Páginas Bastardas

lunes, 5 de diciembre de 2016

The Walking Dead (7x07) Sing Me a Song: ¿Qué hará Negan con Carl?


Da la impresión de que los escritores y productores han puesto todas las esperanzas en que “Sing Me a Song”, séptimo episodio de la séptima temporada de “The Walking Dead”, sea ese trampolín a la acción y tensión al servicio del nuevo maestro de ceremonias del espectáculo con nombre propio: Negan. ¿De verdad que es la última bala en la recámara para ganar de nuevo a la audiencia o, por el contrario, el sacrificio de introducir a nuevas comunidades ha espantado a los más ávidos de fuertes emociones? Queda claro que el personaje que interpreta Jeffrey Dean Morgan quiere infundir miedo, desprecio y también ese halo de carisma que desprenden todos los villanos con sus maquinaciones repletas de humor muy negro. Y, en cierto modo, la idea de los responsables creativos de la serie de AMC pasa porque veamos otra cara de ese encargado de ser el portador de todos los antagonismos sin que tenga que matar brutalmente a nadie. Con sólo su presencia, la imagen debe conducirnos a quedar prendados por la imprevisibilidad de sus acciones para conducirnos a algo que detone en el mid-season finale. Es cierto que nadie espera que en “Hearts Still Beating” (7x08) las cosas sigan como hasta ahora, conduciéndonos toda esa tensión acumulada a una explosión de violencia y lo que apunta a todas las luces a ser una gran guerra en ciernes contra los Salvadores. Es curioso que una de las mecánicas actuales de “The Walking Dead” sea que todo el mundo quiere ir a ver a Negan… ¡Ni que fuera el Papa! Y, curiosamente, será el líder de los Salvadores aquel que tanto centre sobre él toda atención como dirija sus pasos a hacer una visita a los alexandrinos con la que nadie contaba. ¿Nos mostrará “Sing Me a Song” alguna pista de aquello que va a ocurrir? Repasemos el episodio. 

Pudiéramos resumir y sintetizar “Sing Me a Song” en que Judith por fin conoce a Negan y ambos se llevan la mar de bien (aunque todos sabemos que la vida del infame villano depende de que la ‘hija’ de Rick aprobara su compañía). De alguna manera, la imagen que cierra el capítulo compendia aquello que aporta Negan al espectáculo: un monstruo que se recrea en la tranquilidad y que lanza entre sonrisas y afecto las más brutales y psicóticas amenazas que marcan su camino y legado. En esta entrega tendremos una extraña pareja compuesta por Carl y Negan que, en cierto modo, nos remite a esas conexiones y necesidades emocionales entre los señores de la guerra y sus jóvenes lugartenientes (y niños soldado) que describía, por ejemplo, “Beasts of No Nation”. Esa dependencia y sensación de dejar un legado en las susceptibles nuevas generaciones también entabla un discurso oscuro sobre la paternidad, ya que Carl es fruto del orden que rige ese nuevo mundo postapocalíptico en que el un crío es capaz de tratar de dirigirse a una misión suicida para acabar con el hombre que asesinó a sus amigos. Negan se siente atraído por toda esa representación que rodea a Carl y trata su visita al Santuario como un regalo de cumpleaños envuelto para la ocasión. Negan sabe que puede amenazar con sacar el otro ojo que le queda al joven o cortarle un brazo sin menoscabar en absoluto las intenciones de aquel adolescente que le desafía en todo momento. Da la impresión de que Carl es el hijo con el que siempre soñó Negan o, simplemente, idealiza tal posibilidad. Sabemos que Negan es todo un fanfarrón hasta que la sed de sangre de Lucille hace acto de presencia o éste tiene que ejercer como esa mega-líder-villano al que todos respetan. Matar Negan tampoco parece una solución ya que ha impuesto en su comunidad ese sentimiento de que todos los Salvadores son Negan… y otro de ellos (como Simon) tomaría el mando inmediatamente perpetuando su herencia. De este modo, Jeffrey Dean Morgan da la impresión de ser uno de los personajes fijos del espectáculo de AMC evitando los errores que cometieron con ese Gobernador interpretado por David Morrissey. Vamos a tener Negan para rato y los escritores se encargan de recordarnos a cada episodio que él siempre está presente en todas las tramas de la serie.


