“Haters Back Off”
EEUU
2016
Sinopsis (Página Oficial):
Sumérgete en la excéntrica vida familiar de Miranda Canta, una chica de poco talento y mucho entusiasmo, firmemente decidida a hacerse famosa a golpe de vídeos virales.
Es una pena que “Haters Back Off” no sea ese cruce bastardo que pudiéramos esperar de “Bienvenido a la casa de muñecas” con “Superstar” en la era YouTube gracias a Miranda Sings. Y es una pena porque la propuesta de Colleen Ballinger tenía los suficientes alicientes para articular una alegoría alrededor del mundo de la fama basado en internet y las consecuencias de esa locura generalizada de pensar que todo gira alrededor de uno mismo. Es cierto que la nueva serie de Netflix se basa en la comunión de la youtuber con el personaje que interpreta. Miranda Sings surgió seguramente tanto de la experimentación como del talento de Ballinger para tantear con ese cosmos virtual que también permitiera un toque excéntrico en el proceso. Ese trasvase al streaming pudiera ser sumamente interesante teniendo en cuenta que “Haters Back Off” establece un leitmotiv similar al vincular la búsqueda del estrellato de su heroína a las intenciones del propio espectáculo respecto a la audiencia. En realidad, la exploración de esas cinco fases de la fama no difiere en absoluto de una crónica social en la que muchas veces la realidad supera a la propia ficción y, contrariamente, el show puede verse afectado por la antipatía que despierta su foco principal. Y Miranda Canta no es una excepción. Renovada para una segunda temporada por Netflix, la comedia trata de rentabilizar su premisa y aquel punto de partida: ella simplemente cree que nació siendo famosa, pero que la gente aún no lo sabe… Y puede que tampoco nosotros lleguemos a saberlo.
La búsqueda de la fama Miranda Sings nos transporta a lidiar con un personaje ciertamente insufrible y tremendamente egoísta que acapara la vida de su familia y seres cercanos gracias a sus delirios de grandeza. He ahí las mecánicas principales de la serie para generar diversas y variopintas tramas que tratan de arrastrarnos hacia el ridículo en el que se recrean las acciones de la protagonista y sus intentos desesperados de convertirse en una celebridad. En cierta medida, “Haters Back Off” nos confirma que la fama en la actualidad no va ligada por el talento sino que simplemente llega a aquellos que aprovechan y rentabilizan sus aptitudes para llamar la atención. Todo gira en torno a las visitas en internet, a los seguidores… e incluso a los ‘haters’. Se puede establecer un concepto interesante sobre la autoestima y la estupidez generalizada de un mundo en el que la disfuncionalidad es la pieza central. La falta de una figura paterna para Miranda Canta pudiera establecer parte de un delirio irremediable en el que el personaje principal está condenado a una caída libre perdiendo a todas las personas a su alrededor según crece su necesidad de aislarse del mundo. Tal vez esa incapacidad de conectar de la protagonista con el resto de seres que orbitan a su alrededor (apartando incluso a los más entregados) nos lleve a pensar que los problemas de la serie para generar cierta empatía y comprender el odio desatado que ha despertado. Al fin y al cabo, los personajes más agradables, como Emily (Francesca Reale), son víctimas y títeres de los espejismos y necesidades de Miranda, sintiéndonos muchas veces como ese helado que devora habitualmente en el jardín de su casa. Tal metáfora, respecto a cómo mastica y traga los anhelos y deseos de Patrick gratuitamente y sin recibir nada a cambio, pudiera formar parte de los alicientes para continuar con las crónicas de tan detestable personaje. Interesan los toques surrealistas de esos suburbios, así como esos acercamientos ‘religiosos’ sobre ese nuevo culto para la sociedad que supone la fama. Vivimos, en definitiva, en un mundo plagado de narcisismo y estupidez donde poco nada importa ya el talento sino dar la nota. Plagada de irregularidad con pocos momentos brillantes, “Haters Back Off” debería afianzarse en su segunda temporada como una crítica social más afilada e incluso oscura, revelando esos recovecos sobre la soledad y la popularidad que denota el cierre de su primera entrega. Esperemos que Miranda Sings se consolide como personaje virtual en Netflix tras algún intento de Colleen Ballinger previo en formato de tv movie online. Otra cuestión es que ese cruce soñado entre “Bienvenido a la casa de muñecas” con “Superstar” quede lejos… Tan tejos como el auténtico talento de la protagonista de la comedia… y de la posibilidad de detener a un creciente número de haters de la serie aunque, ¿no consistía el invento en eso?
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