True Blood (4x06) I Wish I Was the Moon: Ojalá fuera la Luna

La conjunción de astros lunares era más sencilla de lo que pensábamos. Han costado casi seis horas de esta cuarta temporada de “True Blood” para que Sookie Stackhouse eche un polvo… y encima “I Wish I Was the Moon”, sexto episodio, se cierra con el mismo como giro de la temporada. La felicidad de un hada es lo primero para sus pretendientes vampiros y un hombre lobo que la tiene echado el ojo aunque diga que es una buena amistad. Esta temporada de la serie, que manipula a su antojo Alan Ball, estaba en un letargo previo al resplandor de un temible hechizo. Con la historia prácticamente contada de la ‘villana’ de la temporada, la bruja Antonia, empieza a despegar el resto de tramas como si esa luna llena, que prácticamente ‘llena’ todo el episodio, fuera el meridiano y punto de quiebro para un alargado desenlace. Esperemos que sea satisfactorio aunque perdonar a la Inquisición mejicanizada y el spanish de Kevin Alejandro (Jesus Velasquez) y Nelsan Ellis (Lafayette Reynolds) se me antoja imposible. ¿Comenzará esta temporada de brujas (perdón, wiccans que queda más fino) a hechizarnos por fin?

“I Wish I Was the Moon” desvela enigmas pero nos abre las puertas a nuevas incógnitas. Está claro que el trío romántico-sexual de la temporada lo forman los claros protagonistas de la serie de Alan Ball: Sookie Stackhouse, Eric Northman y Bill Compton. Lo dejaremos para el final. Pero para el principio hablaremos de nuestro evil baby  y de la fuerza sobrenatural que provoca un incendio en la casa de Holly Cleary, donde viven Arlene y Terry. Todos salen ilesos pero el primero en ‘abandonar la casa’ es el pequeño Mickey y por su puesto su muñeca encantada. El exorcismo que hicieron Lettie Mae y el Reverendo Daniels tan sólo ha valido para encabronar a la presencia… y parece que no tiene nombre pero sí rostro. ¿Otra bruja? ¿Otro espíritu? 

¿Quién es ella?

Al parecer esta temporada está monopolizada por brujos y brujas pero no son del presente sino del pasado. Almas errantes cuyo tiempo en el otro lado les ha dotado de mayor sabiduría… pero necesitan puentes de enlace con nuestra dimensión para canalizar su poder. Lafayette lo descubre ya que tiene dejar que un espíritu para salvar a su amado Jesus por una picadura mortal de una cascabel. El abuelo brujo de Jesus sabe de qué va todo aunque no comprende a su nieto y su novio: no saben contra qué deben luchar ni defenderse. Tal vez ese espíritu familiar, tío Luca, les de pistas y salvación.

Resignación ante la desconfianza

Marnie es una médium que quiere que Antonia la posea para que obre con total control de su cuerpo. Ella tiene la carne pero la bruja, violada y quemada por la Inquisición formada por vampiros, los conocimientos de la magia. Antonia toma el control y la primera deuda pendiente es contra el que fue el Padre Luis y al parecer único superviviente de su barbacoa múltiple de vampiros. Tenemos bruja y esclavo vampiro bajo su control. Y como toda esta temporada va sobre nuevos descubrimientos tenemos un par: como adelantó Luna al matar Tommy a su madre cambiaformas puedo cambiar su apariencia en otro humano. Ahora Tommy ejerce y es Sam, cuyo auténtico cuerpo y presencia está liado y ausente ante los problemas que ha ocasionado el incendio. Aparte de despedir a Sookie y darse cuenta de lo que le odia Maxine por haberla abandonado le da tiempo a cepillarse a Luna (bueno, se ofrece ella). Día completo y de regreso a su forma el chico acaba fatal. Sam recoge al que fue Sam entre vómitos y absoluto estado vegetativo. Y el que parecía que iba a cambiar era Jason pero se trata al parecer (y de momento) de una falsa alarma. Sookie le ayuda pero también descubre al encontrarse con Alcide y Debbie, que finalmente acceden a los deseos de Marcus de unirse a su manada, que las conversiones son de nacimiento y para nada como virus que se transmitan a bocados. Bueno, salvo los vampiros, claro. Jason no se transforma aunque descubre que le gusta Jessica, que corre al rescate al notarle bajo los efectos de un ataque de ansiedad. Y, por supuesto, a Jessica le gusta Jason. No hay rollo ni más por respeto a Hoyt.

¿Jessica y Jason? ¿Amor imposible?

Bill tiene una gran duda y debe tomar una de sus decisiones más difíciles como Rey, aparte de fastidiar el polvo que iban a echar Sookie y Eric. Y no es otra que quitarse del medio al vampiro que le quedaba que había tomado sangre de su amada. Pero el propio Bill se da cuenta que Eric no miente ni está bajo el control de Marnie / Antonia, simplemente ha perdido sus recuerdos y Sookie se ha encargado de protegerle. Eric, además, no se opone a la muerte verdadera que le va a infligir su Rey… simplemente le pide que Sookie sea feliz. Tal vez Bill recordase las palabras de Sookie: «Si alguna vez me has querido, no le hagas daño». Pam y Eric quedan liberados y ambos muestran las dos caras de una moneda: mientras que Pam va a cazar a Tara, que se había reconciliado con su novia de Nueva Orleans, Eric va directo al amor… Odio, amor. Amor, odio. Sookie ha encontrado la felicidad pasados seis episodios y se despide de éste con un polvo idílico a la orilla de un riachuelo. Las hadas y los vikingos son así de exigentes. Esperemos que el orgasmo colectivo llegue en el séptimo episodio: “Cold Grey Light of Dawn”.

El Rey tiene la última palabra