Uno de los enigmas que se instauran rápidamente en “Sing Me a Song” es saber qué piensa hacer Negan con Carl tras infiltrarse éste en el Santuario y acabar éste con un par de sus hombres. Otra de las preguntas que podríamos hacernos esa saber cómo han sobrevivido los Salvadores remitiéndonos a que la unión hace la fuerza y que han colocado trampas en los alrededores. Que mencionen dinamita o el lanzacohetes de Rick y los suyos no deja de remarcar que los caminantes son un problema para todos los grupos de supervivientes de la zona. Los Salvadores son más y están mejor organizados por ese tirano con infinitos tentáculos. En el episodio, no obstante, existen más frentes como las acciones de Michonne o ese despertar de Rick que nos remite a una idea de pesadilla que todavía sigue apoderándose de su vida (y sueños). Junto a Aaron se embarca en una misión de conseguir suministros para Negan y salvar su comunidad… A ambos poco o nada les interés ese cartel que avisa aquellos que atraviesen una valla y sigan con el camino directo a una complicada llegada al tesoro. Veremos cuál es precio a pagar en toda su desesperada búsqueda del botín. Mientras tanto, el resto de alexandrinos tienen su propia hoja de ruta que parece destruir todo aquello que trataba de construir un líder puesto a prueba. Mientras que Jesus deja un rastro y salta del convoy, Carl se quedará allí por diferentes circunstancias hasta que su objetivo hace acto de presencia… Los propios Salvadores parecen el escudo humano de un inaccesible Negan que parece quedar encantado con la visita de Carl y, así, enseñarle todo el Santuario cuya carta de bienvenida no es otra que decenas de caminantes y sus cabezas dispuestas a modo recibimiento para todo aquel visitante. Esa gran y magna nave industrial pudiera ser una alegoría de un sistema de supervivencia por puntos (y méritos) que ha impuesto el villano sustituyendo al capitalismo. Hemos vuelto, tal vez, a un híbrido de feudalismo en el que los impuestos determinan ese derecho señorial del nuevo orden. Recuerden, todo ese de Negan y, por lo tanto, debe cobrarse… El respeto es también la nueva identidad de su reino, haciendo todos sus fieles sigan de rodillas incluso después de que haya acabado de lanzar unas migajas en forma de verduras. En “Sing Me a Song” por fin vamos a tener cierta interacción de distintas tramas ante los bloques temáticos impuestos en los episodios previos. Tal vez Swear” (7x06) agotara la paciencia de muchos televidentes y este capítulo aterrice para ver las maquinaciones de distintos personajes como ese ‘cabrón’ del que todo el mundo habla… y que todo el mundo quiere ver (muerto). 


