The Flash (3x04) The New Rogues: Sobre reemplazos y reyes y reinas

Vayamos a repasar las sensaciones que nos ha dejado “The New Rogues”, cuarto episodio de la tercera temporada de “The Flash”, y los intentos de la serie de The CW por justificar todo ese ‘reemplazo’ que ha originado el ‘flashpoint’ en el arco argumental. Ya nos avisaron los productores (y sobre todo Geoff Johns) que la utilización de tal material comiquero iba ser bastante distinta aplicada en la ficción. El episodio, en realidad, trata de alternar todos esos entresijos pulposos y románticos habituales en el espectáculo junto a referencias (Barry está madurando y convirtiéndose en una modulación de Oliver Queen para construir su equipo) y la autolectura de los personajes sobre la presencia Harrison Wells. Sabemos que el regreso del científico de Tierra-2 junto a su hija es un mero recurso pasajero para hablarnos sobre esas réplicas y reemplazos que habitan ahora en el multiverso y la nueva línea temporal. ¿Hemos pasado de aquello de «cualquier tiempo pasado fue mejor» a «cualquier multiverso conocido fue mejor»? La idea es que no nos quedemos si nuestra dosis de Wells en cada temporada de “The Flash” y, gracias a un dispositivo de contacto con otras dimensiones, vamos a tener otro reemplazo que aporte ese toque camaleónico de Tom Cavanagh a su recital de personajes. “The New Rogues” desea vivir de ese tiempo anterior trayéndonos simultáneamente un cameo de Leonard Snart para introducir a un par de nuevos ‘rogues’ que se amolden a ese discurso nostálgico. ¿Podrán sustituir Mirror Master y Top a Capitán Frío y su banda? Las comparaciones siempre han sido odiosas pero si algo deja claro el capítulo (y los anteriores) es que la presente línea temporal está tan fría como las manos de Caitlin Snow. Repasemos el episodio.

Barry se siente avergonzado y raro por besar a Iris delante de su padre y sobre esa material los escritores encuentran cierta aureola de comedia sobre esa nueva mecánica ‘familiar’. En cierto modo, “The New Rogues” es el episodio más cómico de la temporal y aquel que mejor funciona en tal aspecto. Uno de los aciertos de “The Flash” siempre ha sido el concepto autoparódico y que en esta temporada Cisco no esté poniendo los nombres a los metahumanos fomenta ese espíritu humorístico frente a la solemnidad dramática inicial. Que Caitlin, Cisco y Harrison hagan una especie de casting multidimensional para buscar un ‘sustituto’ de Wells encaja en esos patrones en los que la serie de The CW se suele mover como pez en el agua. Nos vamos a olvidar de Doctor Alchemy, más allá de la implícita referencia, para introducir a los villanos episódicos y que nos confirmen que Iron Heights alberga a todos los metahumanos conflictivos o perniciosos. Otra de las bondades y beneficios de contar con un ‘flashpoint’… Y, precisamente, parecía que habíamos olvidado que existen todavía metahumanos pululando por Central City tras el incidente de S.T.A.R. Labs y “The New Rogues” nos recuerda que todavía quedan algunos por llegar. Sam Scudder tiene una cuenta pendiente con Leonard Snart y ha estado atrapado en un espejo (en el sentido literal) desde que se produjo la explosión en el acelerador de partículas. Está claro que la primera misión de Jesse Quick junto a The Flash va a ser detener a Mirror Master, que ha sacado de la prisión (de nuevo, en el sentido literal) a su novia Rosalind Dillon. Ella también tiene poderes y es muy Top… De este modo, ya tenemos una doble pareja para hacer las delicias de los amantes de los efectos especiales en tan ‘delirante’ juego de espejos y ‘vértigos’ que propician los poderes de los villanos. 

En realidad, el argumento del episodio (Barry acaba atrapado en un cristal) sirve para que los escritores puedan hablar sobre los sentimientos del superhéroe y cómo se siente atascado con su relación con Iris frente a la presencia paternal de Joe West. Se diga lo que se diga, es raro estar delante de tu padre adoptivo teniendo relaciones (bucales y salivales) con aquella que fue una especie de ‘hermanastra’. Los escritores están pensando en el corazón del resto de personajes teniendo en cuenta que el romance de Wally West con Jesse Wells abre una posibilidad respecto al amor en la distancia (multidimensional). Joe va a quedarse tan congelado como Caitlin Snow al ver el interés romántico Cecile Horton, a la que ya conocíamos en entregas anteriores y que ahora ejerce de David Singh… si el ‘flashpoint’ no me falla. Tras los cameos de rigor de Wentworth Miller sabíamos que en algún momento Caitlin Snow tenía que utilizar sus poderes frente a sus compañeros y el artefacto para ‘congelar’ el espejo en el que Barry se encontraba atrapado necesitó de un empujón sin que nadie pudiera percatarse… ¿Nadie? Harrison Wells es un perro viejo para saber que aquí hay gatita metahumana encerrada y, precisamente, el cierre de “The New Rogues” nos sitúa en el comienzo de la transformación de Caitlin en Killer Frost. ¿Se le congelará también el corazón a la amiga de Barry y Cisco? ¿Podrá esconder lo que ya empieza ser claramente visible en su cambio de aspecto físico? De momento y como suele suceder en “The Flash”, la ciencia da la respuestas y también el aprendizaje. Jesse Quick aprende muy rápido mientras que Barry Allen tiende una trampa de espejos a Mirror Master para que quede atrapado en un mismo punto con sus podres. En cierto modo, se trata de una perfecta alegoría para regresar ese espectáculo que alternaba ciertas capas cómicas con la superhéroica y que definitivamente ha regresado con este episodio. Ahora nos queda conocer a ese nuevo Harrison Wells llegado de Tierra-19 que promete ser todo un nuevo personaje a ese recital que siempre nos ha propuesto Tom Cavanagh. Sabemos que el arco argumental de Tierra-2 no está cerrado al tener allí a Gorilla Grodd y seguramente tener que devolver todo el Team The Flash la visita realizada… Tiempo al tiempo. Por supuesto en ese juego de reemplazos, el rey y reina de la ficción siguen siendo Barry y Jesse por encima de Mirror Master y Top. Aunque, ¿alguien lo dudaba?

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