“The Master”
(2012)
EEUU
Director: Paul Thomas Anderson
Sinopsis (Página Oficial):
“The
master” narra las vicisitudes de un
veterano de la Marina, Freddie (Joaquin Phoenix), que regresa inestable
e inseguro ante su futuro hasta que es atraído por la Causa y su carismático
líder, Lancaster Dodd (Philip Seymour Hoffman).
El último y nuevamente notable filme de Paul Thomas Anderson se difumina en una cadena de espectros, a modo de
caleidoscopio, donde la multiplicación ha sido fragmentada sobre elipsis. La Naturaleza, el Amor… la Tierra, la Carne.
La carnalidad y el pecado… pero el pecado como imposición por la religión… Cualquier
tipo de religión. Aunque inicialmente el proyecto se enfocara extra-cinematográficamente
sobre el padre de la Cienciología, el director de “Pozos
de ambición” pretende
hablarnos de la domesticación —e hipnosis— del individuo por parte de la religión en un
momento concreto e histórico en plena conmoción y cambios del pueblo americano
en los años 50 tras la Segunda Guerra Mundial. Nos ubica, eso sí, a través de
una secta y su magnánimo líder y una errante alma, torturada por traumas de
guerra y de amores imposibles que abren brechas y heridas sin aparente
posibilidad de cicatrización… salvo para Dianética.
“The
Master” establece el cerco
sobre la religión y el hombre. El hombre privado de ese supuesto paraíso inicial
—estilo playero-marítimo para Anderson del Edén—
para ser dispuesto en la dura realidad: la muerte,
el dolor, la vergüenza y el trabajo. El director de “Magnolia” no necesita acudir a las creencias cristianas sino
a una peculiar congregación y tampoco escudarse en un hombre extraordinario
para retratar su personal tour de force sino a un mortal ordinario,
libidinoso y alcohólico. Lo que interesa precisamente es el sexo y el placer dibujados
y acortados por el choque de ese otro mundo. Las religiones suelen marcan las
distancias con la ciencia respecto a la teoría evolutiva: no somos animales ni inicialmente
fuimos tales, nos cuentan. A Paul
Thomas Anderson le interesa
seguir el lado animal de ese ‘dragón’, cuya historia define perfectamente
Lancaster Dood (Philip
Seymour Hoffman), y los
intentos de la secta y esa ‘Causa’ por domesticarle y que también sea su perro
de presa. Con la ‘correa’ puesta y el conductismo como corrección del
individuo, las paredes y cristales pierden la corporeidad. La irrealidad es
posible y la curación parece viable… pero la naturaleza real del individuo
queda amarrada a una mentira.
Existe un doble juego y lucha entre Freddie Quell, interpretado
soberbiamente por Joaquin
Phonenix, y la familia Dodd.
Cada uno intentando llevar a su terreno y seducción personal al otro, como si
fueran dos mitades de Test de Rorschach. La ambigüedad de la propuesta
convierte a la propia cinta en un ejercicio de predistigitación de Paul Thomas
Anderson, en pura hipnosis fílmica. Haciendo suya la
propia palabra de Lancaster
Dodd, “The Master” se convierte en un ‘Filme Uno’. En la nueva palabra
y carne cinematográfica de Kubrick y en la que posiblemente sea una de las mejores
películas que ha tratado la relación del hombre con la religión sin necesidad
de hablar de Dios y ni siquiera de mencionarlo. Tal vez el secreto de Anderson sea
precisamente ser coherente a su propia cinta: si nos quedamos sin Maestro la
única solución es convertirse en uno.
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