La
primera temporada de “The Walking Dead”
fue ampliamente criticada por sus olvidos, personajes desterrados e
irregularidad manifiesta. No obstante, la mayoría de ‘caminantes’ de esas
críticas estarán de acuerdo en que sus dos primeros capítulos tenían las dosis
que se esperaba de la serie. Comento lo anterior porque aunque esta segunda
temporada de la serie, originada de los cómics de Robert Kirkman, se supone que va a ser una temporada ‘de verdad’
con carne capitular suficiente queda la duda del buen nivel que mantienen sus
dos primos capítulos. ¿Empezará a desangrarse “The Walking Dead”, en teoría, a partir de aquí y ahora? Esa duda
queda perpetuada en el primer episodio y este segundo, “Bloodletting”. Ninguno personaje está a salvo. Ese motor dramático
y de suspense resulta interesante aunque esa tensión debe (y puede) ser
manejada correctamente. De momento, esta temporada parece indicarnos que sí.
Vimos
como al final de “What Lies Ahead”
el pequeño Carl es disparado y
el grupo había quedado divido y dispersado. Es momento de (des)ordenar los
elementos e incorporar otros nuevos. Pero, antes, un flashback. Vemos cómo Lori se entera por Shane en la puerta del colegio de su hijo que su marido ha sido
herido de gravedad y está en cirugía. Debe comunicárselo al pequeño Carl. El drama queda apagado por la
distancia y el silencio y parece que se van jugar las mismas cartas pero
colocadas en distinto orden. Herchel
Greene y su hija Maggie viven
junto a un matrimonio, Patricia y Otis, en una casa aparentemente
tranquila y alejada del apocalipsis existente en el resto del mundo. Herchel es veterinario pero intenta
sacar los restos de la bala que quedaron en el cuerpo de Carl. Aunque Rick ayuda
con transfusiones de sangre el problema es mayor: hay que operar por una hemorragia interna y no tiene
utensilios para que al menos sea satisfactoria.
Nuevos peligros y tensiones |
Sophia no aparece y el grupo debe
unificarse de nuevo en la carretera.
T-Dog tiene una infección por la
herida que se hizo en el brazo y no hay antibióticos a la vista. Tal vez sea la
fiebre pero Theodore Douglas aka T-Dog le suelta a Dale que ambos son los más débiles: un viejo y el otro negro y que
tal vez deban replantearse dejar al resto. Por suerte Daryl tiene antibióticos y medicamentos de su hermano y parece que
le vuelve a salvar la vida. Lori es
llevada por Maggie a la casa donde
se encuentra su hijo gravemente herido y, de paso, salva la vida a Andrea… que parece aferrarse a la vida por segunda vez.
Con el grupo roto Dale envía a Glenn a la casa donde se encuentra el resto
para que sirva de enlace mientras el resto intentará desesperadamente dar con
el paradero de Sophia.
Puntos de vista. Pulse en la imagen para 'ampliarlos' |
Con
toda la familia reunida se plantea el drama familiar. Aquí una sola imagen deja
en paños menores a los márgenes dramáticos que pretendía “Falling
Skies” o “Terra Nova”. Todo es
más extremista y narrativamente más contundente. Ese juego de vida o muerte
debe ser resuelto por Shane y Otis, quién disparó accidentalmente a Carl. El material que necesita Herchel para operar e intentar salvar
la vida del pequeño protagonista se encuentra en un instituto que utilizó el ejército
como refugio… El problema es que está infectado de ‘caminantes’ y aunque
consiguen su objetivo quedan atrapados por una horda de zombis. Por cierto, ¿corren
ahora más que antes? Y así parece que va a ser esta temporada de “The
Walking Dead”: la vida y la muerte quedan tan cercanas como un quebrantable
hilo a punto de romperse.
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