Repasar los méritos y recapitular una temporada, que tenía la vocación
de ejercer de bisagra hacia el desenlace de una de las series más destacadas de
la presente década, pasa por entender la
situación en la que se encontraba “Dexter”.
La sexta temporada de la más exitosa ficción de Showtime fue
considerada (universalmente hablando) como la más floja de todas. Con su
erradicación en Globos de Oro y su única constancia en los Emmys en cuanto Michael C. Hall se refiere, el listón
era fácil de rebasar y así lo ratificó su penúltima temporada. Un cambio de showrunner podría aclarar el descalabro
y su ratificación con el poderoso cliffhanger
que cerraba la sexta entrega en “This Is the Way the World Ends” (6x12). Con Debra averiguando que su hermano estaba
liquidando al Asesino del Juicio Final, se retomó el momento en “Are You...?” (7x01) para dejar claro que la revelación de Dexter a su hermana sobre su verdadera identidad —en un gran diálogo
que los fans de la serie nunca olvidarán— iba a ser el motor de la misma. ¿Estábamos preparados para
introducirnos de lleno en la oscuridad? ¿De verdad Dexter iba a recibir de su
propia medicina como aventuraba el póster promocional?
La séptima temporada de “Dexter” no
entrará el podio dentro de las mejores temporadas, está claro. Generalizando,
los fans alternan la primera, segunda y cuarta en cualquier orden y variación.
Sí, fueron las mejores… pero esta penúltima entrega no quiere desmerecer en
absoluto. Es cierto que el inicial y notable ritmo con el que comenzó se fue
diluyendo en los capítulos centrales y, pese a mantener unos márgenes de
calidad bastante altos, no llegó a concluir como muchos esperaban. Después del
bajón consecuente con la aparición de Lumen frente a Arthur Mitchell (Trinity)
el público ansiaba algo potente que inicialmente sí recibió. Debra trata de salvar
a su hermano del que está locamente enamorada mientras la irrupción de una
atractiva viuda negra planteará la dicotomía en el asesino en serie y vigilante más popular del momento catódico. Aquí se hallaba el germen perfecto pero
faltó el condimento en un antagonista mucho más peligroso que Maria LaGuerta.
Si bien es cierto que Isaak Sirko le dará una nominación al Emmy
como estrella invitada a Ray Stevenson, se descuidaba en
cierta medida la naturaleza del asesino en serie tradicional. El crimen
organizado se iba a dar cita gracias a la Hermandad Koshka de Ucrania, pero la
estructura del guión y arco argumental de la temporada iba a dar por concluido
el asunto en “Helter Skelter” (7x09) para
ceñirse al peligro de LaGuerta con un fogoso asesino en serie sin mucha personalidad como invitado.
Muchos estarán de acuerdo conmigo en que el conjunto no funcionó del todo, pese a
ofrecer buenas cuotas de momentos que serán recordados en el cómputo final…
sobre todo el cliffhanger de cierre, donde Debra debe decidir salvar a su hermano o
condenarlo a perpetuidad con la muerte como castigo. De nuevo, los secundarios no estuvieron
mimados del modo correcto. A Quinn le buscaron novia de remplazo para
introducirle en la trama criminal de la Hermandad Koshka de Ucrania gracias a
una de las atractivas bailarinas (Katia Winter) y Angel Batista sufre de
pito-pausa y quiso retirarse del cuerpo. Vince Masuka igual de guarro que
siempre, todo hay que decirlo… Se deshicieron de Mike Anderson y finiquitaron también rápidamente a Louis
Greene, del que muchos pensábamos que iba a ser el gran antagonista de “Dexter” para la presente temporada
pero nos quitaron las expectativas del medio de un gran zarpazo. Astor Bennett
y Cody Bennett siguen creciendo y Jamie Batista sigue siendo la cuidadora de Harrison
Morgan y eterno comodín de los guionistas… Obviamente, y por lo tanto, todo se
centró finalmente en el personaje principal y su relación con Debra Morgan y Hannah
McKay —experta envenenadora y botánica que no dudará en liquidar a molestos
escritores sensacionalistas y maridos que no satisfagan sus expectativas—.
En esta séptima temporada nos interesó mucho que Dexter se enamorara (¿por primera vez?) y que Laguerta
averiguara que Doakes no era el Carnicero de Bay Harbor —aliándose con
el retirado capitán Matthews al sospechar de Dexter y dando una nueva oportunidad al personaje que seguramente regrese de cara a la última temporada— y que los hermanos Morgan
tuvieran que tomar las decisiones más difíciles. Dexter tendrá que
elegir entre Debra y Hannah, mientras que su hermana deberá elegir entre su
hermano y Laguerta. Indicar que si Debra y Dexter permanecieron juntos y cerraron el
capítulo dejaba claro el destino de las otras dos mujeres… con matices obviamente.
Mientras que Hannah fue inculpada por sus crímenes y envenenamientos (aunque finalmente consigue escapar), Laguerta recibió un tiro mortal de Debra
impidiendo que Dexter destruyera completamente su código… Con un ritmo más rápido
y ciertos afilamientos que no creo que llegaran al convencer del todo —el
peligroso Isaak y Dexter acabaron trabajando juntos y todo se relució a una historia
de amor y venganza homosexual de un despiadado asesino en serie mafioso—, tuvimos la oscuridad que envolvió a Debra y la arrastró a la perdición. También del propio Dexter que ha
abandonado su código y al que vimos cerrar la temporada en “Surprise, Motherfucker!” (7x12) con su ropa de ‘cazar’ entre una
multitud de personas. Ahora nuestro asesino en serie favorito de la televisión
tendrá que reinventarse o morir… y tendrá amenazas en ciernes. Hannah McKay le
ama y le odia y podría volver tanto para acabar con él como para salvarle, así
como el descenso a los infiernos de su hermana debería ser un peligroso
concepto de exposición… Es momento de recordar sus últimas palabras:
Hacemos reglas para nosotros mismos. Esas reglas nos ayudan a definir quienes somos. Pero cuando rompemos esas reglas, nos arriesgamos a perdernos y convertirnos en alguien desconocido. ¿Quién es Deb ahora? ¿Quién soy yo? ¿Es un nuevo comienzo? ¿O es el comienzo del fin?
Efectivamente la séptima temporada de “Dexter” será recordada como el comienzo y principio del fin…
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