(2011)
EEUU
Director: John Schultz
Sinopsis (Página Oficial):
Judy
Moody (Jordana Beatty) ha planificado el verano más maravilloso de su
vida y está impaciente por tener aventuras con sus mejores amigos, Rocky y Amy. Un inesperado giro se produce cuando se entera de
que se queda sola: Rocky se va a domar leones y Amy vuela a Borneo con su madre para salvar a una tribu
perdida. Judy se fastidia quedándose en casa con su asqueroso
hermano, Stink (Parris
Mosteller), y su segundo mejor
amigo, Frank Pearl. Y, lo que es peor, sus padres tienen que irse a
California y la dejan con su tía (Heather
Graham) que nunca siquiera ha
conocido.
Una niña drogada (esnifar pegamento se ha convertido en un deporte
infantil) completamente despeinada y que seguramente ha torturado a su gato
hasta que respondió a darle palmadas, se imagina muchas cosas. Sí, está drogada
y es una película infantil… o eso parece. Pero, aparte de eso, no sabemos si
está loca o en EEUU han legalizado el LSD o la marihuana en algunos estados para
los más pequeños. Tampoco desconocemos si el filme ha sido financiado por
organizaciones proabortistas para legitimar sus actos y que incluso
organizaciones y grupos ‘provida’ pierdan sus argumentos cuando traten de
defender la vida de los protagonistas de “Judy Moody and the
Not Bummer Summer”. ¿Aborto
libre hasta fetos de 17 años YA?
La película combina el 3D con el sub2D entre ataques de locura. Llega el verano y la niña prepara un plan para que sean las vacaciones más divertidas del mundo. Crea un sistema de puntos aunque parece una sistema de pérdida de neuronas. “Judy Moody and the Not Bummer Summer”, una de las peores películas del 2011 para crítica y público, nos demuestra únicamente que Steve Urquel sigue buscando trabajo…
La niña juega durante todo el verano a sumar puntos emocionantes y no para de encadenar ceros: algo coherente con lo que hizo la película sumando zurullos por parte del público y crítica estadounidense. La tía de la protagonista (Heather Graham) tiene también grandes problemas mentales o está drogada. Señalar en este punto que es curioso que la película no distinga entre idiotez o drogadicción. ¿Se trata de una apología del trolleo? Y luego está Big Foot, una competición de puntos emocionantes con sus amigos que están de vacaciones lejos de su ciudad y suceden cosas que no merece la pena ni contar… simplemente porque no hay nada que contar. La única duda que plantea la película es si los libros de Megan McDonald los venden en polvo para esnifarlos… Al menos, es lo que debieron de hacer todos los responsables de esta película para llevarla adelante.
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