“¡Qué bonito es ser un hombre!”
Título original: “Mansome”
Director: Morgan Spurlock
EEUU
2012
Sinopsis (Página de C+):
En la era del 'metrosexual', de los 'spa' para hombres y de las líneas de cosmética masculina, “Mansome: ¡Qué bonito es ser un hombre!” es una mirada ingeniosa, provocativa y sumamente divertida sobre lo que quiere decir ser un hombre en un mundo en el que la definición de masculinidad cada día es más difusa. Con su humor y perspicacia habitual, el director Morgan Spurlock (“La historia más grande jamás vendida”, “Super Size Me”, que le valió una nominación al Oscar) examina los hábitos de aseo del hombre actual para llegar a saber cuál es la imagen que tiene de sí mismo. Para ello, la cámara de Spurlock sigue a los actores Will Arnett y Jason Bateman hasta el 'spa' en el que se someten a varios tratamientos de belleza, mostrando los más oscuros secretos de aseo masculinos. Además, el filme —cuyo título original, “Mansome”, es una mezcla se las palabras inglesas ‘man’ (hombre) y ‘hansome’ (guapo)— recoge las opiniones de una amplia gama de hombres, desde participantes en concursos de barbas, propietarios de peluquerías o luchadores profesionales, hasta expertos sociológicos o miembros de la industria cinematográfica (como Paul Rudd, Zach Galifianakis, Adam Carolla y Judd Apatow), que hablan de las cada vez más habituales visitas de hombres a las clínicas de cirugía estética o de su obsesión por el pelo facial.
Si no eres un hombre eres un niño… parece ser la línea de defensa que marca la masculinidad del documental del director de “Super Size Me”. Se dicen muchas tonterías, se compara el culturismo con el crecimiento de barba y sus ¿honorables? competiciones internacionales y se lidian con los traumas infantiles por la pérdida del mustacho paternal como complemento a la premisa, pero realmente a “¡Qué bonito es ser un hombre!” le crecieron otros enanos corporales al ser considerada una de las peores películas del 2012 para público y crítica. Podríamos escudarnos en que el batiburrillo no es lo suficientemente friki, pese a contar con Zach Galifianakis y la parafernalia peluda de World Wrestling Federation y ese desfile de luchadores que parecen modelos y se cuidan como tal. Tampoco es suficientemente ingeniosa pese a contar con perlas de John Waters y tener una trama troncal con el tratamiento de belleza y pasada por el ‘spa’ de Will Arnett y Jason Bateman. Falta algo en esa lucha entre lo macho y la vertiente metrosexual del hombre contemporáneo, está claro. ¿Tal vez está todo demasiado improvisado y no había mucho más para el montaje final?
¿Ser hombre pasa desde el vello corporal a la barba como marca nuestra tradición machuna o transformarse con el cambio de los tiempos y desprenderse del pasado y pelo para redefinir el término ‘masculino’ en el Siglo XXI? Que Spurlock quede en segundo plano posiblemente sea uno de los motivos por los que el documental fuera despedazado si compasión. Se afeita su característica perilla-bigote para trollear a su hijo y poco más… Una ausencia que apenas notamos pero que resulta traumática para su retoño. ¿Se reduce ahí precisamente la propuesta? ¿El público necesitaba escrutar más en las investigaciones superficiales del cineasta? ¿Sentir el pelo y el humor de un documental que se queda sin ideas y nada interesante que contar?
Todos los intentos e invitados (Judd Apatow, Adam Carolla, Paul Rudd o Scott Ian) tratan de aportar algo a un conjunto muy irregular que da cierta impresión de pivotar sobre otro concepto. Personalmente creo que Spurlock quería hacer un documental sobre el ‘bearding’, sus títulos, campeonatos, convenciones y parafernalia con el seguimiento a Jack Passion. Es más, pienso que la idea es que el director de “La historia más grande jamás vendida” iba a dejarse crecer la barba e incluso competir en ese mundo de velludo narcisismo facial. Evidentemente no había tanto pelo donde escarbar y para eso IFC apostó con reality titulado “Whisker Wars” que tuvo un par de temporadas. Realmente sobre esas aventuras peludas funciona “¡Qué bonito es ser un hombre!” y desconozco si Spurlock se quedó sin material previo o simplemente ni se le ocurrió el potencial de su propuesta hasta que estuvo en la sala de montaje. Poco más anda correctamente aparte de ese metrosexual que tiene estar siempre perfecto y afeitado y precisamente el choque de esos personajes debería generar suficiente potencial. Pero evidentemente la cinta se queda muy corta al respecto y lo paga con una depilación de epidermis. No me parece tan fecal como esa crítica norteamericana que la quitó el vello de golpe despojándola de su propia piel de manera violenta. Eso sí, el título a candidata de documental fallido de 2012 y de la carrera del propio Spurlock no se lo quita nadie.
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