Páginas Bastardas

viernes, 23 de marzo de 2012

El perfecto desconocido: Recuerdos y Polaroids

“El perfecto desconocido”
(2011)
España
Director: Toni Bestard


Sinopsis (Página Oficial):

Mark O'Reilly, un misterioso viajero, llega a un pequeño pueblo mallorquín y se instala discretamente en un viejo comercio abandonado. 
Los vecinos pronto se entusiasmarán creyendo que Mark pretende reabrir el local y ello reanimará el pueblo. Pero un detalle pasa desapercibido para todos: Mark no tiene intención alguna de abrir la tienda. Ni siquiera habla castellano. Las verdaderas intenciones del viajero en la isla se ocultan detrás de una vieja fotografía polaroid, que le ha llevado hasta allí en busca de respuestas.

Crítica Bastarda:

“El perfecto desconocido” de Toni Bestard es en el fondo una perfecta conocida, aunque su mérito es hallar un paisaje y escenario inéditos donde ambientar su historia. El cine independiente (e incluso la comedia mainstream) siempre ha formulado la premisa de un ‘perfecto desconocido’ en un ambiente rural y antagónico, generando el choque de personalidades, tradiciones, costumbres e incluso tiempos. Más si cabe en un entorno turístico donde el cliché siempre se encuentra en el extranjero que llega para poner patas arriba la tranquilidad previa. Esta vez es un forastero el que llega a un minúsculo pueblo mallorquín y se instala, como si fuera un fantasma, en un viejo local que se encuentra actualmente abandonado y en venta. El ‘ocupante’ anónimo es descubierto por varios vecinos, que no dudarán en ayudarle a recuperar el local aunque no sepan qué negocio va a montar. La incomunicación, tema principal del filme, ubica a gran parte de esos personajes que no se dan cuenta que ese viajero no entiende nada de lo que (le) dicen y que simplemente se encuentra de paso.

El perfecto desconocido - Mark O'Reilly
Búsquedas exteriores e interiores
Un policía bienintencionado y una mujer que quiere quedarse embarazada sin importar el padre ofrecen un cariz cómico, pero al mismo tiempo irreal. Pese a moverse en ese tono de fábula, finalmente abraza los peores tics del costumbrismo, e incluso en el retrato de esos jóvenes inconformistas se hallan momentos de comedia involuntaria. Tampoco habita en “El perfecto desconocido” un tono documentalista, aunque ofrezca testimonios aislados en alguna apartada secuencia de montaje. Tal vez todo se deba a esas continuadas revisiones y reescrituras del guión original, que enfocaba la historia a una comedia coral y se ha convertido en un drama con ecos trágicos con personajes positivos y generadores de sonrisas que han sobrevivido al corte y eliminación de material.

Recuerdos y Polaroids
Observamos flashbacks que se irán completando al mismo tiempo que la memoria del protagonista, aunque la imagen es nítida pese a la lluvia y lágrimas que empañan el instante. La extinción del recuerdo marca la destrucción del paisaje perdido tanto en la memoria como en el recuerdo. Así, los hechos más insignificantes desde fuera se convierten en los mayores cambios desde dentro. Es imposible, por lo tanto, modificar el pasado, pero puede servir para purgar nuestro presente y cambiar el futuro. Al menos, el de otros. Tal vez la película se convierte finalmente en el paisaje que retrata y acaba perdida en una frondosidad y oscuridad de la que no puede escapar. No creo que catalogar una ópera prima como una oportunidad perdida o decepción sea consecuente si al menos se ha intentado filmar el final de un alargado camino llamado proyecto. Lo importante y meritorio es que el director mallorquín ha dado forma a parte de esa foto que todavía está por revelar. Más cuando otros directores patrios, con una dilatada trayectoria, todavía no han encontrado ni siquiera el botón de su cámara emocional.

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