Sinopsis (Página oficial):
Gerry
Boyle (Brendan Gleeson) es un policía de un pequeño pueblo irlandés que
posee una personalidad conflictiva y un sentido del humor subversivo. Su madre
se está muriendo, si bien ello no le impide disfrutar de su principal ‘afición’:
las prostitutas.
No es de extrañar que, cuando su camino se cruce con el del agente del FBI Wendell Everett (Don Cheadle), quien quiere capturar a una importante banda que trafica con drogas, a Boyle le importe bien poco la resolución del caso… al menos al principio.
No es de extrañar que, cuando su camino se cruce con el del agente del FBI Wendell Everett (Don Cheadle), quien quiere capturar a una importante banda que trafica con drogas, a Boyle le importe bien poco la resolución del caso… al menos al principio.
Cuando terminé de ver la película de John Michael McDonagh me pregunté por qué no se había atrevido a arriesgar más o intentar salirse del molde y tiesto sobre el que quiere dar una versión cómica y supuestamente diferente. En el mismo año el que se ha estrenado “Attack The Block” un filme como “El irlandés” acaba sabiendo a poco. Es una pena que una película que inicialmente apuntaba a ser una nueva “Hot Fuzz” acabe perdiendo interés y toda la gracia que ofrecía un gran personaje principal. Y es precisamente la presencia de Brendan Gleeson lo que impulsa la propuesta a pasar desapercibida.
“El irlandés” tiene graves errores como dar calado dramático a un personaje que parece no tomarse nada en serio. Así, se incluye una trama sentimentaloide proporcionada por la madre del protagonista y una enfermedad terminal. Pero la guía y senda era otra: una buddy movie con personajes enfrentados. Mientras que Gerry Boyle se muestra como un irlandés racista su ‘compañero’ es un afroamericano del FBI. El humor parece conducirse sobre las asperezas entre ambos y la filosofía de la vida del personaje. Pero me parece que no funciona porque no responde a lo que invitaba su propuesta inicial. La trama principal sobre traficantes de drogas y sobornos parece anular el posible humor en vez de favorecerlo y “El irlandés” acaba siendo una previsible cinta sobre la honradez de sus protagonistas. Y precisamente Gerry Boyle no es ni pretende ser un héroe, ni siquiera nuestro particular, cómico y socarrón héroe.
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