“Girlboss”
EEUU
2017
Sinopsis (Página Oficial):
En esta comedia basada en el best seller autobiográfico, la rebelde y quebrada Sophia creó su propio imperio online y aprendió a ser la jefa
No sé hasta qué punto la cancelación de “Girlboss”, por parte de Netflix, cogió por sorpresa a propios y a extraños. Los tiempos han cambiado al gigante del streaming no le tiembla ya la mano para desquitarse de sus producciones decepcionantes o fallidas. La razón para entender la desilusión generalizada sobre la historia de Sophia Amoruso podría partir de ser otro tipo de serie que intuía/deseaba la audiencia. La cuestión es seguir los pasos de esa construcción de un imperio desde los sueños de una joven —bastante narcisista y egoísta— por tratar de ser su propia jefa. ¿Se encuentra demasiada confiada en sus posibilidades y ahí la síntesis del fracaso del propio espectáculo? Kay Cannon ha amparado su propuesta al humor implícito de las vivencias de Sophia y la locura contigua a toda la agitación que transmite el personaje interpretado por Britt Robertson. La duración de los episodios, por lo tanto, no debería ser un problema para introducir a la audiencia en la existencia de una veinteañera, con mucha personalidad, que trata de convertirse en una emprendedora bajo el leitmotiv de confiar en los sueños.
“Girlboss” se caracteriza por su ligereza y adaptación libre de la crónica del ascenso profesional de Amoruso. Producida por Charlize Theron, la cancelación de la serie ha servido a Sophia Amoruso para que su álter ego (Sophia Marlowe) no desvele algunos escándalos de la fundadora de una de las startups de comercio electrónico más exitosas, Nasty Gal. Toda subida tiene siempre una caída y la adaptación televisiva en esta primera (y única) temporada de 13 episodios se queda en la mejor versión sobre la cara del éxito. No es que podamos tomar demasiadas lecciones de cómo emprender partiendo de cero y crecer en el inestable mundo empresarial sin nada de experiencia. La producción de Netflix, en el fondo, nos habla sobre la madurez —que no redención— de una joven tremendamente egoísta, que nos revela su constante falta de ética y sus intentos de sobrevivir en un mundo complicado sobre el que hay que rebelarse. La ropa vintage nos espera y el apartamento de Sophia rápidamente se convierte en el centro de operaciones de esa empresaria enérgica repleta de pasión… ¿y carisma? Es seguro que una gran parcela de telespectadores no ha conectado con la protagonista y su historia y los escritores han tendido a ‘rellenar’ la vida de Marlowe con un entramado romántico y familiar junto a las peripecias con su mejor amiga. ¿Siempre nos quedará San Francisco y la vena más musical del espectáculo? Existen ciertas proposiciones originales como la plasmación del mundo virtual en “Vintage Fashion Forum” (1x10) y ese acumulado que vislumbramos en los capítulos finales donde Sophia se enfrenta a un giro vital/profesional incluyendo a todas esas personas que ha ido conociendo en su camino y le sirvieron para seguir creciendo. Bien no es perfecto, nos dice la protagonista. El problema de “Girlboss” es que tampoco llega a la etiqueta de ‘bien’ sino ante una serie que se disfruta desde su pulpa más superficial ante un débil y casi inexistente fondo.
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