Con el
cierre a la vista de la primera temporada de “Bates Motel” puede que sea
el momento de ir constatando las sensaciones que nos ha ido dejado el resurgir
de Norman Bates en una precuela ambientada en el mundo de nuestros días. La
serie creada por Anthony Cipriano, aparte de las interpretaciones de Freddie
Highmore y Vera Farmiga, está dejando un poso más pesado en la
audiencia que en la crítica estadounidense. Puede que los peligros y ciudadanos
de White Pine Bay tengan reglas propias y aporten suficientemente juego para
una serie que es sólida pero lejana de la excelencia catódica actual. ¿Su
secreto? El gancho de Norman Bates y poco más e intentar no desmerecer, aunque el respeto acaba por evitar el despunte y la originalidad… “Underwater”, no
obstante, tratará de poner elementos para el season finale de la ficción y dejar plantadas las (malas) hierbas
que crecerán en su próxima entrega. Es momento de repasar el noveno y penúltimo
capítulo de la primera temporada de “Bates Motel”.
El sheriff
Romero escuchará la versión de Norma sobre lo sucedido y cómo llegó el cadáver de
Shelby a su cama. El colchón será quemado y Abernathy parece el responsable, aunque diera datos falsos y siga acechando en la sombra.
Está claro que el peligroso villano desea buscar algo pero no tienen ni idea
qué está buscando realmente… Entre tanto giro, requete-giro y peligro a la
vista, en este capítulo Norma se encontrará al borde de un ataque de nervios:
se dará cuenta de que Dylan está implicado en los negocios locales… como todo
el pueblo. La marihuana es el motor de White Pine Bay y Norma descubrirá que
está atrapada en una espiral de criminalidad. ¿Su solución? Mudarse. ¿Le
resultará fácil? Para nada… Su agente la engaño como ‘tonta’ que es, por mucho
bolsazo que dé y amenaza de demanda salga de su boca. Está atrapada… aunque sus
hijos, en cierta medida, han encontrado motivos para quedarse allí.
Como ya apunté en algún review anterior, una de las variaciones para dar utilidad y potencia a Bradley sería emparejarla con Dylan. La joven pedirá un favor al hermano de Norman al saber que trabaja para Gil: quiere que la cuele en la oficina de su padre para recoger algunos objetos. Obviamente la situación es peligrosa para ambos porque Gil todavía detesta al padre de Bradley por las pérdidas que supuso el incendio que indirectamente provocó. Al final Dylan llevará a Bradley al despacho de su padre pero serán recibidos con disparos. Menos mal que se trata de Remo, que reconoce a la rubia… y no está contento para nada con la situación y el compromiso en el que les ha metido Dylan. Al final, podrán explorar el despacho aunque Bradley romperá a llorar al encontrar un montón de cartas de amor destinadas a alguien llamado ‘B’ (y no de Bradley). La infidelidad de su padre provoca que salga corriendo del edificio llorando y que Dylan sea su paño de lágrimas. Los guionistas seguramente provoquen su idilio romántico para cerrar la temporada… si es que Norman no mata a Bradley antes, claro. La pobre, además, no tiene escapatoria: si se ducha será acuchillada como Marion Crane… y si se baña… ahogada.
Para unir todo resulta bastante remarcable que Emma y Norman hayan regularizado su situación y que ésta sea empleada del hotel. También que parte de los inquilinos vayan a dar juego, como uno de los recolectores que intenta simpatizar con la joven regalándole una magdalena de marihuana que causara efectos secundarios para nada esperados. En el instituto Norman y la señorita Watson se acercan más que nunca el uno al otro por un relato que escribió. Basado en un sueño donde ahoga a Bradley aquí “Bates Motel” muestra una interesante variación de futuro si los ecos de Poe sirven para instaurar una relación prohibida que desequilibre aquella que tiene con su madre. Norman es de sobresaliente y a la señorita Wilson, desde luego, no le pone algo menos de un notable alto. La profesora quiere ayudarle a editarlo pero necesita el permiso de su madre al ser menor de edad. Norman cree, finalmente, que su madre no querrá que publique la historia… Aunque si le deja tener un perro disecado como animal de compañía… tampoco le va a extrañar mucho que escriba relatos cortos macabros. La señorita Wilson promete mandarlo sin consentimiento materno y parece compartir traumas de juventud con Norman… ¿Romance a la vista? ¿Cuchillos a la vista? ¿Será la señorita Wilson una sociópata que reeducará al joven en artes de matar a todo aquello que no sean moscas? Lo veremos…
Para cerrar
el capítulo toca cliffhanger y repaso a los lugares comunes del género: el
villano siempre está escondido en el asiento de atrás del coche de la scream queen. La gracia es que Abernathy
rompe sus esquemas de comportamiento y se confiesa ante Norma con pistola en la cara y mano
sobre su boca. Shelby le debía 150 mil dólares del último lote de niñas y cree
que Norma sabe dónde tiene el dinero. El plazo es medianoche y si no lo trae
matará a sus hijos primero antes de asesinarla a ella. Ya tenemos tensión para
cerrar el capítulo y una Norma que si no muere por una bala acabará ingresada
en un psiquiátrico… o la que pediremos que la cambien el nombre para no liarnos con su hijo.
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