Páginas Bastardas

domingo, 31 de julio de 2016

Space Sharks: Danny Lerner, uno de los mejores directores de cine (cutre) de la historia

“Space Sharks”
Título original: “Raging Sharks”
Director: Danny Lerner
EEUU
2005

Sinopsis (Oficial):

Una colisión de una nave espacial en una estación de investigación marina provoca una mutación en el tiburón blanco, lo que le vuelve tremendamente agresivo contra la especie humana.

Crítica Bastarda:

Nos encontramos ante una cinta absolutamente imprescindible, no sólo para comprender una pequeña joya del cine cutre (por ‘excremencia’) sino como una vía que permitió a un genio del séptimo (anti)arte como Danny Lerner crecer como cineasta para posteriormente entregarnos la monumental ‘hobra’ maestra Tiburones en Venecia. “Space Sharks” nos lleva al laboratorio submarino de Oshona donde nuestro héroe lidera una investigación científica instalada en el Triángulo de las Bermudas. Y nada bueno puede salir de ESO… Lo importante, no obstante, no es un acercamiento a un conglomerado de referencias ochenteras sintetizadas en su secuencia inaugural que nos conciencia de un tema para nada discutido por mentes inferiores del universo como los terrícolas. Las naves alienígenas también pueden tener accidentes de ‘tráfico’ y sus consecuencias pueden resultar totalmente nefastas y contraproducentes. Es cierto que el ser humano está muy ocupado entre sus magufadas y mirando fijamente a su ombligo pero Lerner, por el contrario, desea abrirnos los ojos y dejarnos claro que somos una simple mota de polvo en ese océano que conforma el universo, que existen otros problemas fuera de nuestro planeta que no nos molestamos en analizar ni mucho menos en meditar en los mismos. Los accidentes de tráfico espaciales conllevan consecuencias desastrosas para el equilibrio del universo y los restos de esa nave espacial (y extraña sustancia) caen en el planeta Tierra provocando mutaciones en los tiburones blancos. De este modo, “Space Sharks” combina un imposible: el cine de ciencia ficción con extraterrestres y el subgénero de tiburones. Un visionario como Danny Lerner no deja pasar la ocasión para revitalizar su talento fílmico reciclando todo tipo de películas en una y, sobre todo, transformando imágenes de archivo y efectos visuales risibles y falsos como su nueva arcilla para esculpir su arte (mierder). 


En “Space Sharks” todo trata de ser sobresalientemente malo, combinando todo tipo de argumentos y personajes para causar la carcajada consciente. Danny Lerner transforma a los tiburones en rabiosos y suprainteligentes tigres de Bengala mientras instrumentaliza todo tipo de conspiraciones absurdas gracias tanto a ese desconocido elemento como a implícitas lagunas de guion. Para el director de “Las nuevas aventuras de Rin-Tin-Tin” todo vale, desde labios impregnados en Botox hasta delirios y prestados del cine de acción en el fondo del mar. Como suele ocurrir en el cine de Lerner, las feroces criaturas son un simple macguffin para revelar que los seres humanos son los auténticos monstruos de la historia y que no estamos preparados para un salto en tecnología (ni mejora en la calidad cinematográfica) hasta que no sepamos resolver nuestras infinitas neurosis y demás mierdas cerebrales que padecemos, condenándonos todo lo anterior a la violencia como solución. Adentrándose en el cosmos de la Serie B, “Space Sharks” se podría resumir en su propia concepción para traer a la vida a los tiburones mutantes y asesinos: una combinación de imágenes de archivo con réplicas ‘plásticas’ de sus cabezas y mínimos complementos de imágenes generadas por computadora. También existe un choque entre hacer un cruce imposible para el cine cutre de “Alien”, “Tiburón” y “The Abyss”. El resultado es todo un bodrio monumental repleto de cerebros sin oxígeno y despresurizados en el que la lluvia de emociones y tensión se equipara a las torsiones de de las tripas de los espectadores debido a los ataques continuados de risa involuntaria.




Si alguien pensaba que no se podía meter en un mismo espacio “La caza del Octubre Rojo” y “El abismo negro” estaba muy equivocado. Danny Lerner es todo un pionero de lo imposible, un cineasta capaz de hacernos confundir el making-of con la película real sobre esos tiburones hambrientos y gruñones. Tomando el legado de maestros del séptimo arte como Ed Wood, Lerner estimula a la audiencia con todo tipo de posibilidades y películas atrapadas en el mismo espacio, situándonos en un espectro de discursos y conflictos sin que sepamos al final de la cinta de qué trataba exactamente la película. “Space Sharks” se ciñe, por lo tanto, a la confusión como materia prima sin que conozcamos si el razonamiento del director pasaba por la militarización de los mayores descubrimientos de la humanidad o las paranoias de una sociedad forzada a traicionarse reiteradamente. En realidad, esos extraterrestres que pasan por nuestro planeta en una campaña de la DGT intergaláctica nos avisan que en el Triángulo de las Bermudas (y aledaños a millones de kilómetros a la redonda) los terrícolas están condenados a hacerse eternamente pajas mentales. Y Danny Lerner, aparte de visionario, es el rey de las pajas mentales. Y él es nuestro rey.

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