Llegó el séptimo capítulo de “Family Tree”
para comenzar a tener una visión de conjunto sobre la nueva serie de la HBO. Pese a que pocos han prestado
atención a la comedia que protagoniza Chris O'Dowd y otros tantos que lo hicieron en los primeros capítulos huyeron
despavoridos, hay que indicar que ha ido de menos a más. La mejora ha sido
notable cuando Tom Chadwick
ha pisado tierras norteamericanas para seguir investigando su árbol familiar y
confirmar que la ficción tiene muchas posibilidades pero tienen que ser,
obviamente, trazadas con pericia para sorprender al público. “Indians”, séptimo y penúltimo capítulo de la primera
temporada de “Family Tree”, nos deja de nuevo una ración de
mockumentary, extravagancia y humor basado en el descoloque y personajes tan
ridículos como particulares. Ha llegado la hora de repasarlo.
Vamos a tener en “Indians” muchas
estrellas invitadas y un posicionamiento de la serie con la llegada de Bea,
Monk y Pete desde Reino Unido. Aquí el protagonista se va a entusiasmar con la
posibilidad de tener orígenes indios y que sus antepasados pisaran el desierto
de Mojave. La irregularidad, no obstante, vuelve a ser muy visible con chistes
poco eficaces y visitando lugares demasiado comunes. Para crear una intrigante
y pretendida tensión sexual tendremos alguna revelación por parte de Monk: Bea
se quiere acostar (de nuevo) con Pete… pero el mono marioneta dudo que tenga
los mismos sentimientos libidinosos. ¿Se imaginan una secuencia de sexo con Bea
sujetando a Monk y lanzando comentarios al respecto? Y, para dar sentido a la
serie desde una perspectiva romántica, tenemos romance de Tom a la vista con
esa desconocida a la que salvó de ser vilipendiada por un agresivo conductor en
un accidente de tráfico.
Con las semillas plant(e)adas nos toca repasar los
momentos desde ese «sweet girl
Mojave» en una carta de su tatara-tatara-abuelo que da la voz de alarma hasta la negociación de un
coche de alquiler para sentirse más ¿americano? Ally parece el amor en tierras
norteamericanas para Tom y la chica nos revela que es escritora aunque trabaja
en una librería. La cita romántica está bien encaminada con esos detalles
absurdos y comentarios sobre la familia de Tom, simplificados aquí como ‘enfermos
mentales’. Contrasta también las citas previas que tuvo el protagonista en
Londres quedando relegado él mismo como la entidad peculiar de todo el asunto. Con las pistas en un centro
de investigación genealógica y la copia del certificado de matrimonio de sus tatara-tatara-abuelos se cerca el secreto: ¿Los Chadwick tiene sangre de nativos
americanos en sus venas? La reserva india del Mojave cerca de Barstow
nos dará pistas y allí irá junto a Bea,
Monk y Pete… pero pasarán por una tienda de souvenirs para que Joe Lo Truglio haga su cameo
y ventas. Cada personaje elige su objeto: Pete una hacha de guerra, Tom una
taza peluda y Monk una diadema propiedad de la abuela de Pocahontas… O eso
indica el vendedor, claro.
En la
reserva se unirán al jefe de la tribu y al chamán y tendremos una ración y ‘conexión
de mundos’ en ese crossover trekkie-conandoyliano titulado “Sherlock Holmes:
The New Frontier”. Todos estamos conectados y esta serie podría profundizar
sobre esos mecanismos de interrelación en las ocasiones en las que se pone más
descontrolada y aburrida. Las pistas sobre la foto de Rebecca en la oficina de
registros de Barstow se saldan con la visita Marty Schmelff (Kevin Pollak), ya
que su familia está ligada a esa zona durante más de cien años. La sorpresa es
revelada: Rebecca no era india sino parte de la familia Schmelff. ¡Son judíos!
Además, Tom descubrirá que su abuelo era Esdras Schmelff, una estrella de cine
de los años 20. Una llamada de Glenn Pfister con las pruebas de ADN dejan claro
que sus antepasados no son indios. Ahora, Tom se siente judío… Sobre todo al
haber ‘escapado de la persecución’ alejándose de la hora
punta en el metro
de Londres… ¿Nos espera un Mazel Tov en su season finale?
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