La audiencia no quiere a “The Americans” ni tampoco los Globos de Oro y/o Emmys. Parece que la ficción de FX se ha convertido en una serie amada por la crítica pero sin el apoyo popular que necesita para integrarse en la difícil era de las series de televisión adictivas para el gran público. Es bueno tener haters y fans pero “The Americans” se queda corta de lo segundo. Ya sea porque muchos saben cómo acaba la (otra) historia o que cada loco tiene su paja (catódica), llegamos precisamente a “A Little Night Music”, cuarto capítulo de su segunda temporada, para recuperar a Margo Martindale y su personaje (Claudia). La veterana actriz fue una de las pocas justicias que hicieron los Emmys al ser nominada como estrella invitada junto a la música de los créditos de Nathan Barr. Ahora es momento de repasar “A Little Night Music”.
Quién asesinó a Emmett y Leanne (y su hija) se ha convertido en uno de los secretos de la temporada para atenazar el thriller y el suspense a la segunda temporada de la serie de Joseph Weisberg. Los sentimientos encontrados y el choque de los mismos dentro de esa pareja de espías rusos que son los protagonistas (desconocidos y ficticios) de la historia de la Guerra Fría, van a prolongar la suma de paralelismos y la protección de su familia como conflicto primordial. En “A Little Night Music” nos presentan al objetivo de Phillip Jennings: Anton Baklanov, un físico judío y disidente ruso que encontró en EEUU la libertad junto a su esposa e hijo. Baklanov no va a poder ser reclutado y la irrupción de Claudia en escena nos deja claro que el aislamiento del matrimonio de espías rusos provoca que muchas veces la serie necesite una información mucho mayor que aquella que nos ofrece Rezidentura y esas tramas entre Nina y Arkady que ahora se complementan con Oleg Burov. Claudia les informará que el asesinato de Emmett y Leanne ha convulsionado Moscú y la prioridad de la secundaria de la pasada temporada (antes de que fuera reasignada tras propinarle una paliza Elizabeth) es resolver el misterio (y evidentemente vengarse).
La Central no va a estar al corriente de la venganza del trío y Claudia tiene sospechosos: Andrew Larrik, un antiguo miembro de operaciones especiales en Vietnam que fue chantajeado por el matrimonio al ser gay, y también Brad Mullin, un recluta de la marina. No es que las tiranteces de Elizabeth y Claudia estén al margen pero tienen un objetivo común y “A Little Night Music” va a jugar con esos factores sumados a la conversión ‘bíblica’ de Paige Jennings para disgusto de sus padres. A través de Oleg conoceremos que Baklanov es un pez más gordo de lo que aparenta y que va a tener un doble juego con Arkady y Nina al mismo tiempo que Elizabeth contacta con Brad Mullin… y la música clásica hace el resto. Mientras vemos que Stan parece al margen de las acciones del FBI y su jefe, confesará a Phillip su (eterna) infidelidad y entendemos que una línea argumental futura pudiera ser la conexión, a través de Stan, de Nina con Phillip y Elizabeth. De momento, el presente nos lleva a confirmar que Oleg tiene enchufe y, por lo tanto, poder para aumentar su nivel de seguridad y ‘recomendar’ una repatriación forzosa de Baklanov. El problema es que Oleg ahora tiene acceso a esos informes (sexuales) que Nina escribía a Arkady sobre su relación con Stan aunque no respecto a su pasada traición. Oleg, por el contrario, está encantando con las acciones de Nina y su nuevo encuentro cargado de dobles lecturas nos posiciona a aumento de tensión (verbal o no) entre ambos.
Brad Mullin no va a ser tan fácil de manipular para conseguir un informe sobre Andrew Larik y confirmar (o no) su participación en el asesinato de Emmett y Leanne y tampoco Martha va a ser un simple recurso de guión para que Phillip tenga acceso a las conversaciones de Frank Gaad en su despacho. Martha no quiere mentir en su solicitud de empleo federal y al no poder contactar con ‘Clark’ va a incluir su nombre en la misma y su estado civil. Veremos las consecuencias futuras de todo este asunto y de qué hablaron el misterioso hombre y Frank Gaad en su despacho. A la espera de confirmar si el interés de Paige en la religión va a conformar una metáfora sobre la mentira con raíces en la ideología del KGB y FBI/CIA, nos centramos en la misión de Phillip y Elizabeth para repatriar a Baklanov. Nos habían informado en una secuencia previa que el físico judío tenía una aventura y ambos lo esperan en el exterior del apartamento de su amante. Al salir, Phillip lo seda sujetándole y cubriéndole la boca mientras que Elizabeth conduce el coche y abre el maletero. De repente, serán emboscados por otra pareja compuesta tanto por la amante de Baklanov y otro tipo más grande y armado. “The Americans” rellena aquí su cuota de acción y veremos que Phillip pagará con la mano del hombre toda su ira mientras que la amante de Baklanov huye en el coche con él en el maletero. Oleg tenía razón y el físico judío es un ‘pez gordo’ que nos deja muchas dudas de las que el renqueante y dolorido hombre, que yace en el suelo junto a Phillip y Elizabeth, tendrá que dar respuestas.
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