Muchos se han llevado las manos a la cabeza con el
arranque de la sexta temporada de “True Blood”… ya sea por sus cuestionables
y contraproducentes desvaríos o simplemente por el constando y previsible descenso de
espectadores. Un descenso que realmente muestra en cierta medida la decadencia
de toda serie después de la quinta temporada y, al mismo tiempo, revela que
cuatro millones y medio de espectadores lo firmaría cualquier cadena de cable
para alguna de sus series. ¿Quedan por encima únicamente “The Walking Dead”
y “Game of Thrones” de tan reseñables marcas y datos? La
cuestión es quejarse, pero la droga que proporciona la serie de vampiros,
hadas, cambiaformas y hombres lobo de HBO
ha ido mutando a lo largo de las temporadas. Personalmente —y a niveles
pulcros de estilo y calidad— únicamente salvaría la segunda temporada y parte
de la primera. ¿Y el resto? ¡Unas auténticas tomaduras de pelo! Ojo, me
encantas las grandes tomaduras de pelo y “True Blood” es una de las
grandes series bizarras y exploitation de nuestro tiempo. Llega la
hora de cuestionar y revolver hasta las entrañas “The Sun”, segundo
capítulo de su sexta temporada.
¡Nos
han engañado! ¿O tal vez no? Aunque incluso Imbd sigue ‘vendiendo’ a Rutger Hauer como Macklyn Warlow realmente NO es el villano
de esta temporada. ¿De verdad? El auténtico Warlow va romper su encierro atravesando un
portal en el puente en el que Michelle y Corbett Stackhouse murieron. El
contrato de ‘prostitución de una hada’ en plan “Memorias de una geisha” empieza
a brillar en la mesilla de noche de Sookie. ¡Gritemos, pues! ¿Y quién es el
hombre que recogió Jason en la carretera e interpreta Rutger Hauer? ¡El abuelo de los chicos! WTF!? ¡Gritemos, pues!
Arlene
—que miente a la mujer preñada de Patrick
sobre el destino del mismo— nos revela uno de los grandes misterios de “True Blood”: el cuadrante de trabajo
de Merlotte's. Sí, a Sookie la toca trabajar y nos preguntamos… ¿no había
presentado la renuncia por vigesimoquinta vez en lo que llevamos de serie? Sookie
se encontrará con un hombre herido en una zanja de camino y trata de ignorarlo pero
al final tiene que ser la chica buena de siempre. Resulta que el chico es hada
y el pincha-rubias de esta temporada. Ella, desde luego, no lo sabe porque sólo
lee mentes y no ve el futuro como Bill y los espectadores de “True Blood”. Ambos son medianos y
quieren encontrar el HAMOR. Él se llama Ben y ella… ¿Tonta? El chico acabará en
el Club de Hadas (o camino al mismo) mientras que Andy Bellefleur ruega a las
puertas que Maurella le dé algún consejo y pista de cómo lidiar con el asunto.
Como esto es una serie repleta de trospidez tendremos a una mestiza llamada Nicole
Wright, que aparece ante Sam para explicarle que es la nueva Oprah Winfrey y
quiere luchar por los derechos de los vampiros y de cualquier especie
no-humana. Vamos a tener paralelismos con la segregación a través de seres
sobrenaturales y nosotros encantados: cuánto más seria y política trata de
ponerse “True Blood”, más estúpida y
divertida acaba siendo. No será el único problema de Sam porque la manada
aparece por allí para birlarle a Emma y con paparazzis de testigos. ¿Acabarán
todos en un talk-show?
Niall llegarán con Jason a casa de Sookie para dejarnos otra porción de instantes WTF! Y referencias del chico hacia la cultura friki y pop. Niall resulta que es como Boba (‘Bubba’, para Jason) Fett siguiendo a Warlow para completar su venganza por masacrar a todo el pueblo incluido sus padres long time go. Al parecer la familia de hadas de Sookie procede un linaje real y son las propias hadas originales del todo el reino multi-color de los osos amorosos y mi pequeño pony. ¿Sookie es entonces La Princesa Leila del mundo de las hadas? Niall informa que Warlow está libre y tendrá que enseñar a su nieta (Jason fue ‘saltado’ inteligentemente por el árbol familiar) cómo hacer un Kame Hame Ha (Supernova mode) para acabar con un vampiro directamente. Eso sí, sólo un uso para una mestiza. Yo sigo sin fiarme mucho del viejo, que conste.
Los vampiros se tienen que re-organizar y en Fangtasia descubriremos el arma lanzando sobre Tara: ¡balas de plata que emiten luz ultravioleta! El general (muerto) no mentía y los humanos se han estado preparando desde que los vampiros salieron de sus ataúdes. ¡Es la guerra! ¡Y Pam con esos pelos! Perdón, ¡ese chándal de choni rosa! Nora tendrá que investigar la Biblia Vampírica, Pam y Tara hacer el gañán y Eric salvar el mundo y vender calendarios eróticos por el camino. Eric se dará cuenta de que ha subestimado a los humanos y que están preparados para sus trucos de encantamientos. También los humanos desconocían que estaban lidiando con un vampiro de dos mil años que pude volar en plan Goku y el plan B pasa por seducir a la hija de Burrell… sin lentillas of course. Las cosas no son lo que parecen y prueba de ello es esta serie y sus cliffhangers. Bill y Jessica vivirán un nuevo capítulo tróspido en las aventuras de ese Dios-Vampiro y su función en todo el entuerto. Bill acabará en estado catatónico después de ver cómo sufren otros vampiros y será escoltado a ‘otro mundo paradisiaco’ por tres sirenas vampiras nudistas para ver a una Lilith que ha dejado de enseñar el potorro. Tranquila hija, ya lo enseñaste bien enseñado en la anterior temporada… Lilith no para de repetir a Bill que no tienen mucho tiempo pero se tiran allí casi un santo día para contarle dos chuminadas… ¡y sin chumino! En fin, Bill no es Dios sino profeta y puede ver el futuro y los vampiros lo tienen… ¿jodido?¿Acabará Bill haciéndole la competencia a la Bruja Lola o a Rappel? Lo peor de todo es que podremos llegar a verlo en esta serie, donde cualquier acto trash es posible. Desde ahora soy fan, además, del homenaje al baile del Chikicuatre que lleva a cabo gracias a la telequinesis sobre una meretriz del bocado. ¡Y vaya bocado sin bocado!
Así de tróspido te quedas viendo la serie. ¡BIBA! |
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