Aunque las películas principales, las diez que componen las nominaciones a la mejor cinta como las tres que copan las candidaturas a la homónima en cuanto animación, ya han sido revisadas en este bastardo blog… quedan otras categorías menores pero atractivas. El domingo toca post especial y el lunes habrá fotos exclusivas aquí… De momento, primer post dedicado a unos premios más significativos que han ganado en cuanto calidad en sus últimas convocatorias. Al menos, si uno entiende que las nominadas figuraban entre las producciones favoritas de la crítica americana y que no está “The Tourist”. Ahora, el repaso al mejor cortometraje de animación…
Dos personajes en 2D son antagonistas pero en su interior dan entrada tri-dimensional a un nuevo horizonte. Como si ambos creasen realidades cuánticas paralelas pero en superficies temporales distintas. No estamos ante una nueva incursión sci-fi ni un enésimo homenaje a “Matrix”. El legado en formato corto de Pixar pasa por exaltar los sentimientos bajo perspectivas prácticamente mudas (a nivel de diálogos) pero gestuales y musicales a su enésima potencia. Como si de una danza del sonambulismo se tratase los personajes protagonistas bi-dimensionales se guían por estímulos básicos en forma de metáfora animada. Paisajes idénticos pero temporalmente opuestos. La sencillez es tan pasmosa que no nos hace falta que nadie nos indique el título durante y después del cortometraje.
“Día y Noche” es una imprescindible cúspide-homenaje del cine de animación en 2D y su cercanía, acoplamiento, consolidación e integración en el 3D. No hace falta que nos pusiesen su título, ni siquiera que nos hubiesen contado su final porque Teddy Newton ha hecho una pequeña genialidad. Pura emoción condensada en apenas seis minutos de vibración y fusión.
“Madagascar, A Journey Diary”
No es esconde su vocación de libro de ruta y viajes… y aquí la imaginación del recuerdo, vía anotación, cobra vida animada. Es un compendio de toda clase de animaciones a modo de popurrí visual que nos traslada a un viaje del propio realizador. Se entiende, por lo tanto, que existe vocación subjetiva del animador por dotar de vida los recuerdos vividos. Desde el stop motion con coches de juguete hasta lapicero en mano “Madagascar, A Journey Diary”es un diario viviente sobre un viaje.
Y ese viaje es aquí una colección de postales en lo que parece un proyecto fin de carrera o Master (completo) de animación. Existe esa fusión de fotografías pintadas en brochas de 3D y personas reales que conforman un viaje con tendencia al clip visual que gana desde que se adentra en el camino hacia la muerte y la Famadihana, ‘el regreso de los muertos’, que se celebra en Madagascar. Los muertos son levantados de sus tumbas y se les hace danzar en una fiesta para amortajarles de nuevo y regresarles con ron, billetes y fotografías antes del abandono al descanso eterno… Aunque el cortometraje cede a cierto punto tétrico se trata de una celebración de la existencia, de la experimentación, del recuerdo y de las ganas de vivir (¿tendrá algo que ver con esa camiseta del Barcelona que aparece?).
Más que una huida corpórea de Bastien Dubois parece que se pretenden cuotas mayores. Alcanzar una simbiosis de la añeja animación, muerta para algunas, con las últimas tecnologías vivas. Podría compararse incluso con “Día y Noche” de Teddy Newton, también nominado al Oscar al mejor cortometraje de animación, en ese concepto de lo que nuevo necesita a lo viejo y viceversa para complementarse y celebrar que la sucesión de imágenes, pintadas a mano o a máquina, vive y resucita a golpe de viaje a las raíces y, por supuesto, con unas perpetuas lápidas llamadas premios.
“The Gruffalo”
Voces de Helena Bonham Carter, Tom Wilkinson, John Hurt y Robbie Coltrane. Animación a clase, medios y criterio. Con todo lo anterior se tienen numerosas batallas ganadas sobre todo si se está adaptando un cuento infantil popular que ha vendido millones de ejemplares. Al parecer (un momento, que voy a colocarle mis gafas de pasta gruesa) se basa en una leyenda china sobre un zorro y un tigre.
