El género parece tan desorientado que ha acabado perdido y a la deriva interestelar. Los agujeros negros se confunden… unos están en el espacio y otros en los sufridos espectadores al borde de la sodomización por violación cinematográfica. Esta vez el pito viene de otra galaxia pero el resultado es el mismo. Se le pueden achacar muchas cosas a Ridley Scott pero “Black Hawk derribado” marcaba los nuevos delirios bélico-visuales del nuevo siglo. “Salvar al soldado Ryan” (1998) de Spielberg estampó distancias a golpe de cercanía desligándose la magnificencia inaugurada por el “Napoleón” (1927) de Abel Gance en un tríptico-panorámico. Y si la visión actual de las batallas sean pasadas (“300”) o venideras (“Avatar”) parecen a redoble del videojuego uno no entiende que “Battle: Los Angeles” (no puedo llamarla “Invasión a la Tierra” porque todo el mundo sabe que Los Angeles es el ‘planeta’ más cercano al nuestro) quiere seguir una estela documental a rebufo de la obra del director de “La teniente O'Neil” y esa disección inherente que circula entre “Independence Day” y “District 9”. Pero no tenemos un punto de vista de un grupo de ‘civiles’ supervivientes a una invasión alienígena en plan “Cloverfield” sino a otra colección de salvadores belicosos y plañideras adictas a la sombra de ojos barata.
La ‘bodrística’ sombra de Roland Emmerich parece instaurarse en la lluvia de efectos alargados hasta una destructiva extremaunción cinematográfica. Jonathan Liebesman podría fijarse y jugar con un cruce de las recientes “Jarhead, el infierno espera” de Sam Mendes y “Monsters” de Gareth Edwards pero el director de la “En la oscuridad” parece más preocupado de profundizar en grosor de sal de las palomitas.
Revisemos y repasemos sus géneros:
- ¿Ciencia ficción?: Todo lo que ocurre en la película ha pasado ya en Los Ángeles.
- ¿Acción?: Aaron Eckhart lleva puesto el maquillaje de Michelle Rodriguez.
- ¿Extraterrestres?: ¿¡Pero no lo son los habitantes de Los Ángeles!?
Defino personalmente “Invasión a la Tierra”, aparte de una película para hacer una dieta ‘marine’ (con un puñado de cereales y un zumo es suficiente para hacer la guerra contra las ‘lorzas’ venidas de otro espacio sideral) como una película laxante. Inmediatamente después de verla tuve que buscar el baño más próximo para cagar. En el retrete había una bandera inmaculada de los marines y me tuve que guiñar en la misma. No fue un accidente, simplemente fue una lluvia de meteoritos.
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