En esta entrega comprobaremos que los alexandrinos tampoco pasan por su mejor momento al estar completamente divididos. La falta de confianza de Rosita en Spencer (por ocultar mercancía y jugarse ella misma la vida por conseguirla) sigue latente. Del mismo modo que Spencer encontrará el rechazo del Padre Gabriel al revelar el hijo de Deanna Monroe su odio respecto a Rick y con él al mando no existe futuro. Posiblemente nos encontremos ante una conexión de personajes que cayeron mal a la audiencia y si Rick, ese hombre imperfecto que busca su camino, sacó lo bueno del Padre Gabriel lo mismo podría hacer con Spencer. De momento, sabremos la diferencia entre un pecador y un gilipollas… aunque aquello de que los caminos del Señor son misteriosos nos llevará junto a Spencer a encontrar unos suministros caídos del cielo (en el sentido literal). ¿Se confesará en la iglesia el hijo de Deanna tras descubrir que todo futuro está condicionado a numerosas azarosas acciones pasadas? ¿O lo mejor para este personaje que no cae bien a la audiencia (por gorrón/ladrón) es pagar impuestos? Por parte de Rosita y su petición de una bala tendremos de nuevo ese concepto de desunión en el grupo de Rick. El precio para que ésta consiga lo que quiere será también alto ya que confesará todo lo que piensa de Eugene sintiéndose como una mierda a posteriori. Esa fragmentación de los alexandrinos se podría completar con las acciones independientes de Michonne para tender una emboscada a una miembro de los Salvadores que sirva como salvoconducto para una reunión con Negan. El maestro de ceremonias está claro que es el hombre más deseado de todo el Estado y posiblemente la demostración de su poder a lo largo del episodio nos dé cierta repulsa o temor transportándonos a ese sentido de hacer lo que quiera sin rendir cuentas a nadie… salvo a las propias reglas que él mismo ha impuesto como nuevo orden. Es curioso que ahora veamos a la mujer como parte de una mercancía sexual dentro de un espectáculo en el que los ceñidos trajes de cóctel y la belleza no formaban parte de un mundo postapocalíptico repleto de zombis. Negan nunca ha pegado a ninguna de sus mujeres pero, tal y como recuerda de Sherry, hay cosas peores que hace. Y es que la manipulación es un arte para todo sociópata y aquí no sabemos si se trata de un afán de posesión absoluto sobre aquello que considera su propiedad privada o, simplemente, tal acto sirve para manipular a sus muchas mujeres y los seres queridos de éstas al otro lado de esos muros como oscura y macabra excitación. Tendremos, por lo tanto, a otra víctima más de esa plancha ardiendo y otro hombre marcado por tocar ese fruto prohibido… ¿Servirá todo esto a Dwight para revelarse? ¿Es él que quiere ayudar ahora a Daryl a escapar o se trata de Sherry? 


En cierto modo, tal maniobra sirve a Negan para poder conducir tanto a Carl como a Daryl (al igual que a Dwight) a su territorio repleto de servilismo. Es su juego, siempre lo ha sido: manipular a unos por sus implicaciones personales/sentimentales con otros. También existe una comunicación entre un padre y un hijo en esa mecánica entre Carl y Negan, como si éste hubiera encontrado la horma de su zapato en ese mundo repleto de corrupción y maldad. Negan pone a prueba a Carl y descubre que mofarse de sus interiores (no es un chiste) quiebra al muchacho para darse cuenta de que está haciendo llorar a un simple crío. En el fondo, veremos cierta humanidad del villano al revelar que no quería herir sus sentimientos, simplemente seguía las pautas de la fanfarronería que enmarca a su personaje… como comprobará Joseph del Gordo tras cuidar de Lucille. Negan, no obstante, nos invita a un carrusel de sus actos donde deja claro que siempre consigue lo que quiere. El gran villano para esta temporada quiere algo a cambio por la muerte de sus dos hombres y pide a Carl que le cante una canción mientras éste ensaya su bateo asesino. Esa suma de elementos también nos lleva a otro planteamiento que surge en la recta final del episodio que no es otra que la envidia que pudiera generar la familia que todavía mantiene Rick. ¿Desea sustituirlo? ¿Se ha dado cuenta Negan de que el cosmos de Alexandria pudiera completarle como individuo? ¿Disfruta hasta el último suspiro humillando y manipulado a las personas inocentes como Olivia? Ese encuentro y estampa de ver a Negan sin su chaqueta de cuero, cuidando de Judith bajo la atenta mirada de Carl, con una limonada y porche de fondo, suponen un choque frontal contra el personaje en un marco familiar que da la impresión de sustuir a Rick en su rol y funciones… Al fin y al cabo, ya nos dejaron claro que el relevo de poder lo ejecutó Negan y Rick es un prescindible accesorio como un hacha de mano. No obstante, el villano nos recuerda en su monólogo final que el monstruo sigue ahí… esperando un movimiento que bien pudiera ser demoledor y definitivo para Rick.

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1 comentario:

  1. genial bro, espero que no se vea forzado el final de esta mitad de temporada, y que cierren los cabos sueltos con buen argumento y ya no más rellenos y personajes secundarios, saludos

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