[AVISO SPOILERS] No me gustaría despedir la primera temporada de “Preacher” sin dejar plasmadas algunas de las sensaciones que me ha dejado en mi cuerpo bastardo la serie de AMC tras “Call and Response” (1x10). La adaptación para la pequeña pantalla de la homónima novela gráfica de culto nos ha llevado también a un viaje en paralelo de sus personajes principales y la arriesgada jugada de Sam Catlin, Garth Ennis y Evan Goldberg ha sido establecer un prólogo en sus diez primeros episodios. Tanto si el espectador es conocedor del material original como si no, la idea que siempre ha quedado imprimida al otro lado de la pantalla es que estábamos ante una potencial road movie pese a todo el desarrollo argumental en Annville, Texas. Antes de que Jesse Custer, Tulip O'Hare y Cassidy pisen el pie del acelerador para establecer la premisa de lo que será el futuro del espectáculo, interesa analizar ese tratamiento de un punto de partida que en un largometraje no ocuparía un espacio superior a 20 minutos. Es posible que hasta Sundowner (1x06) —y su apoteósica secuencia de apertura— no comenzáramos a unir todas esas piezas y personajes de ese ecosistema alrededor del predicador y que el arco argumental que unía los destinos de Tulip y Jesse no tomara la fuerza necesaria hasta la inclusión de ciertos flashbacks explicativos. Esa última carta, no obstante, fue dejada en la recámara por parte de los escritores (junto a muchas otras) de cara al season finale. Y es que “Call and Response” (1x10), pese a no ser el mejor episodio de la temporada (aunque sí ocupa el segundo puesto en el peculiar podio preferencial), ofrece un completísimo compendio de lo mejor que puede ofrecer “Preacher”. Y es mucho, aunque sus creadores desearan dejarnos la miel en los labios con esa (gran) serie que todavía queda por concretarse hasta la próxima temporada. Confirmar que la propuesta de AMC ha ido de menos a más no resulta novedoso en las actuales mecánicas televisas pero sí interesa analizar ese debate que se plantea sobre la dependencia absoluta del ser humano respecto a una entidad como Dios y que la verdad ante algunas respuestas pueden conducirnos a la autodestrucción. En realidad, este texto nace para compendiar esas sensaciones y no es una review al completo de esa irregular primera temporada en su arranque y primeros pasos. ¿Y por qué los guionistas nos han hecho esperar diez episodios para un final explosivo y una puesta a punto de cara al futuro de la serie?
Vayamos a la propia entidad de “Preacher” y su concepción como un artefacto diseñado para que Jesse Custer, Tulip O'Hare y Cassidy sean los únicos supervivientes del espectáculo en el plano terrenal mientras que Caraculo sigue en el infierno y Fiore regresó del mismo perdiendo a su inseparable amigo y trayendo a la Tierra a ese condenado e implacable cowboy asesino de los avernos para acabar con el predicador (y liberar así a Génesis). ¿El fin justifica los medios? La serie de AMC siempre quiso dar un sentido a la relación de ese extraño trío de personajes y su misión va a ser encontrar a Dios para prestarle su ayuda o darle una paliza si declina la primera opción. ¿Conseguirán también sacar a Caraculo del infierno donde fue enviado por el gran poder de Génesis? “Call and Response” (1x10), además, dejaba la esencia de un espectáculo temático para cada temporada, desarrollando un entramado de personajes para cualquier impresionante y efectista artimaña impacta más si cabe a la audiencia: presenciaremos cómo Annville es borrada de la faz de la Tierra (literalmente) al quedar consumida por una explosión del reactor de metano que abastecía al pueblo. Y la iglesia del predicador no fue una excepción… Considero que la práctica eliminación de toda ese población y congregación, que acudió a que el mismísimo Dios respondiera todas sus respuestas y se llevó una desagradable sorpresa, obedece en parte a que hayamos conocido a todos los personajes a lo largo de esos diez primeros episodios y nos ‘importen’ más que esas explosivas reacciones de personas que produjo Génesis a su llegada a la Tierra. La otra idea más importante es el discurso implícito de la ausencia de Dios y del conocimiento de tal noción, ya que incluso aquellos que eran ateos hasta la médula comprobaron la existencia de una presencia que ha abandonado a toda su creación a su suerte sin aclarar los motivos de su marcha. Y, ante tal percepción, esa dicotomía divisada en Annville de unos ciudadanos atrapados entre el bien y el mal y, normalmente orientados hacia la depravación, no se hizo esperar. Pese a que nadie estaba libre de pecado, el descubrimiento de los habitantes, que pensaban que había contactado con Dios hasta que Jesse hizo uso de los poderes de Génesis para desvelar el engaño y la gran revelación, provocó que Annville quedara condenada a convertirse en una nueva Sodoma y Gomorra. Y en apenas unas horas todo quedó devastado…
Precisamente el interés de la primera temporada de “Preacher” es ver articulado en pantalla un extraño concepto de precuela, donde ese cosmos como extrapolación del mundo entero quedó atrapado en una nube de mierda, enfermedad, depravación y violencia. Y esa mierda explotó en la cara de todos menos de aquellos (Jesse Custer, Tulip O'Hare y Cassidy) que siguieron su propio camino en la búsqueda de Dios. Tal discurso, entre esas capas de referencias de la cultura popular como “El gran Lebowski”, nos lleva al comienzo de unas locas aventuras por parte de los protagonistas que también tuvieron que lidiar con sus conflictos interiores pasando página respecto a su turbulento pasado. Pero resulta más sugerente ver todo ese alegato religioso al comprobar cómo el ser humano (generalizando) es netamente dependiente de una entidad divina que gobierne sus pasos o que ejerza como red ante su constante caída libre. La religión sigue siendo uno de los grandes males de la sociedad contemporánea, conduciendo al individuo a la irracionalidad pero si algo nos deja claro “Preacher” es que la humanidad no está preparada todavía para romper ese cordón umbilical que le une a sus creencias. Annville partía de la base de que era una ciudad del pecado y, al conocer que Dios ha desaparecido y les ha dejado a su suerte, pierde ese influjo y remordimiento interior para diferenciar aquello que era bueno de lo malo. Sin miedo a la condena, los habitantes de ese pueblo que ha dotado de sentido la primera temporada de “Preacher” se sumieron en una espiral de perdición que conllevó su desaparición de un modo absurdo y surrealista, como suele mandar la tradición de cualquier tragedia absoluta. Por parte de Jesse Custer interesa su viaje a entender todo aquello que rodea su poder y a Génesis, tratando de justificar la propia ausencia de Dios como su propio camino personal hacia su salvación y destino. El primer paso para Jesse y Tulip fue dejar con vida a aquel que les delató y que provocó la ‘muerte’ de ese hijo que esperaban… no sin antes darle el mismo correctivo que le pudiera esperar al mismísimo Dios. ¿Siempre nos quedarán las patatas fritas? “Call and Response” (1x10) se atrevió a finalizar con una broma consciente e irónica sobre esa página que quedó atrás de los protagonistas y decidieron cruzar alejándose de su nefasto influjo y huyendo del lugar… sin conocer ni siquiera que Annville desapareció del universo. ¿Y a quién le importa más allá de la propia lección y discurso de los escritores y productores de la serie de AMC plagada de excesos y humor negro junto a incorrección política, social y religiosa? Descansen en paz, habitantes pecadores de Annville. El infierno les espera... aunque ya lo pisaron durante toda su vida.
Réquiem por Annville |
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