“Drácula 3000”
Título original: “Dracula 3000:
Infinite Darkness”
Director: Darrell
James Roodt
Sudáfrica
2004
Sinopsis (Oficial):
Una nave de salvamento en una misión
interestelar rutinaria encuentra los restos del transportador Demeter,
desaparecido 100 años antes. Emocionados ante la perspectiva de obtener una
recompensa si lo remolcan, Mina, Van Helsing y el resto der la tripulación
abordan la nave abandonada. Uno a uno irán desapareciendo hasta que no quede ninguna
duda de que una antigua maldición ha estado latente en la nave a la espera de
nuevas víctimas.
BRUTAL,
simplemente B-R-U-T-AL... B-R-U-T-A-L-M-E-N-T-E una mierda, claro. “Drácula 3000” se ganó desde 2004 con
mucho sudor ser una de las mayores chuscas cinematográficas del Siglo XXI gracias a un visionario llamado Darrell James Roodt y ciertas teorías
conspiratorias que envuelven su ya inolvidable y mítico final. Veamos, tenemos
a Abraham Van Helsing (Casper Van Dien
AKA Casper Van BODRIen) con una Mina en versión modelo de pasarela germana y
una serie de personajillos tróspidos colocados ahí con un par de memoles. Realmente todo engaña en una
película que es un engaño. ¿‘Dracula 3000: Infinite Darkness’? ¿3000 porque
están en el año… 3000? ¿Infinite Darkness
porque el cerebro del espectador quedará sumido en la infinita oscuridad?
Considerada patética, vergüenza ajena, de diálogos patéticos con frases
horribles, con fallos tremendos futuristas como auriculares con cables y
apología anti Wi-Fi y mobiliario Sci-Fi ochentero, con defectos
especiales a go-go, con vestuario ridículo, filmada en plan VHS, con consecuencias
catastróficas cada vez que alguien dice que la ha visto (pérdida de trabajo,
mujer e hijos… e intentos de suicidio), desperdicio absoluto, peor que una
sobredosis, indescriptible
en el peor sentido del palabro,
pedazo de basura, repleta de actuaciones horribles, de las peores películas que
se pueden ver en vida… y muerte,
mala-mala-mala-mala-mala-mala-mala-mala-mala-mala-mala-y-mala, siguiendo la
estela de impuesta por “Jason X”, desastre absoluto… y, así,
podríamos continuar hasta completar un texto de 3000 palabras con todos los
extractos ya pronunciados por sus haters.
O sea, el 99,99% de los espectadores que ven esta película.
¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOODRIO! |
Dicho
esto, nos encontramos ante una cinta de vampiros con look de telefilme cutre
que trata de copiar las aventuras de Jason Voorhees en 2445 con Drácula en su
parte 3000 con tintes de Leprechaun, Hellraiser o cualquier retalillo
fantástico y de terror que pueda ubicar en el espacio. La gracia de “Drácula 3000” es que no tiene ningún
sentido por mucho que uno trate de buscarlo en un argumento que sugiere que el mítico
chupa-sangres era un alienígena que supuestamente fue derrotado por Van Helsing y… ¿volvió a
su planeta llamado Transilvania para buscar venganza con un ejército de
no-muertos? Los protagonistas, un grupo de ¿cazarrecompensas?, encuentran la
nave (Demeter) varada e infectada desde hace
100 años y, siguiendo el habitual batiburrillo del copia-pega del género
fantástico-espacial del tipo “Horizonte
Final” de Paul W.S. Anderson,
quedan atrapados allí con el mismísimo Drácula intergaláctico adicto al vintage. A partir de ese
punto el sinsentido no va a cobrar tampoco demasiado sentido. Se encargarán los
delirios de Coolio y diálogos del
tipo «Prueba a un
negro y no habrá vuelta atrás» y conversaciones mierders sobre DIOS. ¿Quién es DIOS? DIOS es Uwe Boll,
¿no había quedado claro Darrell James
Roodt?
Pero “Drácula 3000”, película
netamente filosófica, se aleja de la concepción divina para que Coolio nos regale una clase de
poesía-rap-metafísica:
Aurora,
muñeca.
Me alegro de
verte.
¿Te he
contado…
…cuántas
veces hubiera querido eyacular…
…encima de
tus bonitos melones?
