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miércoles, 16 de enero de 2013

Iluminada (Enlightened) (2x01) The Key: Castillos y princesas

La vuelta de “Iluminada (Enlightened)”, monopolizada por Laura Dern, a la HBO y a nuestras vidas catódicas obviamente queda marcada por su nuevo calendario, que la ha excluido de toda posibilidad de repetir en los Globos de Oro. Con los rumores de un posible y nuevo proyecto junto a David Lynch, es buen momento de centrarse y repasar los hallazgos con los que nos encontraremos en esta segunda temporada de una serie difícil, curiosa, sumamente interesante y excepcional y necesaria en tiempos de oscuridad y moldes. Lidiar con el new age y el idealismo entre el frío y gris corporativismo es una apuesta complicada, pero “Iluminada (Enlightened)” supo remontar correctamente el vuelo ofreciendo una personal percepción a través de su personaje principal. Las aventuras de Amy por hundir Abaddonn pasan por su primera parada en “The Key”, primer capítulo de la segunda temporada de “Iluminada (Enlightened)”.


Las primeras críticas de la segunda temporada que ha comenzado a emitirse en EEUU han sido sobresalientes y muy positivas. Obviamente la ironía y la propaganda empapan la propuesta pero también la ironía y ternura que puede desprender su protagonista. Estamos ante la historia de una princesa —y no en sus tiempos mozos— que ha recibido numerosos palos en la vida y trata de esconder su vulnerabilidad con la paz interior y convirtiéndose en ese ‘agente de cambio’ para dar un sentido a su anónima existencia. Encerrada y exiliada en el sótano de su castillo por los Reyes tendrá que liderar una revolución desde el interior con su enamorado escudero Tyler (Mike White) para destruir y derrumbar el castillo. ¿Será el príncipe esta vez Jeff Flender (Dermot Mulroney)? A la espera del regreso de su ex marido por su misma terapia (Luke Wilson), quedamos en perspectiva de un planteamiento romántico para Amy…


No obstante, esta temporada apunta a objetos recurrentes de la anterior: la sufrida madre de Amy (Diane Ladd) sigue sin comprender nada de lo que hace o dice, su coche sigue con el ‘morro’ roto y Tyler está enamorado de Amy y al final entra al trapo en sus planes, ya que parece que es la única persona que le hace caso… Con las relaciones rotas con Krista, nos centramos en el sótano, donde se encuentra Cogentiva, con todos los freaks de oficina y seres errantes e incomprendidos fuera de la vista del idealismo que nos han vendido siempre en los seriales de despachos y acristalados ventanales. Amy, gracias a Tyler, ha tenido acceso a los e-mails de la dirección y ha comprobado que son objeto de burla… incluido Dougie. El plan corporativo pasa por despedir a todos una vez el programa sea optimizado por ellos mismos y reducir la mano de obra a única persona que lo supervise. Amy quiere acudir a un periodista especializado en hundir y sacar los trapos sucios de empresas como Abaddon (en el libro del Apocalipsis es el nombre del Ángel del abismo sin fondo —‘destrucción’ en hebreo). Obviamente va a contactar con el tipo y Tyler tendrá que seguir a la ‘lideresa’…


Un recurso tipo suele ser la negativa inicial de Tyler y la final colaboración del mismo. Obviamente repetimos fórmula pero también el capítulo quiere jugar con el riesgo que corren ambos al filtrar información confidencial. Claramente la cruzada sabemos que es quijotesca y esa ‘llave’ del Reino con la que cuenta Tyler y Amy puede ser considerada moralina… aunque descubriremos y confirmaremos nuestras sospechas: a Jeff, el periodista, no le interesa la historia que Amy quiere venderle como noticia de primera página. Nos ratifica algo que sabemos: es completamente amoral pero no ilegal, está a la orden del día en cualquier oficina e intercambio de e-mails que mandan y reciben los directivos, así como los viles de planes de jugar con los empleados para optimizar costes y darles una 'real' patada en el culo. Amy y Tyler son simples números, sus compañeros freaks son simples números, su jefe es un simple número… todos somos, en definitiva, simples números para un sistema mayor. La serie plantea eso sí, las mentiras y manipulación de ese sueño americano para los intereses de unos pocos. No obstante, a Jeff —y su momento pecho-lobo para crear cierta tensión sexual en un momento cómico— le interesa la ‘llave’ que tiene en su poder Amy… aunque deja las cosas claras: no sabe si actúa por venganza o justicia. 


Es cierto que Amy es una idealista pero también que tiene muchos motivos para vengarse de aquellos que la arrastraron a ese anticlímax, corrimiento de rímel y cartel de la serie. En el capítulo Amy esconde a Tyler de la vista de Jeff y no sabemos si es porque quiere seducirlo o porque realmente cree en lo que hace. Sabemos que el interior de Amy, como esas voces en off con las que abre y cierra los capítulos, son orgánicos y esta vez la tortuga nada sola. La paz interior llegará cuando Abaddon y el castillo caigan y confirme que el destino ha guiado a la princesa y heroína a ese fin. ¿Lo conseguirá Amy o les despedirán antes?

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