trabajo Sue Thomason llegan a McKinley, un pueblo duramente golpeado por la crisis financiera de los últimos años. Los dos representantes están convencidos de que los habitantes de McKinley estarán encantados de aceptar la oferta de su empresa a cambio de dejarles perforar pozos en sus granjas. Lo que en principio iba a ser un trabajo fácil y una estancia corta se complica profesionalmente cuando el respetado profesor de instituto reúne a los habitantes para explicarles de qué se trata, y personalmente cuando Steve conoce a Alice. Pero las cosas se ponen mucho peor con la llegada de un ecologista.
Para aquellos interesados en el fracking y las plataformas que se oponen a dicha técnica de extracción, pudiera ser un apoyo contar con un largometraje como “Tierra prometida” de Gus Van Sant para ejercer de ejemplo. ¿Se puede comentar poco más de una película que no se sabe si es de encargo o de apagada autoría? La mirada podría dirigirse hacia esa todo-poderosa-economía que intenta abastecerse de las comunidades agrícolas de la otra América como respuesta a esa pregunta, a un espacio para que de diálogos asomen las verdades que firma el propio cineasta. La contaminación se compra con una sonrisa, elegancia y, por supuesto, dinero. Un dinero que parece también haberle faltado a la promoción de una cinta tan invisible como el problema que planta.
El personaje de Damon no para de repetirnos que en el ‘tipo malo’ del asunto. Tiene jefes e incluso el libreto se permite ubicar como antagonista al activista que trata de oponerse a la decisión de la multinacional. Podríamos buscar los paralelismos temáticos entre “Pozos de ambición” el filme de Van Sant para iniciar un debate… ¿y poco más? Cinematográficamente, tanto en su estructura, puesta en escena, guión (y ese etc.), “Tierra prometida” está esculpida sobre el influjo de lo predecible con un elenco simpático y atractivo, como si el propio director/guionista hiciera aquello que realmente critica y repudia. Vivimos en la tierra de la avaricia y un asunto que nos conocemos al dedillo argumentalmente. Podríamos reducir todo la oportunidad del momento e incluso cierta necesidad de que el tema tiene que darse a conocer por una forma audiovisual… ¿que no sea un documental? Buen fondo, previsible forma.
La ‘Tierra prometida’ es la ‘Tierra de las falsas promesas’, la del precio impuesto sobre la limonada sin florituras ni margen de negociación. Puede resultar curioso que el antagonista se acerque a la población con un tema de Springsteen más allá del discurso porque en EEUU importa el icono por encima del mensaje. El tono costumbrista, la resurrección interior del personaje, el honor hacia las personas y el medio ambiente, la traición de la traición, la defensa del individuo y el entorno natural frente a ese corporativismo gris que reduce todo a sus millonarios ingresos. Todo parece quedarse en palabras y la película de Gus Van Sant no parece saber emparejarlas correctamente con sus imágenes. Creo que referenciar aquí la evolución en paralelo sociopolítica que habita, por ejemplo, en la filmografía de Vidor con “Y el mundo marcha” (28) o “El pan nuestro de cada día” (34), sobra porque no estamos ante un filme apasionado en su forma. Creo que funciona mejor la comparación con otra cinta fallida y su discurso como “Mátalos suavemente”, ya que el fallo (si existe o se precisa) de ambas películas es que falta aliento a sus palabras; aire a sus discursos.
Historias Bastardas Extraordinarias by Maldito Bastardo is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Lea antes los Mandamientos de este blog.