Kevin Smith da la impresión de haberle cogido el gusto a dirigir episodios para las series de superhéroes en The CW y “Distant Sun”, decimoséptimo episodio de la segunda temporada de “Supergirl”, es una nueva muestra de que las aventuras de Kara Danvers en Tierra-38 quieren ser algo más que un simple e insustancial pasatiempo. Tal vez el mayor problema con el que se ha topado la presente entrega ha sido un aluvión de cambios y metamorfosis que han llevado a nuestra protagonista a quedarse compuesta y con novio. ¿Se han equivocado los escritores en potenciar las capas dramáticas y sobre todo románticas alrededor de la kryptoniana? Si bien los arcos argumentales en torno a Alex Danvers y Winn Schott han funcionado en mayor o menor medida, la historia de amor de Kara y Mon-El se siente como una especie de revisión descafeinada de “Romeo y Julieta” en la que todo el mundo conoce el final menos uno de los protagonistas. No es que “Supergirl” sepa leerse a sí misma sino que ha quedado en un bucle condenado a una tragedia para salir del paso y no asesinarnos de una sobredosis de azúcar en vena. Es posible que la llegada de una suegra de la talla de Rhea (Teri Hatcher) haya aportado el suficiente veneno y maldad para dar un sentido a la recta final de una temporada demasiado irregular y que se ha desquitado de pesos pesados que en absoluto eran lastres. Quizás la conversión de James Olsen en Guardian haya sido un acierto aunque sus apariciones son ya tan esporádicas como netamente mínimas. La ausencia de Cat Grant e incluso Snapper Carr no hay ayudado en absoluto y es más hiriente que la serie haya dejado de confiar en la presencia de Lena Luthor cuando ha sido uno de los personajes más interesantes con diferencia. ¿Qué flecos nos quedan? ¿Vamos a poder salvar algo? Repasemos “Distant Sun”.
“Distant Sun” deja patente que “Supergirl” es netamente femenina y aquí los ‘caballeros’ son meros consortes en manos de esas amazonas que gobiernan sus vidas. Podría ser interesante esa concepción final de la temporada en la que la propia historia romántica se retuerce tras la llegada de unos suegros dispuestos a conseguir aquello que desean sin importar las consecuencias y el coste. Mon-El tal vez haya desaprovechado el carisma y Chris Wood aunque es cierto que las intenciones son hablar de la posibilidad de las personas puedan cambiar alrededor de Supergirl. El problema es que no existe ninguna clase de humanidad en Rhea, como si fuera una metáfora de una monarquía enrocada en un sistema autoritario que se niega a cambiar y destruye todo aquello que osa alzarse en su contra. Incluso que encontremos paralelismos entre Lar Gand y Mon-El no deja de remarcar esa contraposición contra los intentos de renovarse y morir en un universo en el que los planetas y las civilizaciones se desvanecen en cuestión de un suspiro. La Tierra se ha focalizado como ese haz de luz para muchos alienígenas aunque sus intenciones puedan ser un tanto oscuras o confusas. En el caso de “Distant Sun” tendremos de nuevo a la presidenta Olivia Marsdin sin que seamos si su condición de extraterrestre encaja en un plan mayor o una forma de dominar a los seres humanos o del porqué de su negativa a atacar la gran nave llegada de Daxam. ¿Desea condicionar a la población terrícola para la aceptación de nuevas especies intergaláticas o tenemos un caramelo envenenado? La cuestión es que vamos a tener en el episodio nuevas incorporaciones al imaginario alienígena ya que alguien ha puesto precio a la cabeza de Kara Danvers y los cazarrecompensas van a presentarse para acabar con Supergirl.
Es un tanto evidente que no hace falta ser telépata para darse cuenta de que los daxamitas no quieren bajo ningún concepto que Supergirl se relacione con alguien de la realeza y del ser del que depende la continuidad de un sistema condenado a repetir las mismas injusticias y errores una y otra. No esperen una ácida crítica social sino una parodia involuntaria de las vivencias de toda nuera al conocer a su suegra (y que ésta trate de asesinarla a la más mínima oportunidad). Rhea se trajo la suficiente kryptonita como buena suegra previsora y confeccionó sus armas para acabar con toda pelandrusca que osara poseer a su retoño. Con el material a punto, la idea es que todos los aliados de Supergirl demuestren su valía y talento para respaldar a su amiga y compañera de aventuras atrapada en una revisión de “Romeo y Julieta” demasiado coja y caprichosa. Es cierto que la gracia del espectáculo pudiera ser la puesta a punto de Mon-El dentro de la cultura popular y esos guiños warsianos tan recurrentes como siempre funcionales. El venido de Daxam ha encontrado la felicidad en la Tierra y va a negarse a regresar con sus padres a esa espiral autodestructiva y para nada políticamente correcta. Su amor es tan grande por Kara que decidirá sacrificarse ante el intento de consumación de asesinato por parte de su madre en la Fortaleza de la Soledad. Con la kryptonita descubierta como nuevo recurso de los escritores para equilibrar la balanza y el propio Mon-El preso por ser un liberal estadounidense de pro, el movimiento del Team Supergirl pasa por lugares comunes. Que J'onn J'onzz se haga pasar por Supergirl no es en absoluto una novedad y sirve para que, poco a poco, todos los implicados aparezcan en la nave de los daxamitas para salvar a Mon-El. Será el propio personaje aquel que recurra a otro cliché para salvaguardar los muebles siendo una descompresión ese perfecto elemento para poner a una familiar en crisis patas arriba. “Supergirl” siempre se ha amparado en mecánicas familiares y será Lar Gand aquel que demuestre cierta comprensión y empatía por su hijo y le permite quedarse en aquel que será su futuro hogar. Rhea dará su peculiar golpe de efecto no perdonando a su esposo la traición y apuñalándolo a la más mínima oportunidad. El roce, al fin y al cabo, hace el cariño… para morir. “Distant Sun” también quiere dar cierta hondura a la relación de Alex y Maggie potenciando los problemas de la detective de policía para poder confiar en los demás desde ese trauma de su adolescencia. Esos avances significativos en las parejas de la temporada, junto a la clases de cocina de Mon-El, también se perfilan junto a ese empaque familiar. Rhea y Lillian Luthor se han convertido en las grandes villanas de la temporada y desconocemos hasta qué punto la presidenta Olivia Marsdin está llevando una agenda oculta o doble juego. Veremos cómo enlazan todo lo anterior de cara a esa recta final que esperemos dé sentido a la venidera tercera temporada… con o sin suegra.
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