“Dallas”
EEUU
2012
Sinopsis (Página
Oficial):
Poder,
sexo y ambición. Los ingredientes que convirtieron a Dallas en uno de los
grandes hitos de la historia de la ficción televisiva están también presentes
en la nueva “Dallas”, la esperada continuación de la exitosa serie, cuyos hechos se desarrollan
años después de lo acontecido en la serie original.
Los negocios de los Ewing en el mundo petrolífero y ganadero son el escenario de la batalla de maquinaciones, escándalos e intrigas propias de esta familia tan convulsa. En “Dallas” el espectador se reencontrará con los principales mitos de la serie: regresan Patrick Duffy en su papel de Bobby Ewing, Linda Gray como Sue Ellen y Larry Hagman en la piel del malo de los malos televisivos, J.R. Ewing.
Completan el reparto Jesse Metcalfe como Christopher Ewing, el hijo adoptivo de Bobby; Josh Henderson en el rol de John Ross Ewing III, el hijo de J.R. y Sue Ellen; Julie Gonzalo como Rebecca Sutter, la chica de Christopher; Jordana Brewster como Elena Ramos, la pareja de John Ross; y Brenda Strong, que interpreta a Ann Ewing, la actual mujer de Bobby.
Sinceramente era más de “Dinastía” y Joan Collins (me encantaba verla tirar todo tipo de objetos en sus aposentos) y sobre todo de “Falcon Crest” (en aquella época el calimotxo era mi perdición); pero “Dallas” y J.R. (ahora con puntos) tenían su encanto. Eran culebrones más sofisticados y de mayor atractivo y fascinación que la trasnochada (y ahora choni) e interminable “Santa Bárbara”. Se trataba de auténticos ‘Soap Opera’ frente al filón latinoamericano que padecimos en nuestro país desde principio de los 90 y del que la producción estadounidense empieza a dar señales de vida, realizando productos bajo dicho target desde hace pocos años. Pero la serie que siguió a los Ewing, como a los Carrington o a los Channing tenían incluso un concepto más sugestivo que las clónicas ‘soap operas’ de médicos y hospitales, que ya han dando síntomas de cansancio. La vuelta de “Dallas” supone un reciclaje interesante por desprenderle de rellenos al compactar todo la acción en diez únicos capítulos. ¡Qué comience la lluvia de puñadas traperas bañadas en veneno con aroma de petroleo!
Parece que
la manada de los Ewing en esta nueva entrega estuviera compuesta por zorros jóvenes y viejos y la genética mandara a las normas del universo
repleto de traición, mentiras y pasión que han consolidado a lo largo de los
años. Y esa herencia de padres a hijos parece romperla Christopher Ewing, el hijo
adoptivo de Bobby. Su búsqueda de otro tipo de energías fuera del petróleo, que ha hundido
en el fango a la familia, parece emerger junto el descubrimiento petrolero que
halla el hijo del J.R., John Ross Ewing III. Al contrario de lo que pueda parecer la TNT ha sido consciente de la envergadura del regreso y lo ha envuelto en
cierta sofisticación y condensación de calidad que evite comparaciones con
culebrones cutres y baratos o una parodia sobre el material original. Los
personajes luchan por madurar pero están condenados a no poder cambiar.
Han vuelto homenajeando la ducha de Bobby y el sueño de Pamela (fundamental en la ficción televisiva contemporánea como la inolvidable ‘Masacre de Moldavia’ de “Dinastía”)… donde se reúnen esos zorros viejos y nueva camada dispuesta a devorar a la audiencia y a ellos mismos. «Han vuelto. Y no, no estás soñando» se ha convertido en el nuevo lema y homenaje del ya confirmado éxito de audiencia con aceptables críticas y la renovación en el bolsillo. Southfork tiene precio, pero "Dallas" se acaba aquí. Lo siento, no voy a engancharme a “Dallas” y eso es que son diez episodios… porque cuando uno deja de fumar… deja de fumar puros, tabaco de liar cigarritos. ¡Deja de fumar completamente! Y yo dejé el calimotxo, las masacres moldavas y las siglas J.R. enterradas en mi adolescencia… Ya sé que está J.R. como una vieja serpiente con cejas (por favor, que alguien caritativo se las corte) dispuesta a meter su veneno hasta las entrañas y da gusto que suelte frases como «Las balas no tienen mucho efecto sobre mí, cariño». Ya sé que los romances y traiciones van a estar a la orden del día y haciendo edredoning, también que las nuevas armas de ataque son puertos y memorias USB… porque como, bien nos dicen: «La industria de la perforación funciona sobre dos cosas: el lodo de la perforación… y la información». Yo prefiero perforar series si tengo completa información y, de momento, creo que “Dallas” funciona por su nostalgia que por su eficaz calidad en libretos del manual del buen villano y sus sufridas víctimas.
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