¿O las veces
que me quedé despierto…
…hasta
tarde…
…volando en
globo…
…en una alucinante
atmósfera no gravitacional?
…Mientras con
la mano me acariciaba
la anaconda
y soñaba con tu culo,
Blanco como
la nieve.
Uno,
Seguro que
tu chocho es más rico que un pincho moruno
Dos,
Cuando
acabe, te probarán los demás de dos en dos.
Tres,
Ya puedes
colocarte a mis pies.
El gran e incomprendido poeta del cine cutre |
Como hemos
comentado anteriormente el argumento es una premisa con la existencia de ese planeta que se
llama Transilvania habitado por vampiros y el Conde Orlock que nos recuerda a
nuestros cromos de los ochenta. Al final se reduce todo a que Drácula tenía
hambre y tan solo quería cenar algo caliente después de 100 años. Obviamente
que los protagonistas queden atrapados con un vampiro-chupa-sangres incita a
toda clase de momentos habituales de pasillo y sustos ramplones... pero Darrell James Roodt, que tuvo que
cambiarse de nombre e identidad tras esta película por las amenazas y no desde
el anonimato, se reserva lo mejor… ¿para el final? Después de tener que lidiar
con toda la vampirizada tripulación, dejar al Conde Orlock sin brazo y quejándose
en plena puerta de sus hemorroides y el peor chiste de la historia del séptimo
arte («Te lo había dicho dos veces. Cuelga el cartel de NO MOLESTAR. ¡Mujeres!»),
Aurora Ash y Humvee se dirigen a unos soles a poner al churrasco a todos los
vampiros, pero no pueden pilotar la nave porque ninguno de los dos dio el curso
del CEAC a tal fin. Tienen doce horas de vida para idear un plan alternativo, aunque Shauni
de “Los vigilantes de la playa” (mujer biónica que ejerce de espía pero antes fue una meretriz de
lujo) tiene otro planes más sexuarrrles. ¡Premio cuando menos lo esperábamos! A fo-flo-llar (al espectador), sea
dicho… Un plano subjetivo del Conde Orlock nos da un tour por la nave para
volver a la sala de los ataúdes y quedarse en una esquina, cual fruta barata. Udo
Kier (el Capitán Varna) hace acto de presencia en uno de esos vídeos que vimos
al comienzo de la cinta para informarnos de sus intenciones de sacrificar la Demeter
y a él mismo para impedir que ese horror (se refiere en realidad a la película)
llegue a la Tierra. La nave explota y aparecen los créditos… y millones de
chillidos al otro lado de la pantalla. Aquello de que en el espacio nadie podía
oír tus gritos fue un camelo porque gracias a Darrell James Roodt por fin se escucharon allí hasta en Júpiter. ¡HIJOS DE FRUTA! ¡HIJOS DE FRUTA! ¡HIJOS DE FRUTA! Cuentan que la sonda Voyager 1 recibe los constantes ecos surgidos desde el estreno de esta película...
Van Helsing, Van Dien, Van BODRIEN |
Sobreviviendo a los supervivientes |
El final más enigmático del cine cutre de todos los tiempos |
WTF!? ¿Qué quisieron contar con el final? Y sobre todo, ¿por qué?
Yo, desde luego, lo veo claro: es un cruce fecal de “Solaris” de Andrei
Tarkovsky y “Ghost Ship (Barco
Fantasma)” de Steve Beck. El Capitán
Varna destruyó el Demeter hace 100
años y en realidad los personajes quedaron atrapados en una nave fantasma y maldita que
se alimenta de aquellos que se cruzan en su camino para repetir el horror. O sea, les ponen esta película. El
sobrevuelo tróspido del Conde Orlock a la esquina, donde deberá prostituirse para
el resto de la eternidad, deja parte
ese reset al que se somete la nave al
final del trauma. La verdad, es que saber qué oño quiso contar el
director debería una mielda en una mielda de película, ¿no?… No obstante, “Drácula 3000” es una película fundamental del cine mierder y cutre y junto a “Revenant (Vampiros Modernos)” forman
una perfecta sesión doble de cine caposo-trémulo de te-te-rror. Por favor, NO se olviden de-ende GRITAR al FINAL. Las generaciones futuras que sigan recibiendo datos de la Voyager 1 se lo agradecerán.
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