Hay cierta predisposición al cuento dentro del cuento con esa mamá ardilla entretenida por sus vástagos. Ese punto de partida es brillante: la madre es ‘asaltada’ por un búho en la puerta de su casa pero sobrevive. Sus hijos no desean que vuelva a salir fuera para recoger la nuez que se ha quedado en el exterior y la retienen con la excusa del cuento que vamos a ver. “The Gruffalo” cumple perfectamente con su función de entretener y tiene ciertos espolones interesantes con humor negro animado a golpe de incisos en la historia. El ingenio para sobrevivir es llevado por una imagen bidimensional frente al 3D y las secuencias en la mente del ratón siendo devorado por sus ‘encuentros’. Aunque el cortometraje de Max Lang y Jakob Schuh es una mera transcripción del cuento hay cierta imaginación en un mundo inhóspito que podría enlazar con “Alicia en el país de las maravillas” y el ratoncito-lechera. La definición del 3D es tan notable que parecen muñecos reales en stop motion en algunas ocasiones.
Mejor conformarse con lo que uno tiene aunque si se sueña, mejor con una pesadilla aterradora que nos haga despertar hacía la realidad. Todo el mundo teme algo… y a alguien. Como siempre la inventiva para aterrorizar puede ser un arma manipuladora. El terror, desde luego, también amansa a las fieras y mucho menos entiende de tamaños sino de necesidades alimenticias.
“Let's Pollute”
— Siempre compra el doble de lo que necesites.
— Nunca uses la misma cosa dos veces.
— Gasta el doble que ayer.
— Nunca lo pienses dos veces.
Geefwee Boedoe se lo guisa y se lo come y, por supuesto, nos contamina con su talento. Escrito, dirigido y producido por él mismo “Let's Pollute” nos da lecciones de cómo y por qué tenemos que contaminar. Desde la historia hasta la prehistoria cerebral. Pasa por caja y compra, no recicles y destruye el mundo que te rodea. Sigue los pasos que se te indican hacía la autodestrucción si le reporta algún beneficio a alguien, etc. Los mandatos subliminales han pasado a mejor vida porque en caso de extrema necesidad lo suyo es ser claro, directo y conciso.
“Let's Pollute” parece muy interesante pero funcionaría mejor como anuncio que como falso teatro educativo. Se habla de este espíritu de las películas educacionales o vídeos educativos tan habituales en los ‘50 y ’60 y de esa sátira que nos recuerda la herencia que dejaremos a nuestros descendientes por aumentar la economía. La contra psicología conductiva parece funcionar y divertirnos pero en este caso aburrirnos levemente por repetición de esquemas y argumentos. Si la publicidad tiene que ser lo más directa aquí se engalana con discursos reiterados aunque con gracia y fin en forma de aguijón.
¡Deja tu cerebro apartado y consume!
“The Lost Thing”
Andrew Ruhemann y Shaun Tan presentan un corto que habla de temas bastantes trascendentes: la soledad, la diferencia, la alineación de una sociedad individualista, marcada con números y maquinizada.
Lo hacen narrándolo con voz en off y con cierto romanticismo por cuentos del pasado. Precisamente el gran defecto de “The Lost Thing” es que, pese a ese aire de originalidad y premios que ha conseguido, no sorprende como debiera.
Un coleccionista de chapas (sí, es un friqui y tiene la apariencia de friqui) encuentra un misterioso e indescriptible ser ‘enlatado’. Pese a intentar buscar una explicación de su naturaleza no la encuentra. Lo distinto, distinto es, ¿no? Hay cierta condescendencia por la fragilidad de la emoción en la amistad y el descubrimiento. Tiene algún plano resultón y banda sonora apañada… Ni objetos perdidos ni un mundo sobresaturado de señales que llevan a ninguna parte. Falta humor y grandeza en ese mundo donde la diferencia es apartada en lugares remotos y sin posibilidad de escape. Podría ser un gran mural animado de Miró y alcanzar por un instante la genialidad de “Mi vecino Totoro”. Ni lo uno, ni lo otro. Falta sangre y empatía. Posiblemente a “The Lost Thing” carezca de algo que sólo se consigue en lugares remotos y perdidos… y que se llama magia.
And the winner is…
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