Sinopsis (Página Oficial):
De Terrence Malick, el aclamado director
con grandes y clásicas películas como “Malas
tierras”, “Días del cielo” y “La delgada línea roja”. “El árbol de la vida” es la más
impresionante historia de una familia del Medio Oeste norteamericano en los años 50. La película sigue la vida
diaria del hijo mayor, Jack, a
través de su inocente infancia hacía su desilusión en su madurez, como así, su intento de reconciliarse con su padre (Brad Pitt) y la complicada relación que
mantienen. Jack (interpretado como
adulto por Sean Penn) se encuentra a
sí mismo perdido en el mundo moderno, buscando respuestas de los origines y el
significado de la vida mientras cuestiona la existencia del destino. A través de
la imaginería visual de Malick,
vemos cómo tanto la naturaleza en estado puro y la gracia espiritual da forma
no sólo a nuestras vidas sino a los individuos y familias, a toda forma de
vida.
1.-Lujuria
La película habla
mucho de la vida pero aquí no practican delante de la cámara el sexo ni los
dinosaurios. ¿De dónde vienen los niños Malick? ¿¡Del fondo del mar!? Hay robo
de ropa interior, alguna mirada libidinosa, poco pezón y ni una mano en el
bolsillo. Salvo que consideremos la mitosis como sexo celular…
2.-Gula
Se cuenta en algún
rumor apócrifo que el Jurado de Cannes, presidido por Robert De Niro, fue
amenazado desde la Santa Sede del propio festival para que concedieran el mayor
premio a “El árbol de la vida”… o ‘la historia los juzgaría’ (y se quedarían
sin canapés de caviar ruso y champán pagado a cuenta del Festival). La gula, al
parecer, puede hasta con Travis Bickle y Black Mamba…
Pies que huelen de nacimiento |
3.-Avaricia
Mismos defectos que
anteriores entregas. Da lo mismo que seas un soldado que no ha abierto un libro
en su vida, que seas una indígena que quiere hacerse fan de los Reyes de
Inglaterra, que niños que no sacan el lapicero ni para dibujar desnuda a su
compañera o vecina… Da lo mismo. Todos nos lanzan monólogos sobre filosofía
Heideggeriana y una percepción profunda de la vida y su entorno afectivo que
según Malick también debería tener Belén Estebán y los participantes de ‘Gran
Hermano’, ¿no? El punto de vista, como siempre, malo con avaricia.
4.-Pereza
La película parece un
anuncio de los Testigos de Jehová filmado ‘divinamente’ y con súper-estrellas
entre constelaciones dramáticas en agujeros negros. Si te encuentras perdido en
el tiempo y el espacio y tienes pereza por lanzarte definitivamente a hacer cine
experimental (donde no te comerías ni medio colín) Brahms y el National
Geographic te salvarán.
Mucha gente sólo va por Brad Pitt, que conste |
5.-Ira
Me gustaría en un
ataque de ira, ya que estamos ante una cinta tan universal y que verán nuestros
tataranietos como la obra maestra que supuestamente es, que Malick se hubiera
atrevido con la juventud presente del politono y red social, de la Juani y la
choni, del porrito y el kalimotxo, de la fama televisiva, la intrascendencia y
la pastilla del día después. Igual de profundo, ¿verdad?
6.-Envidia
Tengo envidia… Quiero
montarme en el ascensor de Sean Penn y trasladarme espiritualmente, pasando por
el Big Bang y Parque Jurásico a la destrucción futura del planeta, a esa playa
donde venden seguros de vida para volver al presente y mirar al futuro. Libre, feliz
y sin arena en los zapatos.
7.-Soberbia
Contradicciones.
Malick quiere hacer la película más-grande-y-jamás-filmada sobre la vida pero
no se da cuenta que incita a gran parte del público a que se suicide después de
su proyección o se muera de aburrimiento durante la misma. No se puede ser tan
soberbio… a menos que seas Dios, claro. Y es precisamente el punto de vista que
nos ofrece su cine. Algunos dirán que ha plantado el gran árbol cinematográfico
visto en décadas y para otros, donde me incluyo, simplemente veremos que ha
plantado todo un señor pino… que, al fin y al cabo, podría ser abono para las
próximas generaciones. Dios (que no Malick) dirá.
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