Serie de TV
“Save me”
EEUU
2013
Sinopsis (Página
Oficial):
La nominada al Emmy,
Anne Heche (“Hung”), da vida a
Beth Harper en la nueva comedia de la NBC sobre una familia del Medio Oeste
no tan ordinaria. Después de atragantarse con un gran sándwich en su cocina y de
su sufrimiento por una experiencia dramática cercana a la muerte, Beth —una
esposa y madre ausente— se vigoriza y afirma que ahora puede hablar con Dios.
Su hija adolescente, Emily (Madison
Davenport, “Shameless”), se
horroriza y su marido, Tom (Michael
Landes, “Destino Final 2”), se
muestra escéptico. Para empeorar las cosas, la ex amante de Tom, Carly McKenna
(Alexandra Breckenridge, “American Horror Story”), está en coma
después de toparse con un rayo en el patio delantero de los Harper con Beth
como aparente motivo del mismo. Mientras que Beth enciende su nueva vida, se
esfuerza por hacer las paces con la gente que ha perturbado a lo largo de los
años, incluyendo amigos y vecinos Jenna Dennings (Heather Burns, “Bored to
Death”) y Maggie Tompkins (Joy
Osmanski, “Colgados en Filadelfia”).
A pesar de la dudas iniciales de cada uno, Beth comienza a ganarse a la gente
con su nueva actitud positiva, alegre, optimista y de puro amor desenfrenado.
Polémicas de
plagio aparte con la webserie “The Book
of Dallas”, “Save me” podría llegar como una versión religiosa y mainstream de “Iluminada” al servicio esta vez de Anne
Heche. Paradójicamente, la comedia creada por John Scott Shepherd necesita de un
milagro para poder echar raíces en la NBC después de su flojo estreno vía
capítulo doble. ¿Merece la pena? No. ¿Resulta, al menos, divertida/entretenida?
Pregúntele a su Dios interior… El argumento de la nueva sitcom de la cadena del
pavo real (sí, esa que hay fulminado TODAS sus comedias menos sus series de
culto como “Parks and Recreation” y “Community”) no aporta inteligencia ni
brillantez al redentor argumento. La protagonista —un alma descarriada, cuya
familia está rota, su matrimonio está al borde del divorcio con una amante por
medio y sus amigos le han dado la espalda por sus continuados escándalos debido
a su alcoholismo desmedido— comienza a escuchar la voz de Dios desde una noche
en la que debería haber muerto asfixiada por un macro-sándwich que se estaba
metiendo entre pecho y espalda en plena borrachera e intento de asesinato de su esposo.
La redención
va a ser obvia y también el sentimiento de que en cualquier momento puede
aparecer una ambulancia para colocarla una camisa de fuerza. La explicación
médica pasa por la estimulación del cerebro —en la parte izquierda de la frente— que
hacen los monjes tibetanos y que les permite tener un canal de conexión…
¿divina? “Save me” juega en un campo
lleno de minas: el creyente puede considerar blasfemo su argumento y una burla
a su religión, mientras que el ateo/agnóstico eludirá la sitcom al pensarse que
es propaganda religiosa. Es precisamente en ese punto en el que la comedia no
alcanza el equilibro que pretende: ni resulta irreverente porque parece
demasiado comedida, ni tampoco reflexiva de cara al espectador al no empatizar
para nada con ninguno de los personajes. Entre una ex alcohólica adicta al escándalo
público y que resulta insoportable desde que ha ‘visto la luz’, un padre
adultero y una hija listilla en plena edad del pavo, es imposible que alguien pueda
querer a alguno de los protagonistas. Sobre todo teniendo en cuenta que las
malas lenguas indican que la serie debería haberse emitido hace ya un año, pero
la NBC
no ha encontrado un ‘hueco’ hasta ahora para ‘liquidar’ el encargo lo antes
posible.
Realmente la
ficción monopolizada por Anne Heche habla de la redención personal y
anímica gracias a una voz interior propia. Pero, aquí, la combinación de penitencia
y locura no está al tono celestial pertinente. ¿Funcionará mejor la serie con
una personificación de esa voz divina en la figura de un personaje… o no sería
más de lo mismo con esa figura angelical al lado del oído dictando sentencia?
En esta comedia el diablo es el pasado de la protagonista… ¿y guiño a la propia
actriz? Ser mejor persona y los intentos de conseguirlo parecen el relleno
anímico, sentimental y familiar para conseguir las carcajadas al otro la de la
pantalla. Unas carcajadas que, obviamente, no aparecen por mucho que rece la
protagonista en plena taza del váter. No sé si “Save me” puede llegar a albergar alguna sensación de futuro en un
conjunto en el que parece prácticamente todo profetizado en sus primeros dos
capítulos… La serie debería ser menos familiar y más metaficcional con esa
conexión con el mismísimo cielo. Creo que funcionaría mejor si el personaje que
interpreta Anne Heche fuera una guionista que intenta vender una comedia a
la NBC
y su voz interior no para de repetirle: ¡NO LO HAGAS! ¡NO LO HAGAS! ¡NO LO
HAGAS! O realmente no nos interesa la redención de los personajes más allá de
un desenlace. “Save me” sería, por
lo tanto, muy divertida si la voz fuera del Diablo en vez de Dios. Una especie
de cruce de Mary Eunice de “American Horror Story: Asylum” con una de las protagonistas de “Mujeres desesperadas”… porque, seamos sinceros, ¿desde cuándo fue
divertido hacer el bien?
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